Nuevos  informes de la Agencia Internacional de la Energía confirman que el  aumento del consumo energético en los países en desarrollo no  beneficiará a los más pobres.            
El  próximo 9 de noviembre –y como todos los años- la Agencia Internacional  de la Energía estará dando a conocer su Prospectiva Mundial para la  Energía. Como adelanto, la agencia ha liberado con anterioridad algunos  datos correspondientes a dos capítulos del reporte: uno relacionado con  el acceso a la energía y otro con los subsidios a los combustibles  fósiles. 
En  el primero (“Energy for All”, dado a conocer el pasado 10 de octubre)  la agencia estima que en el mundo en desarrollo hay alrededor de 1,3 mil  millones de personas que no tienen acceso a la electricidad y 2,7 mil  millones que no acceden a fuentes limpias para cocinar (esto es, que  solo cuentan con biomasa utilizada en cocinas ineficientes y  contaminantes). Informa también que para el año 2030, en el mejor  escenario de inversiones orientadas a este fin, aún habrá mil millones  de personas sin acceso a la electricidad y se mantendrán los 2,7 mil  millones sin acceso a fuentes de cocción.
Suele  argumentarse que las grandes inversiones en aprovisionamiento de  energía y la inevitable consecuencia de aumentar las emisiones de gases  de efecto invernadero en los países en desarrollo, está relacionada con  la necesidad de llevar energía a las poblaciones que aún carecen de  ella. Sin embargo los datos no reflejan esta realidad.
Llevar  electricidad a toda la población del planeta aumentaría la generación  eléctrica solamente en 2,5% y ofrecer acceso total de energía a la  población mundial incrementaría la demanda global en apenas 1,1%, en  ambos casos teniendo como horizonte el año 2030. La demanda de  combustibles fósiles con este objetivo aumentaría un 0.8% y el aumento  de emisiones de CO2 crecería solo un 0,7% para esa misma fecha. “El  premio seria la mayor contribución al desarrollo económico y social y  ayudaría a evitar la muerte prematura de 1,5 millones de personas por  año” dice el reporte. 
Inversiones
Para  alcanzar el 100% de cobertura energética (es decir, llevar electricidad  y fuentes de cocción limpia a todos los pobres del mundo en desarrollo)  el informe estima que se requiere una inversión de 32 mil millones de  dólares anuales. ¿Es esto mucho o poco?
El  segundo informe de los dos referidos al inicio de este artículo,  contiene ciertos datos que pueden dar algunas pistas para responder esta  pregunta. Según lo adelantado en conferencia de prensa el pasado 4 de  octubre, el “IEA analysis of fossil-fuels subsidies” informa que  los subsidios destinados a los combustibles fósiles alcanzaron los 409  mil millones de dólares solo en el año 2010. Y que esta cifra aumentará  hasta los 660 mil millones de dólares en el año 2020. 
Esto  significa que los fondos aportados como subsidios a los combustibles  fósiles tan solo el pasado año representan 10 veces el volumen de  recursos requeridos para solucionar los problemas de acceso a la energía  de todo el mundo pobre. No se ha adelantado en este reporte como se  distribuyen estos subsidios en el mundo, pero de acuerdo a los reportes  de años anteriores, la mayoría de estos subsidios se otorgan en los  países en desarrollo.
El  documento también informa que en ese mismo año de 2010 año el subsidio a  las fuentes renovables fue de 57 mil millones de dólares. Esto es menos  del 14% de lo que se le destinó en subsidios a los combustibles  fósiles. 
En  el caso particular de América Latina el documento informa que existen  31 millones de personas que no tienen acceso a la electricidad (7% de la  población) y 85 millones sin acceso a fuentes para cocinar (19%). Los  requerimientos financieros para llevar energía al total de la población  se estima en 200 millones de dólares para cocción y 300 millones de  dólares para electricidad. 
¿Energía para todos?
Los  gobiernos de los países en desarrollo suelen afirmar que es necesario  aumentar el abastecimiento energético fundamentando su argumentación en  la carencia energética de los sectores más pobres. En el contexto de las  negociaciones de cambio climático, sostienen además, que esto justifica  su aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero.
Sin  embargo, estas proyecciones de la Agencia Internacional de la Energía  dejan en claro que ni el aumento de la oferta energética, ni la demanda  de recursos, ni el aumento de las emisiones pueden fundamentarse  apelando a los requerimientos de energía de los sectores pobres. La  cantidad de personas sin acceso a la energía se mantendrá, aún después  de haber hecho todas las inversiones proyectadas. Por otra parte, los  fondos para llevar energía a los sectores pobres pueden obtenerse  redirigiendo parte de los subsidios a los combustibles fósiles. Esto, de  paso, contribuiría sustancialmente a la reducción de emisiones. 
Evidentemente,  el aumento de consumo energético, las mayores emisiones de gases de  efecto invernadero y la mayor demanda de fondos tienen otros  destinatarios.
Gerardo Honty es investigador en energía y cambio climático de CLAES (Centro Latino Americano de Ecología Social)
http://alainet.org/active/50130
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