Setenta y cinco días lleva ya la huelga de hambre de los presos políticos mapuches y la única respuesta del Estado es más represión. El sábado anterior, familiares de dos mapuches fueron heridos y detenidos, por reclamar a las afueras de un hospital, atención para los dos huelguistas que fueron llevados con engaños hasta la casa de salud. De otra parte, los grandes ventarrones se llevan hasta los techos de las casas al norte de Puno, en Perú.

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