En el marco de la Asamblea del Movimiento Juvenil “Álvaro Ulcué Chocué” del norte del Cauca, mujeres y hombres, niños, jóvenes y adultos dialogaron sobre los megaproyectos, especialmente la forma cómo las locomotoras mineras vienen entrando al país para explotar los bienes comunes.

 
Desde el Tejido de Comunicación ACIN se motivó el diálogo con los participantes, quienes hablaron sobre la minería artesanal que se viene desarrollando en varios resguardos del norte del Cauca y del país. “Algunos dicen que lo hacen para poder sostener a sus familias y darle de comer a sus hijos. Otros lo hacen por negocio, pues varias personas que antes se dedicaban al narcotráfico, ahora están invirtiendo en oro”. En todo caso, el daño que se le está haciendo a la Madre Tierra es muy grave, pues como se ha podido observar en los recorridos a sitios como Jambaló, Caloto y Canoas, los huecos que hacen para extraer el oro son grandes.
 
“El riesgo también es que están entrando muchas personas extrañas a nuestros territorios para aprovecharse de la necesidad de la gente humilde que saca un gramo de oro para poder comer. Entonces les ofrecen grandes maquinarias para facilitar el trabajo en las minas, pero así como se agiliza la extracción del oro, también avanza la muerte de nuestra Mama Kiwe”. Por eso algunos cabildos como el de Canoas, ya han tomado medidas en el asunto ejerciendo control territorial para evitar que sigan destruyendo el territorio. Cuenta un joven del resguardo que meses atrás la comunidad acompañada de la Guardia Indígena fue hasta la mina para exigir que detuvieran la extracción del oro, porque ellos tienen conciencia del daño que se le está haciendo al territorio.
 
En esa acción se taparon los socavones y se decomisaron algunas maquinarias. Después de esto les han llegado amenazas y la comunidad sigue en riesgo por la fiebre del oro, pues los grandes negociantes de la Madre Tierra, han logrado dividir a las comunidades, comprándolas  aprovechándose de sus necesidades y las han puesto a pelear entre ellas. Esa es una de las estrategias que usan: romper los procesos de resistencia y de conciencia para convencernos de vender a nuestra Madre.
 
Sumado a esto, el terror y la guerra, la legislación del despojo y el sometimiento ideológico, son las bases fundamentales de la agresión sistemática al país y en especial al norte del Cauca. Son las estrategias que usa el modelo económico transnacional para matarnos, despojarnos y someternos. Así lo identificó otro joven, porque tiene claro para qué hacen la guerra y quienes de benefician de las leyes en este país.
 
Al mismo tiempo,  se reflexionó sobre la gran agresión del modelo minero en todo el continente que no sólo afecta a Colombia, sino también a los pueblos en México, Guatemala, Perú y entre otros, donde también las resistencias crecen para defender el territorio. Esa agresión no es aislada, es planeada y es global, es en contra de todos los planes de vida que promueven colectividad y comunariedad.
 
En ese sentido, Manuel Rozental, quien también acompañó este espacio de reflexión a través de una videoconferencia, ayer 12 de octubre después 520 años de resistencia a la colonización, nos ratificó que la Conquista no ha terminado, que en la actualidad está viva y se ejerce con nuevas y mejores estrategias de agresión. Que como pueblos debemos apostar a una paz que sea liberadora de nuestros territorios y no a esa paz de negociantes que nos prometen parar la guerra, pero que siguen matándonos en nuestros territorios.
 
“Ser indígena es defender la tierra en palabra y acción”, expresó una joven preocupada por algunas contradicciones individuales y colectivas en nuestro proceso político organizativo. No podemos decir que es nuestra madre mientras la contaminamos; mientras consumimos agua en botella; mientras la explotamos. Nuestra identidad se demuestra en el caminar de la palabra. Ser indígena es defender el territorio, esa deber ser la identidad que nos haga parte de  Mama Kiwe y no dueños de ella.
 
Las y los participantes de la Asamblea Juvenil concluyeron que no se puede permitir la extracción de los bienes comunes; que ser indígena es entender la magnitud de la agresión y organizarse política y estratégicamente para defenderlos los Planes de Vida; que es necesario fortalecer la soberanía alimentaria para no depender de productos de afuera; que se necesita de coherencia entre el discurso y la práctica para no sólo hablar de la defensa de la tierra, sino protegerla; que no se puede permitir que algunas personas vendan a nuestra Madre Tierra, como ya viene ocurriendo en muchas partes; que el Movimiento Juvenil debe pronunciarse con claridad y abiertamente en contra de las locomotoras mineras; y que se necesita de más unidad y de más trabajo consiente desde las bases para ejercer el control territorial que no sólo permita sacar la guerra de nuestros territorios, sino también a las transnacionales que causan la muerte a nuestra Madre Tierra y nos matan con ella. 
 
Tejido de Comunicación ACIN
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