"La guerra del agua surge del área rural, de agricultores y campesinos que analizan la Ley 2029 que se promulgó en octubre de 1999, en la que establece el mercado de aguas; en 5 años dejaban de ser bien común para ingresar a la libre oferta y demanda de aguas, este fue el motivo principal que atizó la llama que explotaría en abril del 2000, con la denominada Coordinadora de Aguas", indicó a Radio Fides, el líder de las jornadas de abril, Oscar Olivera.

"No fue el único motivo, los pobladores del área rural, el 4 de noviembre, cercan a Cochabamba pidiendo volver a las tarifas anteriores ya que las mismas subieron hasta en un 300%, alertando a los citadinos y finalmente el monopolio absoluto de Aguas del Tunari, que sin más de 10 mil dólares de capital ofrecía invertir hasta 300 mil para el proyecto Misicuni. La privatización del agua fue la razón fundamental por la que luchamos en la guerra del agua", remarcó.

En septiembre de 1999, impulsada por el Banco Mundial, la multinacional Bechtel firmó un contrato con Hugo Banzer, Presidente electo, para privatizar el servicio de suministro de agua a Cochabamba. El contrato fue oficialmente adjudicado a la empresa Aguas del Tunari, un consorcio empresarial en el que Bechtel participaba con el 27,5 %, las mismas que impulsaron el precio del agua potable. Todas estas acciones culminaron en protestas de la guerra del agua del 2000.

Las movilizaciones provocaron la declaratoria de estado de sitio que derivó en el asesinato de Víctor Hugo Daza, de 17 años, producto de una bala de un francotirador, miembro de las Fuerzas Armadas. Finalmente el Gobierno nacional rescindió el contrato con Bechtel.

"Un día como hoy se determinó que Aguas del Tunari se retirara del país y que la administración pase a manos de los propios cochabambinos, hoy a doce años, seguimos con los mismos problemas de abastecimiento de agua y nada ha cambiado. Lo que queda es el recuerdo de unidad", puntualizó Olivera.

Según Olivera el actual Presidente y Vicepresidente, Evo Morales y Álvaro García Linera, respectivamente, fueron parte de la lucha que unió a regantes, campesinos, citadinos, desempleados y hasta hoteleros, con la visión de unificar al pueblo en una causa aglutinada en la Coordinadora del Agua. "Me siento frustrado porque estoy triste y cabreado, es que se le entregó a García Linera y Evo Morales la misión, como parte de la guerra del agua, dar el poder al pueblo en función a lo que la gente reclame y hoy en el poder hacen lo contrario, están destruyendo el tejido social que construimos en base a lo más básico, la prevenda, la revancha el desprestigio de líderes que buscan aglutinarse para reclamar sus demandas", acotó.

Para Iván Canelas, exministro de Comunicación de Morales, "lo que avanzó es el proyecto múltiple Misicuni porque ahora se construye la represa que posibilitará acumular agua para su redistribución, creo que es buena noticia, pero si no resuelves el problema de instalación de cañerías y alcantarillado, el proyecto no dará resultados positivos porque viene a la par".

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