Decenas de mujeres, jóvenes y adultos de los Departamentos del Quindío, Tolima y Cauca, llenaron a reventar un sencillo auditorio del municipio de Cajamarca en el Encuentro Regional por el Derecho a la Vida,  convocado la mañana del domingo 27 de Enero para dialogar y compartir experiencias de resistencia a la locomotora extractivista, con énfasis en la megaminería, que, según la evidencia presentada por participantes y organizadores, viene destruyendo territorios y culturas en todo el continente, mientras amenaza con hacer otro tanto en toda la geografía de las Américas. 

 
"Prefiero seguir vendiendo helados y seguir con la frente en alto que venderme a la minería", expresó durante la ronda de presentación Don Yesid, uno de los participantes de este evento al que acudieron, en su mayoría, pobladores de este municipio, provenientes tanto de las Juntas de Acción Comunal de varias veredas montañosas, como sencillos trabajadores y personas del casco urbano. Como en otras ocasiones, por ejemplo, una cocinera que trabaja en un restaurante local, cambió su turno para trasnochar antes del evento preparando refrigerios para los participantes. La comunidad se auto-convocó, motivada por su preocupación en defensa de su territorio y futuro. 
 
Este foro abierto contó con la presencia de académicos, activistas, estudiantes, comuneras y comuneros y representantes de instituciones nacionales e internacionales interesados en la temática tratada. La actividad, a la que fueron invitados como ponentes principales Rubén Darío Pardo Santamaría, profesor de Trabajo Social de la Universidad del Quindío, dos delegadas del Tejido de Comunicación de la ACIN y un expositor sobre el tema del Buen Vivir frente a los proyectos extractivistas, comenzó con presentaciones culturales de artistas locales que le cantan a la belleza de Cajamarca en el Tolima. En melodías andinas tradicionales acompañadas de guitarras, las letras de las canciones hicieron alusión a la belleza de esas tierras montañosas, a la cultura y arraigo campesinos y al temor por la destrucción de todo esto como consecuencia de los megaproyectos mineros. Un abuelo y su nieta, cantaron a dúo una hermosa canción que los asistentes aclamaron, en la que manifiestan la decisión compartida de no permitir la destrucción de lo suyo por parte del proyecto minero “La Colosa”.  
 
Como su nombre lo indica, La Colosa, es un proyecto realmente colosal; quizás el más grande del continente, según lo dice citando evidencias, Julio Vargas, ex candidato a la alcaldía de Cajamarca y uno de los líderes comunitarios que trabaja por la soberanía alimentaria y el “buen vivir” de los cajamarquinos. Vargas, junto con otros líderes comunitarios, relata la forma en que desde hace varios años se vienen reuniendo para organizarse en el propósito de informarse, adquirir conocimientos y defender su territorio frente a este proyecto para extraer oro destruyendo montañas y fuentes de agua.  
 
Para las y los participantes de este encuentro detener La Colosa es indispensable para proteger la Madre Tierra de la mega minería, por eso insisten en un hecho fundamental: Cajamarca y La Colosa no pueden coexistir. O se extrae el oro y se acaba Cajamarca, o se impide el proyecto minero y Cajamarca pervive. Pero además, La Colosa, al igual que otros proyectos mineros similares realizados en el Continente y el mundo, no amenaza únicamente a Cajamarca, ya que, al contaminar y destruir las fuentes de agua y los ríos de esta cordillera, amenaza los Departamentos del Tolima del Quindío y Risaralda. La producción agrícola se vería seriamente afectada, a la vez que ciudades capitales como Ibagué y Armenia podrían perder sus fuentes de agua potable y alimentos. Por estas razones y sobre la base de diversos estudios de impacto ambiental, los participantes insisten en que la Anglo-Gold Ashanti, empresa minera concesionario de La Colosa, se vaya del Tolima, así como deben irse de Colombia y de América Latina, desde esta perspectiva, todas las transnacionales de la mega minería del oro. 
 
A nombre del Tejido de Comunicación del norte del Cauca, las invitadas presentaron la experiencia político organizativa del pueblo Nasa, describiendo la historia del gobierno propio, explicando los Planes de Vida que intentan fortalecer en medio de un contexto de terror y guerra en beneficio de mega proyectos extractivistas desde la conquista española hasta la actual y denunciaron las estrategias de agresión, de despojo, de propaganda y de cooptación que afectan gravemente a territorios y pueblos indígenas.
 
Una vez presentado el proceso indígena y popular que diera origen a la Minga de Resistencia Social y Comunitaria, al Congreso de los Pueblos, a la Guardia Indígena y a decisiones ejemplares como la de sacar la guerra y a todos los actores armados del territorio, lanzaron como primicia el documental "Y siguen llegando por el Oro", realizado por el Tejido de Comunicación. Exploración, explotación, exclusión y exterminio, es la secuencia de la minería del oro cuyo propósito es la transferencia de valor de las cordilleras y los ríos a los grandes centros financieros con el fin de proteger la acumulación del gran capital de la inflación y devaluación, así como para la elaboración de joyas. El documental fue bien recibido. Los participantes esperan tener acceso al mismo, una vez lanzado formalmente, para realizar foros informativos en diversos ámbitos. 
 
Finalmente, Manuel Rozental, integrante de Pueblos en Camino, una iniciativa Continental cuyo propósito es promover tejidos entre pueblos y procesos para consolidar sus autonomías y resistencias, realizó la conferencia principal en la que tejió una lectura y análisis de contexto global e histórico. En síntesis, e ilustrado con reflexiones y fundamentado en investigaciones y datos de diversas fuentes, Rozental señala que esa disyuntiva entre Cajamarca y la vida o La Colosa y la muerte de culturas, pueblos y territorios, es una disyuntiva continental y global a la que la humanidad se ve abocada. Es la crisis a la que nos lleva, según argumentó, un sistema-mundo motivado por la acumulación y la codicia y sustentado por la modernidad, que lleva al planeta y a la vida en la tierra, a una situación límite. La superación de la crisis del modelo que ha orientado la historia en los últimos 5 siglos, para sus beneficiarios, impone la eliminación de excedentes de población y la concentración de la vida, transformada en materia prima para conglomerados que imponen proyectos extractivos a través de los cuales transforman la naturaleza y el trabajo en capitales privados. El Dorado, según expuso, retorna 520 años más tarde para consolidar la apropiación de la vida en beneficio de la codicia. Desde esta perspectiva, la defensa de la vida, de los territorios, del agua, de la producción agrícola campesina es mucho  más que una serie de resistencias locales a proyectos específicos. Se trata del tejido de alternativas a un modelo que amenaza con destruir y homogenizar para perpetuarse y reclama ser superado desde principios ancestrales de pueblos indígenas llevados a la práctica. “La vida, según lo demuestra la experiencia histórica reciente, no es un medio para acumular. Por el contrario, el único sistema es el “Sistema Madre Tierra” y la economía debe supeditarse al propósito de defenderla y promoverla”, señaló. 
 
El Encuentro concluye manifestando que defender la vida desde Cajamarca frente a la amenaza de La Colosa, es defender la vida toda en Colombia y más allá. Por ello, “si detenemos la Colosa, detenemos cualquier cosa”, insistieron los participantes.
 
Fotografía: El Nuevo Día
 
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