Claudia Julieta Duque en entrevista con el Tejido de Comunicación ACIN, cuenta que el Departamento Administrativo de Seguridad-DAS la sometió a tortura síquica porque destapó el montaje que desviaba las investigaciones sobre el asesinato de Jaime Garzón.
“Cuando uno sufre estas torturas, el cuerpo del delito es el alma, es el ser, es la personalidad que se altera, es el proyecto de vida que se acaba”. De esa manera, intentaron acabar la palabra y la acción dignas de esta periodista, que aún hoy sigue recibiendo unas de cal y otras de arena: primero dictan medida de aseguramiento contra 7 ex funcionarios del DAS por su caso, y seguidamente, le cambian la fiscal encargada del proceso, que llevaba 4 años investigando y quien había tomado importantes decisiones.
Tejido de Comunicación ACIN – TCA: ¿Quién es Claudia Julieta Duque?
Claudia Julieta Duque – CJD: yo soy una periodista defensora de los derechos humanos, tengo 24 años de experiencia en el oficio del periodismo, aunque tengo 20 de graduada. En este momento trabajo como corresponsal de un proyecto de información similar al de ustedes en el norte del Cauca, pero a nivel internacional. Se llama Radio Nizkor. Este hace parte de una ong internacional de derechos humanos, especializada justamente, en dar a conocer información que en medios tradicionales no circula o es bastante restringida. En Radio Nizkor empecé como colaboradora, luego como corresponsal y ahora soy la representante del equipo Nizkor aquí en Colombia.
TCA: ¿Cuéntenos por qué y cómo el Departamento Administrativo de Seguridad-DAS se ensañó contra usted?
CJD: En el 2001 yo empecé a hacer una investigación independiente acerca del asesinato del periodista Jaime Garzón ocurrido en agosto del 99. Este trabajo se hizo conjuntamente con Alirio Uribe del Colectivo de Abogados, encargado del caso en ese momento. Trabajo que nos llevó a descubrir un montaje muy sofisticado, en el que ya habían incluso, personas detenidas y acusadas por el crimen de Garzón. Nosotros empezamos a develar el montaje que existía contra estas personas, que eran inocentes del asesinato de Jaime Garzón, aunque evidentemente tenían nexos con bandas de sicarios de Medellín, por eso era muy fácil señalarlos, incluso falsamente. Entonces cuando yo empiezo a hacer este trabajo también empiezo a sufrir situaciones extrañas, seguimientos y posteriormente un secuestro, es decir, muchos hostigamientos que me obligaron a un primer exilio en septiembre de 2001. Cuando regresé en el 2002 se reiniciaron los hostigamientos, pero muchísimo más graves a partir del 2003, cuando le compartí los resultados de mi investigación a Hollman Morris, el periodista de Contravía. Con él hicimos un especial de dos capítulos sobre el caso de Jaime Garzón, que incluso ganó un premio Simón Bolívar de Periodismo. Pero este trabajo lejos de causarme alegría, me generó el agravamiento de mi situación: llamadas, amenazas y un intento de desaparición en octubre de 2004. En fin, una serie de situaciones gravísimas, que incluyeron amenazas directas contra mi hija que en ese momento tenía 10 años de edad.
Después, lo primero que yo encontré fue la relación entre el DAS que había hecho el montaje en el caso de Garzón y las amenazas en mi contra. Yo siempre he dicho que esto no fue un evento de simple amenaza, aunque ninguna amenaza es simple, porque el nivel de los hostigamientos superó los límites aceptados en la comunidad de derechos humanos en este país. Desde 70 amenazas diarias, seguimientos constantes en carros en motos, llamadas que se repetían en las noches, unas directas y otras en las que me ponían gritos de otras personas, como si las estuvieran torturando. Fueron situaciones que desde el primer momento no dudé en calificar como métodos de tortura psicológicas. A todo esto se le sumó una campaña de descrédito muy grande, incluso frente a mis propios colegas periodistas, porque si tú hablas de 70 llamadas diarias de hostigamiento, pues la gente empieza a pensar que te enloqueciste. Esto me afectó bastante porque mermó mi credibilidad, incluso en la comunidad del periodismo que yo me desempeño. Fue un periodo muy negro que me obligó al segundo exilio en diciembre de 2004, después de recibir una llamada de amenaza directa en contra de mi hija.
Justamente en el 2009 cuando estalla el escándalo de las chuzadas se comprueba que esa llamada se había planeado a través de memorandos oficiales del DAS, donde se encontraban impresos en papel oficial del DAS, todos los insultos, los improperios, las amenazas que los detectives a cargo de este tipo de hechos tenían que realizar en contra mía y de mi hija. Cuando regresé en el 2006, tuve que exiliarme de nuevo en el 2008, al descubrir que los escoltas que me había puesto el Programa de Protección al Periodista del Ministerio del Interior, tenían que presentar informes de inteligencia en contra mía, haciendo relación a todas y a cada una de las actividades que yo realizaba como periodista, de las personas con las que me reunía, de mi rutina de desplazamiento y hasta de los kilometrajes del vehículo que usaba. Eso sumando al hecho, de que le tomé fotografías a un hombre armado en frente de mi apartamento, me obligó al exilio en el 2008. No sin antes haber interpuesto una tutela contra el Ministerio del Interior y el DAS por esas presiones tan complicadas.
