En 1994, en pleno auge glorioso del sistema neoliberal que nos oprime, se alzó una voz de rebeldía, el movimiento zapatista de Chiapas, México.

 
Naturalmente Salinas, el entonces presidente, lanzó una sangrienta ofensiva militar pensando aplastar rápidamente la rebelión. No fue así, la población indígena combatiente, resistió. El pueblo de México se sintió indignado ante el derramamiento de sangre y exigió el cese del ataque.
 
El gobierno de Estados Unidos se sintió alarmado, pues con la cantidad de mexicanos y chicanos que tenía y tiene oprimidos en su territorio, había el peligro de que la rebelión armada zapatista se extienda a la sede del imperio. Por lo tanto ordenó al gobierno mexicano que detuviera el ataque, lo que naturalmente, el súbdito obedeció. Los rebeldes manifestaron que ellos obedecían al pueblo de México que ordenó que la guerra se detuviera y se suspendió el enfrentamiento armado.
 
El gobierno ofreció conversaciones, los zapatistas aceptaron. Con el espíritu democrático que tienen, no quisieron ser ellos quienes hablaran en nombre de los indígenas mexicanos, convocaron a indígenas e indigenistas de todo el país para que ellas y ellos elaboraran las demandas indígenas. Eso se cumplió, fueron tan contundentes sus argumentos que la comisión gubernamental tuvo que aceptar muchos de ellos. Ambas partes firmaron lo que se llamaron “Los acuerdos de San Andrés”. Como éstos debían tener forma de ley para ser aprobados por el parlamento, éste nombró una comisión con el encargo de darle el formato correspondiente. La comisión cumplió su tarea y lo presentó a las partes, los zapatistas aceptaron, pero el gobierno no. En lugar de eso presentó otro documento traicionando así los acuerdos que él había firmado. Los partidos de la cámara se inclinaron ante el atropello y aceptaron discutir y aprobar el documento gubernamental. Por lo tanto, el Poder Ejecutivo, apoyado por el parlamento, traicionó lo acordado.
 
El gobierno hizo un ataque militar traicionero a los zapatistas, pretendiendo liquidar a la dirección del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN). Fracasó. Pero (cualquiera que sea el presidente de turno) no abandona sus intenciones de desaparecer esa isla de libertad que existe en el mundo.
 
No olvidemos que la primera reunión internacional de los oprimidos por el sistema neoliberal que aplasta al mundo, fue convocada por los indígenas zapatistas y se realizó en el barro de Chiapas, años antes del Foro Social Mundial   
Últimamente se están intensificando los ataques a las comunidades zapatistas, el principal y más fuerte es el que sufre la comunidad autónoma zapatista de San Marcos Avilés. La Junta de Buen Gobierno Hacia la Esperanza y la Junta de Buen Gobierno Corazón del Arco Iris de la Esperanza también denuncian ataques.
 
Estos ataques, así como el mantenimiento en prisión de Francisco Santis López y Alberto Pantishtán Gómez,
constituyen la punta de lanza del ataque para aplastar a la zona liberada del neoliberalismo, donde se gobierna la gente a sí misma a través de las Juntas de Buen Gobierno. Ellas son vistas como un gran enemigo por las empresas transnacionales (el 1% de la humanidad que aplasta al 99%) pues son una muestra viva de que “Otro Mundo es Posible”, “Un mundo donde quepan muchos mundos”.
 
Esperamos que el insurgente movimiento rebelde de México, #yosoy132, comprenda que es fundamental tarea suya defender la isla de libertad que está en su mismo país, aplastar a los zapatistas haría fácil aplastar a #yosoy132.
Luchemos en defensa de San Marcos Avilés y contra los otros ataques en la zona. Luchemos por la libertad de Francisco Santis López y Alberto Pantishtán Gómez.
 
Es interés directo de la humanidad defender a la isla de libertad que es el área zapatista.´
 
Hugo Blanco