La Región Pacífica de Colombia, donde vivimos los Wounaan, es una vertiente selvática, que posee una riqueza cultural de muchos pueblos entre indígenas, afrodescendientes y campesinos.

 

El Pueblo Wounaan puebla la región desde tiempos inmemoriales, pervivimos a través de la historia que incluye la invasión de nuestro territorio por los conquistadores de cada tiempo.

 

Nuestro territorio tradicional comprende desde la cuenca media del río San Juan hasta el delta o su desembocadura en el Océano Pacífico, al norte la parte baja del río Baudó y al sur Bahía Málaga y Buenaventura.

 

Los Wounaan del (río) Bajo San Juan convivíamos en armonía con nuestra Madre Tierra desde la Creación en las playas del río Baudó.

 

En la agricultura teníamos la facilidad de recoger de gran cantidad de cultivos. Los cazadores cazaban animales en poco tiempo, así como los pescadores.

 

En esa época no había los grandes proyectos que hoy impulsan el gobierno nacional y empresas multinacionales.

 

Con estos grandes megaproyectos nos contaminan el medio ambiente y por lo tanto la Madre Tierra hoy en día ya no da lo mismo, ni cultivos, ni animales, ni bosques. Nos están destruyendo el sistema global.

 

Ahora estamos inundados. La inundación nos causó un grave problema, nuestra casa la iba llevando la corriente del río crecido. Los cultivos se dañan, nos trae enfermedades como malaria, gripa, infecciones de la piel.

 

Por segundo año seguido perdimos los cultivos, lo poco que tenemos para el sustento está bajo el agua. Después de las inundaciones y pérdida de lo que tenemos vienen con las ayudas humanitarias, pasamos de gente con territorios e indios con derechos a damnificados asistidos por “manos bondadosas” y a comer enchuspados y enlatados.

 

¿Será que el mundo se está acabando? Es que ya no funciona como antes. Lo aprendido en miles de años ahora se queda corto. Ni la altura de las casas queda buena. También los animales andan como confundidos.

 

Mientras estamos con el agua al techo en Durban no hubo compromisos serios. Hasta 2020 ya no habrá nada que obligue a los países a reducir los gases con los que contaminan la atmósfera. Lo que en palabras sencillas quiere decir que el agua seguirá subiendo y los daños seguirán por todas partes.

 

Esto nos trae el pensamiento de que no serán los gobiernos ni sus patrones los que van a arreglar el daño. Ellos no otorgan nada. Somos los pueblos, los movimientos, los que podemos presionar y alcanzar los acuerdos necesarios para no ahogarnos, por acá, ni quemarnos o congelarnos, en otras partes.

 

Tal vez el mundo no se está acabando pero todas las criaturas están gritando. Una alerta -ojalá todavía- temprana de la Madre Tierra.

 

Boletín Dochaar
Escuela de Comunicación para la Vida
Asociación de Autoridades Wounaan del Pacífico, CAMAWA
Litoral del San Juan, Chocó, Colombia