El pulso entre la oficialidad del Ejército y el Presidente terminó a favor de los oficiales de dicha fuerza que jamás aceptaron estar bajo las órdenes del Almirante Cely y lo representa la Armada en la lucha contra la subversión. Con el nombramiento del general Navas en la comandancia general de las Fuerzas Militares queda conjurado, por ahora, el malestar en la fuerza más grande y sobre la que recae, históricamente, la responsabilidad del orden público en el país.