La tragedia de los Awá se da porque 41 resguardos en Nariño no solo están en zonas escarpadas y selváticas, sino que integran el corredor que da al Pacífico, limitan con Ecuador y gozan de recursos naturales como agua, madera, oro y tierra propicia para cultivar coca. Foto: Semana.com.

 
El Observatorio por los Derechos y la Supervivencia de los Pueblos Indígenas pidió la intervención de la ONU y de la Corte Penal Internacional para frenar la violencia que sufre esa etnia en Nariño y Putumayo.
 
La tragedia de los Awá se da porque 41 resguardos en Nariño no solo están en zonas escarpadas y selváticas, sino que integran el corredor que da al Pacífico, limitan con Ecuador y gozan de recursos naturales como agua, madera, oro y tierra propicia para cultivar coca. Foto: Semana.com.
 
– Las voces awá en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
Esta comunidad indígena se encuentra sitiada por todos los actores del conflicto. Cerca a sus territorios rondan las Farc, el Eln, Los Rastrojos y otros grupos que nacieron tras la desmovilización de las Auc en 2005. Los indígenas están sometidos a toda clase de crímenes en su contra.
 
Por esa razón, el pasado martes, el Observatorio presentó un informe en Barcelona, España, para llamar la atención de las autoridades internacionales y evitar que el pueblo Awá resulte exterminado por el conflicto armado
 
El informe documenta crímenes que se cometieron en contra de la comunidad Awá entre noviembre de 2010 y mayo de 2011.
 
Según el reporte en este período, los grupos armados han asesinado a 11 personas, otras ocho han resultado heridas por minas antipersona, tres mujeres han sido violadas, once fueron desaparecidos de manera forzada y para completar el panorama han recibido de manera constante amenazas por parte de los actores armados.
 
En enero de 2009, la Corte Constitucional declaró al pueblo Awá como uno de las 34 comunidades indígenas que están en riesgo de extinción cultural y física. Además, ese mismo año, la Corte Interamericana de Derechos Humanos dictó medidas cautelares para los miembros de esa etnia.
 
En ese año, los Awá sufrieron uno de los picos más alto de violencia:  tres masacres en el que fueron asesinados 30 de sus integrantes, entre los que se encontraban siete menores de edad. 
 
Según el reporte, los habitantes de los resguardos indígenas viven con la zozobra de ser asesinados en cualquier momento. Los homicidios se han realizado en las carreteras cuando hombres armados se llevan con vida a sus víctimas y al tiempo son encontrados sus cadáveres, o en los peores casos, no dejan rastros de éstos. También los victimarios sacan a los indígenas de sus casas por la fuerza y no les da temor en asesinarlos cerca a las entradas de sus resguardos.
 
Pero la confrontación de la Fuerza Pública con los grupos armados ilegales también ha aportado su cuota de víctimas, desplazamientos y temor.
 
El informe del observatorio documenta que el 14 de noviembre de 2011 producto de un enfrentamiento entre el Ejército, las Farc y el ELN, murió Melqui Nastacuás de 25 años, y resultaron heridos Ignacio Nastacuás y Claudia García, esposa de Nastacuás, con cinco meses de embarazo.
 
Otro hecho en el que la población resultó afectada por el enfrentamiento entre guerrilleros y militares ocurrió el 22 de marzo de 2011. Ese día, a cien metros de la escuela de un resguardo indígena de Tumaco, las personas quedaron atrapadas en medio de las balas cruzadas cuando estaban viendo una exposición fotográfica.
 
Algunos miembros de la comunidad señalan que “la presencia militar en nuestro territorio genera zozobra, miedo, muerte, desplazamiento, pues los actores armados nos han hecho parte de su indumentaria, nos han convertido en escudos humanos”.
 
Además, el informe señala algunos casos de “acoso y estigmatización” de algunos líderes y comuneros indígenas por parte de miembros de la Fuerza Pública, quienes los registran en video y les toman fotografías, sin saber cuál es el propósito y destino final de esos registros. En otros casos han sido tildados de guerrilleros.  
 
Al diario vivir de zozobra y ataques contra la población civil, al pueblo Awá se le suman otros problemas por la explotación ilegal de oro y fumigaciones de cultivos ilícitos.
 
El documento del Observatorio indica que varias empresas están haciendo explotación aurífera en los territorios indígenas y que ninguna de ellas cuenta con los requisitos de Ley ni fueron consultadas ni autorizadas por las autoridades indígenas. “Al menos en algunos casos, (el Gobierno) protege o es permisivo con esas, empresas mientras reprime y atemoriza a los indígenas para que no puedan interponer sus derechos”, señala el informe.
 
Por otro lado, la lucha contra el narcotráfico en Putumayo hizo que la siembra de cultivos se trasladara a Nariño, con lo que se han originado nuevos problemas para las comunidades indígenas. 
 
“Los cultivos de coca a los cuales se les tienen que añadir cantidades alarmantes de insumos químicos, abonos, fungicidas e insecticidas, contaminan y degradan cada vez más la Tierra y le hacen perder biodiversidad. A su vez, las fumigaciones aéreas con glifosato son indiscriminadas y a pesar de las innumerables recomendaciones que se han hecho por parte de la Defensoría del Pueblo y las miles de denuncias de los indígenas y toda la población, continúan afectando las montañas, las fuentes de agua, la fauna, los cultivos de pancoger y las personas de los Awá con numerosas enfermedades”, explica el Observatorio en su informe.
 
Por último, el Observatorio insta al sistema de las Naciones Unidas y a la Corte Penal Internacional para que actúen de inmediato porque el “el Gobierno de Colombia de manera reiterada, reincidente, no está cumpliendo con su obligación de proteger al pueblo Awá”.
 
 
Última actualización el Jueves, 14 de Junio de 2012 16:26