El próximo lunes 9 de julio se cumple un año del ataque más fuerte que le ha tocado vivir a la población del municipio de Toribio, cuando guerrilleros del sexto frente de las FARC hicieron detonar una chiva bomba en el puesto de policía de esta localidad a plena luz del día, cuando cientos de habitantes de la zona se disponían a hacer el mercado en la pequeña plaza principal.

Estos lamentables acontecimientos de hace ya un año,  dejaron  como resultados fatales más de 97 casas destruidas, 180 casas averiadas, 4 muertos y 80 heridos por las esquirlas del ‘poderoso’ artefacto que enlutó a los pobladores de este municipio, que a veces parecen haberse resignado a vivir este conflicto causado por los gobiernos de turno y la guerrilla de las FARC que operan en las diferentes regiones del país.

Teniendo en cuenta los hachos de violación de los derechos humanos, el cabildo indígena del resguardo de Toribío, en coordinación con la alcaldía y la comunidad en general, hacían los preparativos pertinentes para conmemorar a los fallecidos por el artefacto de la chiva bomba. Mientras la comunidad se preparaba para recordar a sus familiares, nuevamente las FARC en un acto de sabotaje e intolerancia  hostigaron el puesto de policía, creando nuevamente la zozobra en los habitantes del área urbana.

Eran las 5:30 de la mañana cuando los pobladores de casco urbano de Toribío se alistaban para cumplir con sus respectivas labores del día.  En ese momento empiezan los hostigamientos hacia la estación de la policía que se encuentra ubicada en el centro del pequeño pueblo, que ha tenido que soportar los peores embates del conflicto armado. En esta ocasión, a las instituciones públicas nuevamente les toco suspender la atención a la gente con el fin de resguardar a la comunidad que llega hasta el casco urbano a hacer sus diligencias.

Durante todo el día se escucharon disparos intermitentes, pero lo que más causó miedo en la población fueron los ataques fuertes que sacudieron al pueblo al medio día y en horas de la tarde.  En este caso, las autoridades hicieron un llamado a la población civil para que salieran del pueblo hacia los lugares de asamblea permanente con el fin de resguardar sus vidas.

En cumplimiento al llamado de las autoridades, antes que cayera la noche del día 6 de julio, la mayoría de la población no se hizo esperar, acomodaron en sus maletas lo necesario y decidieron salir hacia lugares más seguros como el CECIDIC y el barrio Coronado.   La guerrilla había amenazado con atacar con pipas a la estación de policía durante la noche, además se temía porque helicópteros de las fuerza militares también estaban hostigando desde el aire.
 
En el fuego cruzado resultó afectada con un disparo de fusil una buseta que cubría la ruta de Santander de Quilichao hacia Toribío, afortunadamente no se presentaron víctimas civiles porque la gente ‘ya sabe’ que al darse cuenta que empieza el combate se resguardan en sus casa hasta que se calme la situación.

En entrevista con una comunera que salía de su casa hacia el lugar de asamblea permanente, comentó con preocupación lo siguiente, “durante todo el día no hemos podido estar tranquilos en nuestras casas porque el conflicto se convirtió en el pan de cada día para la población, desde hace ratos vivimos la guerra en carne propia, a mí me da mucha tristeza de los pobres policías y los guerrilleros que han tomado ese camino bélico, ellos también son humanos y merecen vivir dignamente, lo peor es que nuestra gente se está matando, pobres entre pobres, mientras tanto, las empresas de afuera llegan por nuestros territorios con la alcahuetería del gobierno nacional”.

El día sábado en la mañana nuevamente las familias retornaron a sus casas para cumplir sus actividades familiares, también al mercado del pueblo.  Aunque la situación estaba supuestamente calmada se seguían escuchando algunos disparos provenientes desde los cerros cercanos y también desde la estación de policía, de dónde respondían.

A pesar de la difícil situación las autoridades y comunidad, continúan haciendo los preparativos para recordar a los caídos de aquel nueve de julio de 2011, cuando el pueblo de Toribio vivió el caos total de tristeza y desolación por culpa de un conflicto que no es nuestro.

Tejido de Comunicación ACIN