Este texto lo escribo como presentación de una temática a la vez que para facilitar la lectura y comprensión de un excelente texto de Carlos José Ferreira, que merece ser difundido ampliamente, titulado: LA LUCHA DEL PUEBLO PATAXÓ HÃ HÃ HÃE (SUR DE BAHÍA-BRASIL): BREVE CRÔNICA DE UNA SITUACIÓN DE INJUSTICIA. Ojalá se de a conocer y se sientan las voces de respaldo a los pueblos indígenas de Bahía y de Brasil.

 
Cualquier parecido con la guerra del terror en Colombia, o en Honduras y Guatemala no es coincidencia. Desde hace 30 años, el Gobierno de Brasil definió el territorio indígena (ya reducido a su mínima expresión) que por derecho le corresponde al pueblo Pataxó Ha-Ha-Hae en el Estado de Bahía, Brasil. Unos días antes de la conmemoración en el 2012, de la Semana del Indio y del día del Indio (19 de Abril), la Red Globo, iniciaba una campaña mediática de señalamiento a estas comunidades. Los acusaba de invadir 68 haciendas desde Enero de 2012. Los señalaba como ladrones y terroristas armados. Millones de brasileños y brasileñas vieron en las noticias a estos roba-tierras asaltar la buena fe y los derechos de los pequeños propietarios rurales. Ya hay muertes y más mentiras. Los indios son condenados mediáticamente. La verdad, este es un ejemplo más de la estrategia de muerte a los indígenas que abarca todo el territorio del Brasil donde aún resisten y perviven más de 240 pueblos que hablan unas 180 lenguas ancestrales. 
 
El proceso se resume así: Por la vía del terror, son despojados y eliminados desde la conquista hasta hoy en aras de alimentar el insostenible e incomparable latifundio del Brasil. Una vez despojados, las tierras son legalizadas irregularmente a nombre de los criminales. La resistencia continúa a un costo en represión y muerte incalculable e ignorado y con el respaldo del prejuicio y el racismo fomentado desde el poder latifundista, a través del Estado y de los medios de comunicación a su servicio. La mayoría de la población parece creer y querer creer estas mentiras y al indio se le señala con odio, resentimiento y asco. Que son perezosos, caníbales. Que no trabajan. Que son ladrones y borrachos y mucho más y mucho peor. Convertidos en desecho, son desechables, precisamente porque la justicia de su causa y la persistencia valiente de su resistencia no desaparece aún ante la soledad y el dolor. Consiguen que los gobiernos reconozcan etnias que persisten y a estas, por lo menos una parte de las tierras que son suyas. Ahí apenas comienza la guerra:
 
El Estado incumple sus obligaciones y cada año promete demarcar los territorios reconocidos. No lo hace. Los indios mueren de hambre en los alrededores de las haciendas de las que fueron irregularmente expulsados. Los hacendados matan las tierras, los bosques, las fuentes de agua y también de hambre, explotación y abuso a los indios. El Estado no demarca las tierras, a la vez que advierte a los indios que a la fuerza no lo hará y que no va a tolerar retomadas de tierras. Ni entrega las tierras, ni termina el proceso legal según le corresponde. No deja más alternativa a los indios que morir sin tierra en la miseria o retomarlas. O, mejor, provoca las retomadas para poder criminalizar, señalar y matar a los indios desesperados. Ahora no demarcan porque los indios no respetan el proceso legal. Antes no demarcaban para que los indios tuvieran que retomar. El resultado es la guerra. 
 
Los hacendados tienen pistoleros y matan indios en total impunidad, con el apoyo de la Policía. Los medios encubren este crimen recurrente y culpabilizan a las víctimas. La “opinión pública” del Brasil los desprecia por ladrones, criminales, perezosos y violentos. Brasil sigue matando indígenas. Sigue despreciando sus ancestros y saberes. Brasil sigue transfiriendo territorios a grandes megaproyectos. Brasil provoca, apoya y encubre una guerra de etnocidio, genocidio y ecocidio, sin la cual no podría proclamarse la sexta potencia económica mundial. Brasil pretende lanzarse al futuro eliminando su pasado y su riqueza, para que unos pocos acumulen a fuerza de mentiras y de muerte. En esto, en todo esto, se parece más a Guatemala y a Colombia, que a la nación moderna sin pobreza que prometiera el Presidente de los Trabajadores. 
 
