Reflexionado sobre la enorme riqueza que posee Colombia, donde se subastan los recursos minerales para atraer  inversionistas  que  ‘fomenten el desarrollo’, si hubiese ‘inversión’ nos preguntamos ¿qué es lo que hace que la mayor parte de sus habitantes vivan en condiciones de pobreza y el desempleo aumente constantemente a tal punto que no permita alcanzar una verdadera calidad de vida de su población?.

Podemos decir que es un país de contrastes políticos, económicos y sociales, además permeado por un constante conflicto armado que azota en todos sus rincones.  Pero los medios oficiales sólo se interesan por mostrar el lado positivo o una mínima parte de la realidad, porque la desinformación y el conflicto en Colombia son un negocio rentable para quienes tienen el poder, los que gobiernan y trabajan en nombre privativo. Se juega con la información  y se suministra lo contradictorio llevando a las personas a no saber qué creer ni qué pensar siendo este el método para no enterarse de lo real o saber de  una realidad que se trasformó por conveniencia.

Con esta desinformación es que hoy se sigue trabajando por la aprobación de los TLC, donde los ganadores no son los colombianos por más que se maquille y se muestre como la gran ventaja para nuestro país.  Siempre será nefasto para  los pequeños empresarios  porque TLC es sinónimo de mercancía y en esta lógica lo que está en el  comercio se vende o se compra para privatizar y expandir capital. Lo que realmente se busca con el mercado libre es monopolizar  la economía y para este sistema todo se puede comprar.

Como ya existe un conflicto, con lo que se viene realizando y se si aprueba TLC el conflicto aumentará y consigo la pobreza, esto es una muestra clara de el gobierno usa el argumento de ‘Luchar contra la pobreza’ para conseguir el apoyo internacional con recursos para continuar con el proyecto de expropiación y privatización, lo que genera el conflicto y agudiza la pobreza de nuestro pueblo.  Podemos concluir que pobreza y conflicto en Colombia seguirán hasta que no se cambie la forma como se gobierna.

Por el panorama tan amplio y crítico que atraviesa la nación, por el cúmulo de miedo y desesperanza que vive la gente en medio de su desolación sólo buscan rescatar las tierras que les fueron usurpadas violentamente por grupos ilegales. Frente a la terrible situación de tantas personas desplazadas y vulneradas, el estado se ha encargado de generar mucha más confusión en el proceso de reparación, creando más conflictos  entre las mismas personas, dejando como propietarios legítimos a quienes por medio del terror despojaron y a acabaron con muchas vidas como el caso de sur de Bolívar y el Cauca, entre otros departamentos.

En esta conmoción, la pobreza no debe verse como mercancía política. En la actualidad se refleja de esa forma y lo sienten más las víctimas al momento de la exigibilidad de sus derechos. La manera en que se muestra el desarrollo de esta política se interpreta como una garantía pero su proceso en gran parte son obstáculos que no permiten la garantía de su pleno derecho.

Un ejemplo claro es la nueva ley de víctimas y restitución de tierras, sólo es víctima quien llena unos requisitos y a quien cumpla esa condición se le otorga el título de víctima. Pero ‘los que no cumplan con todo los documentos’ no pueden ser resarcidos en sus derechos vulnerados, además discrimina el sentido colectivo porque el hecho de que pase en un territorio afecta a toda una comunidad y frente a esto no se repara.

En este contexto vemos que el gobierno ha convertido  la política en mercancía y de la forma como se ha plasmado ha generado dos líneas divisorias  una la de los ricos que tienen todo a su disposición para cumplir sus fines (leyes, militares y recursos económicos), la otra línea creada es la de los pobres que pagan todo las consecuencias de esta acumulación de capitales.

Tejido de Comunicación  ACIN