Las consecuencias del Tratado de Libre Comercio (TLC) que el gobierno de Santos suscribirá con Corea del Sur serán funestas tanto para el empleo como para el aparato productivo de Colombia, sostiene Guillermo Rodríguez, directivo de Proindustria, una organización gremial, recientemente creada que reúne a empresarios que se verán directamente afectados con este tipo de pactos de corte neoliberal.

Proindustria conjuntamente con una coalición de movimientos sociales se han hecho presentes en Cartagena para realizar una serie de protestas simbólicas contra este tratado en desarrollo de la sexta ronda de negociaciones del mismo entre los gobiernos de Colombia y Corea del Sur.

Con la puesta en marcha de este TLC en el mediano plazo se desmantelarán prácticamente que por completo la industria automotriz, la de electrodomésticos y la de autopartes, explica Rodríguez, ante la avalancha de productos coreanos, cuyos precios estarán muy por debajo de los nacionales, generando la pérdida de más de cien mil empleos directos.

A más de la crisis social que causará este TLC, se acaba la industria de estos sectores en Colombia, a la que se la deja sin ninguna posibilidad de competir. Por ejemplo, una nevera que producida en Colombia tiene un precio promedio de 600 mil pesos no podrá competir con una de fabricación coreana que tendrá arancel cero, razón por la cual se venderá por debajo de ese valor. Con la excusa de que los colombianos accederán a productos más baratos se terminará generando desempleo y desindustrializando el país, insiste Rodríguez.

Pero además, el directivo de Proindustria es enfático en señalar que los beneficios que tendrá Colombia con el TLC con Corea son inexistentes, por cuanto que no se necesita de un instrumento como éste para seguir vendiéndole a ese país asiático las materias primas que actualmente le exporta.

En efecto, Colombia hoy exporta a Corea café, carbón, ferroniquel y chatarra metálica, y para vender estos productos no se requiere de TLC.

Corea, en cambio, será un ganador neto con la firma del tratado de libre comercio porque inundará de automóviles, electrodomésticos, autopartes, entre otros productos, el mercado colombiano.

Proindustria, dice Rodríguez, seguirá en la resistencia y en busca de sensibilizar la opinión nacional frente al despropósito económico que significan los tratados de libre comercio que terminan desmantelando las industrias nacionales, como lo experimentó en la década de los años 90 buena parte de los países de América Latina, cuyas consecuencias sociales fueron desastrosas.

No obstante la realidad de los países vecinos, Colombia no solo privilegió el modelo neoliberal y lo puso en marcha a finales del siglo XX sino que ahora lo profundiza con la suscripción de tratados de libre comercio y la explotación inmisericorde de la megaminería a gran escala.

Por eso Proindustria y los movimientos sociales protestan en Cartagena con movilizaciones y hacen ruido con la circulación de chivas para llamar la atención a tomar conciencia de lo funesto de un modelo como el neoliberal que solo privilegia los intereses de los grandes capitales transnacionales.