Es este el contexto del relato que hace el historiador Carlos José Ferreira, indígena Xucuru-Kariri, sobre hechos que ahora mismo siembran zozobra y muerte en Bahía y de los que Brasil y el mundo parecen no querer saber nada.  
 
Emmanuel Rozental
Pueblos en Camino: Tejiendo Autonomías entre Pueblos y Procesos
NB: Utilizo el término Indios, porque esta es la manera en que los llaman y se reconocen a sí mismos en este momento en Brasil. 
 
 
LA LUCHA DEL PUEBLO PATAXÓ HÃ HÃ HÃE (SUR DE BAHÍA-BRASIL): BREVE CRÔNICA DE UNA SITUACIÓN DE INJUSTICIA
 
Prof. Dr. Carlos José Ferreira dos Santos
Universidad Estatal de Santa Cruz – Ilhéus/Bah´IAa
 
Hace tiempo que la región de los municipios de Pau-Brasil, Itajú Do Colônia y Camacan es escenario de constantes disputas y conflictos en relación con las tierras indígenas del Puesto Indígena Caramuru Catarina Paraguaçu. Hasta la creación del Puesto, aquella área fue habitada por los pueblos Pataxós Hã Hã Hãe, Kamakã, Baenã e Tupinambá, entre otros, como los testimonian las relatorías del Instituto Histórico de Bahúa – IHGB realizados en las décadas de 1920-1930. En1927, el Gobierno Federal creó el Puesto Indígena en un área muy inferior a la que los indios ocupaban hasta ese entonces. De acuerdo con esta relatoría hecha por el IHGB el 13 de mayo de 1925, la extensión del territorio indígena “aún no ocupada por las plantaciones de cacao” era de “cerca de 300 leguas”. Sin embargo, la misma relatoría solicitó apenas 50 leguas para la población indígena.
 
Una de las justificaciones para la creación del Puesto fue la de proteger a los indios de las constantes masacres que sufrían. Esta situación fue relatada en carta enviada por el misionero Frei Bento de Sousa al Director del Servicio de Protección a los Indios el 28 de marzo de 1924. En esta el clérigo relata:
“En mi calidad de misionero católico y brasileño, solicito humildemente al Sr. Director que tome providencias sobre estos pobres brasileños , que infelizmente cualquier civilizado puede invadirles sus terrenos, expulsarlos a bala. Llamar a un ingeniero para que mida las tierras robadas y finalmente comprarlas legalmente al gobierno. El pobre caboclo no repele al invasor, huyendo hacia la selva. Acosados por el hambre, a veces roban yucas o matan alguna res. Se han asesinado indígenas del río Pardo como bichos. Hubo quienes llevaron ropas infectadas de viruela y las dejó en lugares donde los caboclos las hallaron, para destruirlos. De hecho, mas tarde, se veían los gallinazos sobre los bosques” (SOUSA, 28 de marzo de 1924).
 
Vale reconocer que: en lugar de impedir la masacre hecha por los que estaban ocupando el territorio y expulsando a las comunidades indígenas, de la región, el camino adoptado fue la reducción territorial indígena. De allí que nos preguntemos: ¿por qué el gobierno no expulsó entonces a los invasores preservando el territorio indígena en sus reales dimensiones? Con la creación del Puesto, aún en sus dimensiones reducidas, se supone que esas tierras serían de usufructo de la población indígena local.
 
Con todo, desde la instalación del Puesto, el Servicio de Protección al Indio (SPI) inició el arrendamiento irregular de aquellas tierras a aposentados y a particulares. El gobierno de Bahía, a su vez, emitió títulos sobre esas tierras. Emisión irregular porque las mismas pertenecían al Puesto Indígena. Esta situación generó un cuadro de constantes prácticas de violencia y usurpación de los derechos de las comunidades indígenas.
Creemos que el Tribunal Supremo (STF) debe sentenciar con urgencia la nulidad de los títulos emitidos de forma irregular. La acción de recuperación de tierras realizada por la comunidad indígena, es una tentativa para presionar la sentencia y obtener de vuelta lo que es suyo en derecho. Por esta razón dicen “no es invasión porque estamos retomando lo que es nuestro”. Vale recordar que fue con el propósito de agilizar la sentencia de nulidad de estos títulos que en  1997 fue asesinado (quemado vivo) en Brasilia, el indio Galdino Jesus dos Santos. Así como el indio Galdino, otras personas ya murieron por causa de este conflicto y lo peor es que las muertes seguramente continuaran. Vean en seguida el relato hecho por la Comunidad Pataxó Hã Hã Hãe en relación con los hechos del día 21/04/2012 cuando realizaban un acto en repudio a la violencia en este territorio:
 
