Al confirmarse, en segunda instancia, la condena de 30 años de prisión, proferida contra el coronel (r) Plazas Vegas, el país nuevamente se divide entre quienes consideran que el fallo es ejemplarizante y constituye una prueba de que la justicia se demora, pero llega, y quienes califican la decisión judicial como una persecución contra un héroe que lo único que hizo fue defender la democracia y la institucionalidad, en la llamada retoma del Palacio de Justicia en 1985.