El pasado viernes, el exsubdirector del DAS José Miguel Narváez, en entrevista en W Radio, desmintió los cargos en su contra. El Espectador invitó a la periodista Claudia Julieta Duque, quien se ha declarado víctima del DAS, a dar su versión.

El exsubdirector del DAS José Miguel Narváez alcanzó en las últimas horas dos importantes triunfos en su estrategia de defensa jurídica y política: en un hecho sin precedentes, el jueves logró la ruptura procesal en el llamado caso de las ‘chuzadas’, que dilatará su juicio al menos por tres meses; y el pasado  viernes en la emisora W Radio se defendió durante 63 minutos de las acusaciones en su contra por paramilitarismo, homicidio, secuestro, interceptaciones y seguimientos ilegales a la oposición.

Al terminar la entrevista, Narváez Martínez aseguró que cualquier oyente tendría que creerle, porque lo orquestado en su contra es una “retaliación” paramilitar. Minutos antes había afirmado que “jamás” fue asesor ideológico de las Autodefensas Unidas de Colombia (Auc), ni elaboró documentos ni participó en reuniones para buscar la desmovilización del paramilitarismo.

Como ha sido su costumbre, el exsubdirector del DAS arremetió contra fiscales, investigadores y exparamilitares que lo han señalado de ser uno de los más importantes ideólogos de las autodefensas y preguntó dónde están las pruebas —más allá de los testimonios en su contra—. “¿Por qué razón si estos jefes de las autodefensas han sacado videos, han sacado fotos, han sacado grabaciones cuando acusan y hemos visto así a algunos congresistas, por qué no sacaron fotos y videos de la conferencia que yo les dicté?”.

Lo que no se conoce hasta ahora es que sí existe prueba documental que vincula a Narváez con el paramilitarismo en calidad de asesor y profesor de las Auc.

Un documento encontrado en la memoria usb de Carlos Castaño, que se encuentra en poder de la Fiscalía hace tres años y que inexplicablemente no ha sido utilizado en ninguno de los procesos en su contra, comprueba que José Miguel Narváez Martínez no sólo era asesor del paramilitarismo, sino que fue el gestor de los primeros comunicados de las Auc que abrieron la puerta al proceso de paz con el gobierno Uribe.

Se trata de un correo electrónico enviado a Salvatore Mancuso el 24 de agosto de 2002. Días antes, el 12 de agosto, las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá habían hecho pública su “voluntad de paz y disposición de entablar un proceso de reinserción cuando el Gobierno lo considerara necesario”.

En el correo electrónico, guardado bajo el nombre _OY.doc en la carpeta “archivos importantes”, Carlos Castaño muestra su preocupación por la actitud asumida por su hermano Vicente frente a una eventual negociación, la necesidad de abandonar el narcotráfico como fuente de financiación y el posible cese unilateral de hostilidades del paramilitarismo, que a la postre se dio el 29 de noviembre de 2002.

“Muy importante la reunión y el asunto que menciona en su mensaje. Ya el doctor Visbal y el profesor Narváez nos habían solicitado esta semana, a título personal según ellos, que hiciéramos público el anuncio del cese de hostilidades. La verdad Mancuso, fue que yo no creí que al presidente le interesara esto, y más bien imaginé que era deseo de ellos llevarle ese mensaje al presidente como un logro de su visita a nosotros. Hoy veo que es cierto”.

Según el informe del CTI (N° 41780), del 23 de julio de 2008, elaborado tras analizar el contenido de la usb entregada a la Fiscalía 47 de Justicia y Paz por Hébert Veloza García, alias HH, “los nombres relacionados como Dr. Visbal y el profesor Narváez corresponderían a Jorge Visbal Martelo, entonces congresista por el Partido de la U, y José Miguel Narváez, subdirector del DAS en la época de Jorge Noguera, asesor del Ministerio de Defensa en temas de inteligencia y catedrático de la Escuela Superior de Guerra”.

El documento comprobaría que Narváez, contrario a lo que afirmó sobre no haber conocido a Carlos Castaño ni a ningún comandante paramilitar, se reunía con ellos y era considerado como su “profesor”. También abre interrogantes respecto a los contactos que, según Castaño, le permitían “llevarle” mensajes al “Presidente”.

Aunque la existencia de este correo electrónico no representa prueba alguna respecto a la participación del exsubdirector del DAS en homicidios como el de Jaime Garzón o Manuel José Cepeda, o en secuestros como el de Piedad Córdoba, sí reafirma los dichos de al menos siete excomandantes paramilitares que lo han vinculado como ideólogo de alto nivel de las Auc, y daría al traste con la defensa de Narváez, según la cual no hay evidencias distintas a los testimonios en su contra.

El texto deja en entredicho también la actuación del hoy embajador en Perú, Jorge Visbal Martelo, a quien la Corte Suprema le abrió recientemente investigación por sus vínculos con grupos paramilitares y con quien Narváez ha tenido una relación laboral y personal desde hace más de 25 años, según lo afirmó él mismo en W Radio.

La pregunta que surge entonces es por qué hasta ahora la Fiscalía General de la Nación no ha incorporado el contenido de la usb de Castaño a las investigaciones que se adelantan para establecer los nombres de los asesores, financiadores, cómplices, ideólogos y promotores del paramilitarismo. Esta información está en estricta cadena de custodia desde julio de 2008, cuando fue entregada por alias HH a la Fiscalía, el mismo que intentó desmentir las declaraciones de Jorge Iván Laverde, alias El Iguano, respecto al propio Narváez.

Por: Claudia Julieta Duque / Especial para El Espectador | Elespectador.com
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