“Extrañamente, en la medida en que las personas (indígenas y quienes apoyan la lucha de este pueblo) descendían de los vehículos, eran requisadas por los policías que, tan pronto terminaban la requisa y escarbaran nuestras pertenencias, se evadían de la zona y nos dejaban a nuestra propia suerte. Acto seguido, los pistoleros aparecían en muchos vehículos tales como motocicletas, camionetas, vehículos de recreo, además de quienes aparecieron a pie, saliendo de los pastos y nos atacaron violentamente. Los funcionarios de la FUNAI (Fundación Nacional do Indio) que nos estaban acompañando, nos ayudaron con los vehículos de la FUNAI y, conjuntamente con los vehículos de las propias comunidades, dieron fuga a nuestras mujeres y niños y a todos los hombres que encontraron lugar en los vehículos. Todos los demás tuvieron que huir por los pastos, corriendo para salvar sus vidas bajo una verdadera lluvia de balas. Los pistoleros nos persiguieron por los caminos, en sus vehículos, llegando al absurdo evidente de que los propios policías nos escoltaban bajo el fuego de los pistoleras para sacarnos de nuestras tierras. Las personas que quedaron atrás, en los pastos, iban siendo localizadas, por celular, tan pronto subían a la sierra para contactarnos. Ellas fueron instruidas a seguir en dirección de lugares donde las fuimos rescatando. Aún tenemos personas desaparecidas y sin contacto; no sabemos si están con vida.
 
Denunciamos a las policías Federal, Militar y Civil, en primer lugar por as policías Federal, Militar y Civil, en primer lugar por habernos garantizado que en las áreas de donde salieron los vehículos de los pistoleros, no habría ningún hombre armado; los denunciamos por habernos requisado y constatado intencionalmente que no teníamos manera de defendernos ni de protegernos de cualquier ataque; y, finalmente, por haberse evadido del lugar sin socorrernos, aún cuando estábamos bajo un ataque violento.
 
Dado el absurdo de esta situación, solicitamos a todas las entidades que nos apoyan, a nuestros amigos, y a las personas simpatizantes de nuestra causa, que nos ayuden a divulgar esta denuncia.
Puesto Indígena Caramuru Catarina Paraguaçu, 22 de abril de 2012.
Comunidad Pataxó Hã Hã Hãe.”
 
Cabe a la Justicia Brasileña una resolución inmediata y definitiva a este conflicto. El 26 de septiembre de 2010 ya se promulgó una primera sentencia: “Los títulos inmobiliarios y los registros notariales implementados en beneficio de los reos (aposentados y arrendatarios) y sus antecesores, son completamente nulos”. Solamente con la implementación de esta sentencia se hará justicia y la situación comenzará a calmarse. Por tanto, pensamos que actualmente, la culpa del conflicto recae mayormente en la sentencia de nulidad de los títulos emitidos irregularmente sobre las tierras de los indígenas Pataxó Hã Hã Hãe.
 
Prof. Dr. Carlos José Ferreira dos Santos
Universidad Estadual de Santa Cruz – UESC
Coordinador del Proyecto PIBID-UESC-Escuela Estatal Indígena Tupinambá de Olivença
Comisión Organizadora del Seminario de Historia Indígena: Índios Marcelino
 
OBS.: Parte de los medios de comunicación presentan una visión distorsionada, criminalizando a la población indígena de esta región. Consulte como fuentes de información a http://www.anai.org.br/ y a www.indiosonline.net
 
Traducción al Castellano: Emmanuel Rozental para
Pueblos en Camino: Tejiendo autonomías entre pueblos y procesos.