Mientras el gobierno nacional le sigue recortando al presupuesto público para invertir en militares, recompensas y armas para la guerra, los derechos como la educación y la salud cada día se siguen privatizando. El recurso que nos corresponde por inversión social, sí llega a los territorios. Lo hemos visto. “Son las avionetas llenas de militares, bombas y balas que nos están matando”, manifestó un comunero en el trabajo de comisiones, realizado durante el segundo día de asamblea, en Tacueyó.
La asamblea de acompañamiento y defensa del Cxhab Wala Kiwe, realizada en el resguardo indígena de Tacueyó durante los días 7 y 8 de abril, tuvo dos momentos. Con la participación de unos 1.000 niños, niñas y jóvenes de las instituciones educativas de Toribío, el primer día se realizó la posesión de los cabildos escolares, con el propósito de fortalecer desde la niñez el proceso organizativo. De igual manera, a través de juegos, pinturas y dibujos, los niños y niñas expresaron, desde su pensar y sentir, un pronunciamiento frente al conflicto que se vive en los territorios.
El segundo día de asamblea se realizó en la vereda La Playa del resguardo de Tacueyó. Alrededor de ochocientos comuneros y comuneras de este resguardo, se reunieron con las autoridades tradicionales de la zona para analizar los últimos hechos ocurridos en el territorio, decidir sobre las acciones a seguir como comunidad y organización y emitir un pronunciamiento público frente a la intervención de los grupos armados en el territorio. El trabajo de este día se inició con un análisis de los últimos hechos ocurridos en el resguardo de Tacueyó y en general a nivel zonal y regional, como también sobre los efectos del conflicto armado en los territorios indígenas. Frente a las realidades que se están viviendo en los territorios, las autoridades animaron a la comunidad para seguir en unidad por la defensa de la organización, el territorio y los derechos como pueblos.
Posterior al análisis de las problemáticas, se desarrolló un trabajo de reflexión y propuestas frente al quehacer, este ejercicio se realizó en cuatro grupos Mujeres, hombres, jóvenes y niños. En cada uno de los grupos de reflexión se manifestó el dolor y la desesperanza que siente la comunidad ante lo sucedido en el territorio.
Los jóvenes manifestaron su inconformismo por la utilización de la que son objeto, pues faltan de oportunidades para su pleno desarrollo, situación de la que se aprovechan los grupos armados para reclutarlos y ponerlos a su servicio. También mencionaron la actitud consumista que se genera desde los medios masivos de comunicación y la propaganda a la institucionalidad. Los niños pidieron que los grupos armados se alejen de sus viviendas, sus escuelas y la comunidad, dijeron que los combates y las armas los asustan y los ponen en riesgo. Las madres y padres de familia siente que hace falta mayor diálogo y cercanía con sus hijos, falta “educar nuevamente desde el fogón”. Expresaron sus temores frente a los riesgos a los que están expuestos sus hijos, al ser asediados constantemente por los grupos armados. Las mujeres plantearon el fortalecimiento de la familia desde el espacio cultural y ratificaron su decisión de no parir más hijos para la guerra.
Hubo manifestaciones de profunda indignación por al actuar de los grupos armados y sobre todo frente a la operación militar que se dio en la vereda Gargantillas el pasado 26 de marzo. Ese ataque militar no resultó tan exitoso como lo presentó el presidente Santos. Se dispuso todo un arsenal de armas, helicópteros, bombas granadas y militares, para dar el ‘gran golpe’, para combatir a las FARC y después presentar los ‘grandes resultados’. Pero falló la inteligencia, pues “las supuestas fuerzas especiales de las FARC, resultaron ser jóvenes y niños recién reclutados, que mientras dormían fueron bombardeados por la fuerza pública”, afirmó uno de los participantes de la asamblea. Otro comunero manifestó: “Ante lo que estamos viviendo en el territorio, no podemos seguir quietos ni callados por el miedo, pues con el pretexto de que los unos combaten a los otros nos están matando, sólo por tener el dominio del territorio y de nuestros recursos”. Tampoco podemos acostumbrarnos al conflicto, a que maten a nuestra gente y después conformarnos con demandarlos para que ‘paguen’, eso es hacerle el juego a quienes negocian con la vida. Frente a lo sucedido los dos actores armados son culpables, a ninguno se le puede dar la razón. Asesinar no tiene justificación.
Después de las reflexiones por grupos, los participantes de la asamblea de acompañamiento y defensa del Cxhab Wala Kiwe, proponen que se realicen las siguientes tareas con y desde las familias, la comunidad y las autoridades tradicionales:
• Los padres y madres debemos dialogar más con nuestros hijos, enseñarles a querer y trabajar la tierra. Como padres, debemos ser sus ejemplos de vida.
• Que la educación, la salud y todos los programas sociales respondan a la realidad que se vive en los territorios, que formen en principios de vida y que permitan fortalecer los planes de vida para no depender de un modelo extraño que se impone.
• Mejorar la situación que se vive en el territorio es compromiso de todos, no sólo de la comunidad y las autoridades indígenas, lo es también de las instituciones: del gobierno departamental, nacional, de las organizaciones defensoras de derechos humanos y hasta de la iglesia que también tiene su parte de responsabilidad. Todos tenemos un compromiso con la vida y debemos asumirlo.
• Como no podemos luchar solos, debemos apoyarnos con otras comunidades, organizaciones y pueblos para exigir el respeto a la vida y los territorios de manera articulada.
• Llamar urgente a sesión del Nasa Üss yxu´phenxi para hacer el juzgamiento interno a la insurgencia y a la fuerza pública por los hechos. Que una comisión de autoridades adelante la demanda nacional e internacional de los dos actores armados.
Mientras en los grupos de reflexión se comentaban los hechos ocurridos en Tacueyó, entre las autoridades indígenas se generaba gran preocupación por los combates que se registraban desde la mañana en varias comunidades de Caloto.
Finalizado el evento, la comunidad agradeció a las autoridades y programas comunitarios por el acompañamiento y apoyo. “Gracias por compartir el dolor que ahora nos agobia como comunidad”, manifestó el presidente de la vereda La Playa. “Hoy la esperanza, el futuro y la vida de nuestros hijos está en la comunidad y en la unidad de nuestro proceso”, afirmó una joven madre mientras amamantaba a su hijo.
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