Lo sucedido en el cerro Las Torres, en las montañas de Toribío, Cauca, representa el choque de dos mundos simbólicos: el de la guerra, que encarnan los militares que creen a pie juntillas en los símbolos patrios y en un manido y discutido concepto de soberanía1. Y el otro mundo, el de la vida, que encarnan los indígenas Nasa, que siguen los derroteros de su plan de vida, en el que el territorio, símbolo tangible de su cosmovisión, es un factor de movilización que los lleva a exigir el retiro de los grupos armados que convierten sus territorios en escenarios de guerra y muerte.