El pollo y el arroz se han convertido en un verdadero palo en la rueda para la implementación del TLC con Estados Unidos. Los gobiernos trabajan a marchas forzadas.

El 14 de abril no solo comienza la cuenta regresiva para la puesta en vigencia del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos. También ese día se fijó como fecha límite para la constitución de las dos compañías que administrarán la importación de 27.000 toneladas de pollo y 75.000 toneladas de arroz –libres de arancel– procedente de Estados Unidos, tal como quedó negociado en el TLC.

Presionados por el Gobierno, los gremios de estos dos sectores aceleraron en las últimas semanas los encuentros con sus pares de Estados Unidos para cumplir con la fecha fijada. Sin embargo, las dificultades propias de este tipo de negociaciones han comenzado a aflorar y están frenando la puesta en marcha de estas empresas. ¿Por qué están en un atolladero

De acuerdo con lo pactado en 2006 por los equipos negociadores del TLC, para estos sectores –los únicos del área agropecuaria que quedaron protegidos–, se fijó un programa de desgravación de 18 años para el pollo y 19 para el arroz, pero desde el primer año se podrán importar unos cupos o contingentes sin pagar arancel, que irán incrementándose año tras año.

La importación de estos cupos –a un precio muy inferior al que producen los colombianos debido a las generosas ayudas que Estados Unidos otorga a sus agricultores– estará a cargo de dos compañías que se constituirán con base en las leyes norteamericanas y operarán bajo el régimen de Export Trading Company (ETC). Estas serán constituidas en el estado de Delaware, en ellas tendrán participación por partes iguales los gremios de cada país y repartirán las utilidades que generen las ventas.

El mecanismo escogido para la venta de estos contingentes es la subasta, que será asignada al empresario que haga la mejor oferta. Para el caso colombiano, está definido que los recursos que se obtengan de estas subastas serán utilizados por los productores de arroz y de pollo para mejorar su competitividad. Pero, aunque en el papel todo parece sencillo, en la práctica han surgido complicaciones que están trabando el proceso.

Por el lado de los arroceros, aunque ya existe un borrador de estatutos de la nueva empresa y el jueves 22 de marzo se logró un principio de acuerdo con los gremios de Estados Unidos que representan a los arroceros –US Rice Federation y US Rice Producers–, dos temas generan desacuerdo: el elevado tamaño de la junta directiva que proponen los norteamericanos –16 integrantes–, y la petición de los industriales del arroz en Colombia, afiliados a la Cámara Induarroz de la Andi, de ocupar un puesto en este órgano de control.

Pero, si entre los arroceros llueve, para los productores de pollo no escampa. En el caso de la ETC que manejará la venta de cuartos traseros de pollo importados de Estados Unidos, el principal desacuerdo está en los puntos relacionados con la forma como se administrarán los contingentes, que genera alta sensibilidad para los productores colombianos.

Aunque los directivos de los dos gremios insisten en que los desacuerdos son normales en este tipo de procesos, hay quienes consideran que, de no solucionarse en el corto plazo, podrían entorpecer el normal flujo de los negocios con Estados Unidos.

Rafael Hernández, presidente de Fedearroz, sostiene que las reuniones con los gremios estadounidenses han transcurrido en un ambiente de armonía y acuerdo, salvo por el tema del tamaño de la junta directiva, que en su opinión puede convertirse en un problema para la administración de las subastas. “Una junta de 16 personas es una cosa inmanejable, nosotros consideramos que la junta para esta ETC no puede ser de más de seis a ocho personas en total, porque la toma de decisiones se haría muy complicada”, asegura.

Pero, quizá el tema más álgido tiene que ver con la petición –que ya es oficial– de los industriales del arroz afiliados a la Andi, de participar en esta junta. Aunque Hernández no quiso referirse al tema pues considera que en este caso será el Ministerio de Agricultura el que debe pronunciarse, varios productores han expresado su molestia por la solicitud de los industriales.

En privado algunos aseguran que la intención de los industriales de entrar en la junta de esta ETC no es legítima y representa una intromisión en asuntos que deben manejar directamente los productores. “Hay versiones que nos indican que el interés de fondo de los industriales será promover que las importaciones de arroz se hagan en variedad paddy, lo que nos afectaría directamente a los productores, porque ellos no quieren que se traiga de Estados Unidos el arroz blanco, ya que este compite directamente con el que ellos procesan. Es claro que hay intereses creados que podrían afectarnos a los productores, que somos el eslabón más débil”, dice un arrocero.

Por su parte, Andrés Moncada, presidente de Fenavi, explica que el acuerdo con el consejo e Exportadores de Pollo y Huevo de Estados Unidos (Usaapeec, por sus siglas en inglés) avanza en un 90%, “pero todavía hay dos o tres temas que son materia de negociación y de alta sensibilidad”. Estos tienen que ver básicamente con el manejo de los recursos y la forma como se repartirá el dinero que generen las subastas a la ETC avícola.

El Gobierno tiene premura por lograr que el 14 de abril, cuando se reúnan los presidentes Juan Manuel Santos y Barack Obama en Cartagena, todo esté listo para definir la puesta en vigencia del TLC con Estados Unidos a la mayor brevedad.

Por esta razón, la constitución de las empresas que administrarán los cupos de arroz y pollo se ha convertido en tema clave para el Gobierno. Pero, aunque los temas pendientes para poner en marcha estas empresas son pocos, el nivel de sensibilidad es de tal calado que podría requerir más tiempo para lograr una solución que deje satisfechos a todos.

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