En Febrero de 1971, nace en Toribio el Consejo Regional Indígena del Cauca, bajo el lema “Unidad, Tierra y Cultura”. Sabiamente los fundadores de esta organización lo primero que hicieron fue unirse entre indígenas y campesinos para plantear políticas que permitieran recuperar las tierras que estaban en manos de los grandes terratenientes. Igualmente, este lema expresó la lucha de las comunidades para mantener la cultura como un patrimonio único de los pueblos en el Cauca.

En estos 40 años de duro trabajo no ha sido fácil la lucha de los pueblos organizados porque los gobiernos de turno siempre han buscado cooptar la organización con promesas de proyectos que no cumplen las verdaderas necesidades de los pueblos marginados del país. De la misma forma, los procesos indígena y campesino han puesto mucha gente que entregó la vida en diferentes luchas con el propósito de dejar un camino marcado para que las nuevas generaciones consigan que el estado respete el derecho a la vida.

Ya han pasado 40 años de trabajo organizativo continuo donde el mayor logro ha sido la recuperación de tierras y la creación de los resguardos indígenas. Esto ha fortalecido a las comunidades porque permitió que muchas familias pudieran tener acceso a la tierra para sembrar los alimentos que se requieren para crear soberanía alimentaria. También existen muchos desaciertos en la organización porque algunos líderes que han tenido muy buena trayectoria han creado organizaciones contradictorias como la OPIC y los Nietos de Quintín Lame. Estos nuevos grupos organizados han desestabilizado al CRIC, porque a través de la difamación irresponsable han generado conflictos graves al interior de la organización. Estas contradicciones de organizaciones paralelas solo han permitido que el gobierno nacional utilice a las comunidades indígenas a su servicio logrando desestabilizar un proceso de lucha que se ha mantenido en el tiempo.

De igual manera, es necesario señalar las contradicciones políticas que han surgido en el tiempo. En muchas ocasiones, algunos líderes han profesado discursos acordes al pensamiento comunitario pero en la práctica han hecho todo lo contrario. Ante esta situación logramos entender que nuestros mismos líderes indígenas están cayendo en la trampa de la politiquería y le están dando pretextos a las organizaciones contradictorias para que sigan dividiendo el pensamiento de las comunidades.

Es importante reconocer que a pesar de los desaciertos, la organización ha logrado demostrarle al país y al mundo, que la unidad es un pilar fundamental para hacer valer los derechos constitucionales que le pertenecen al pueblo. Esto se ha logrado no por voluntad del gobierno sino por un largo trabajo de conciencia comunitaria y guiado por los mandatos de las asambleas y los congresos.

Es por eso que la celebración de los 40 años del CRIC debe ser un espacio donde podamos evaluar los logros y las dificultades y de acuerdo a eso proyectar a corto, mediano y largo plazo nuevas políticas que permitan mantener al movimiento indígena en alianza con otros sectores sociales del país.

Ahora es tarea de la nueva dirigencia globalizar la resistencia para defendernos de los modelos de colonización que implementan los gobiernos por medio de las explotaciones de los recursos naturales y la militarización de los territorios. Tierras donde el movimiento indígena ha trabajado por 500 años, en donde se han gestado los Proyectos de Vida que han logrado consolidar comunidades más conscientes y organizadas. Por eso consideramos la gran necesidad de unir las luchas de los pueblos indígenas con los demás sectores sociales del continente, porque sabemos que el proyecto neoliberal no solo afecta los pueblos indígenas, sino a países y a pueblos completos.

El llamado es que todas las organizaciones sociales continuemos los proyectos de resistencia para hacerle frente a la gran amenaza del proyecto económico de muerte que está acabando con la vida toda. Sabemos que las luchas solo se ganan si nos unimos todos: pueblos, organizaciones, sindicatos, estudiantes, indígenas, afrodescendientes, campesinos y todos quienes creemos en un futuro para todos y no para unos pocos codiciosos que en nombre del desarrollo nos matan y nos esclavizan.

Por ahora al Consejo Regional Indígena del Cauca CRIC, solo le queda continuar unificando las bases que se han desintegrado y proyectar nuevos ideales políticos que conlleven al bienestar social de las comunidades y del medio ambiente. Es deber de todos contribuir en el fortalecimiento del CRIC aportando ideas y participando en las decisiones colectivas. También, exigiendo que estas decisiones se cumplan para que la esencia con la cual se creó el CRIC hace 40 años, el pensamiento comunitario, perdure por muchos años más inspirando las luchas de quienes trabajamos por construir un mundo justo.

Tejido de Comunicación