Para los millones que sufrían la grosera e insostenible estupidez de los años de Bush, el comienzo de la Aministración Obama pareció como la salida del sol naciente de una primavera feliz después de las tormentas de un desolador desorden.

 
¿Quién iba a pensar que la ascensión al poder de Barack H. Obama sería, en algunas formas, un eco de los años de Bush?
 
Bush se divertía con la guerra y se enorgullecía de ser un “Presidente Guerrero.” Obama, por el contrario, raras veces habla de guerras, nunca se jacta de éso, pero desata sus guerras con una intensidad que solo se puede considerar, escalofriante.
 
Según un reciente artículo del New York Times, Obama se ha vuelto un guerrero secreto, que desencadena ataques con aviones sin pilotos contra presuntos (!) enemigos del Estado en una proporción que haría temblar a su belicoso predecesor George W. Bush.
 
En Afganistán, en Pakistán, en los Territorios Federados (que limitan ambos paises), en Yemen, en Somalia reinan las guerras con aviones sin pilotos, manejados por computador, que llueven del cielo una muerte silenciosa que mata a “sospechosos”, a miembros de sus grupos, a sus familias y a sus vecinos.
 
Lo curioso es que haya alquien que exprese sorpresa; porque Obama dijo exáctamente lo que él iba a hacer: atacar a sospechosos de terrorismo no importa donde estén; y capturar o matar a Osama bin Laden.
 
Sus entusiastas partidarios, cansados de las torpezas y de los malos usos del lenguaje de Bush, o no prestaron atención a las promesas de Obama, o pretendieron no escucharlas.
 
Porque en asuntos de guerra, Obama es más agresivo que Bush, más tecnológico, más centrado –y no no habla mucho de lo que hace.
 
Un hombre con punzante sentido del humor sugirió que Obama es en verdad Bush en esteroides –más callado, más agresivo, más despiadado.
 
Y ése –aún cuando sin pensarlo– es el mundo por el que hemos votado.
 
 
–©’12 maj
 
Mumía Abú-Jamal
1/6/2012

 
Traducción libre del inglés enviado por
Fatirah Aziz, Litestar01@aol.com,
hecha en REFUGIO DEL RIO GRANDE, Texas.