Frente a estas tutelas, el Ministerio del Interior llegó al descaro de presentar en contra mía los informes de inteligencia de mis escoltas. Eso comprobó que el propio Gobierno consideraba como pruebas las acciones ilegales que el DAS hacía. Y esto provocó un pronunciamiento enérgico de la Corte Constitucional, que le ordenó al DAS y al Ministerio del Interior revelar todos estos documentos porque había sido obtenidos en forma ilegal, así ellos los consideraran secretos. Esto es lo que yo considero el origen del escándalo de las chuzadas, porque a finales de 2008 cuando decidí regresar del exilio para hacer valer mis derechos ante esa decisión de la corte, el DAS nunca me entregó la información que hoy se sabe que reposaba allí, por el contrario, empezó la destrucción de los documentos. Pese a todo lo anterior, considero que es una lucha que da frutos porque finalmente la justicia me da la razón y determina que estos hostigamientos superaron las simples amenazas y constituyeron hechos de tortura síquica contra mi hija y en mi contra.
TCA: Es la primera vez que la Fiscalía tipifica este tipo de delitos de modalidad síquica. Especifiquémosle bien a la gente qué significa esto.
CJD: En la Convención Internacional contra la tortura, actos inhumanos y degradantes, así como en nuestra propia Constitución y el código penal, se ha establecido que la tortura es todo daño que se infringe a una persona por parte de agentes del Estado, o particulares con su aquiescencia, y que causa un grave daño físico o mental. Si uno lo compara con el tema de la tortura física, esta es relativamente más fácil de establecer porque la gente queda con marcas o con cicatrices, pero cuando uno sufre estas torturas psicológicas el cuerpo del delito es el alma, es el ser, es la personalidad que se altera, es el proyecto de vida que se acaba. Entonces eso es muy difícil de probar y es muy doloroso para uno como víctima. Sí es la primera vez que se tipifica, pero ha sido después de años y años de lucha para lograr probar estas denuncias.
TCA: Queda claro que toda agresión, persecución, amenaza y demás en su contra fue por la investigación del asesinato y el descubrimiento del montaje alrededor del crimen de Garzón. Pero ¿Quién está detrás del DAS?, ¿Quién silencia al periodista Jaime Garzón?
CJD: yo siempre he dicho que el asesinato de Jaime Garzón fue un crimen de Estado. El Estado participó no sólo como facilitador de la ejecución sino también como facilitador de la impunidad, porque el Estado en su conjunto se movió para encubrir este crimen. Por eso el poder tan grande detrás de los ataques en mi contra. Por eso personas como José Miguel Narváez, anteriormente director del DAS, hoy en juicio por el asesinato de Jaime Garzón, está detenido por cuenta de mi proceso como uno de los victimarios en mi caso.
TCA: La Fiscalía dictó medidas de aseguramiento contra 7 ex funcionarios del DAS. Para usted ¿qué significa esto y cómo cree que continuará el proceso?
CJD: esto es un paso fundamental en el logro de justicia, pues ya han pasado más de 10 años de intimidaciones y de amenazas. Estos 7 detenidos están imputados en lo que tiene que ver con los hechos del 2003 y 2004, es decir, que aún queda mucho por esclarecer sobre los años anteriores y posteriores. Esto es la demostración de que en el DAS, es decir, en la Policía Secreta del Presidente de la República, la persecución contra los opositores del Gobierno, no fue solamente para acallar las denuncias, sino también para aniquilarnos en nuestra moral. Creo que es un paso fundamental, pero está acompañado por una noticia no tan buena, y es que justo después de la orden de captura contra estos 7 altos funcionarios, me entero del cambio de fiscal en mi caso. Aunque pareciera ser una decisión anterior a la orden de captura, sí es un precedente grave para el avance de la investigación, porque esta fiscal ya llevaba 3 años a cargo del proceso y es la primera que toma decisiones y ha avanzado de manera importante en la investigación. Obviamente me pregunto, ¿qué garantías de aquí en adelante voy a tener para la celeridad del proceso que de por sí ha sido absolutamente lento? Unas son de cal y otras son de arena, pues la justicia en Colombia siempre ha estado acompañada de todo tipo de presiones y era imposible que este avance no tuviera ninguna repercusión.
TCA: Finalmente nos gustaría que usted le deje un mensaje a todas esas periodistas y comunicadores comunitarios que están en su diaria labor denunciando estas impunidades y que también están haciendo el trabajo que usted ejerce en este país desde hace muchos años.
CJD: En primer lugar, ustedes son la base real de la libertad de prensa en este país. Colombia indudablemente no ha vivido un solo día de una plena libertad de prensa desde que inició como República. Es claro que los periodistas comunitarios y comprometidos son nuestra fuente más importante de información sobre todo a nivel regional, donde el periodismo está muy plegado a los poderes y a los intereses políticos y económicos, donde se depende de la pauta publicitaria para emitir un espacio. Mi mensaje es que yo soy quien tiene que agradecerles a todos su labor, porque como ustedes muy bien saben, yo soy una usuaria permanente del trabajo de ustedes desde el Tejido de Comunicación. Siempre sus informaciones alimentan nuestras denuncias no solamente acá, sino en diferentes partes del mundo, a nivel internacional. En segundo lugar, siendo muy consciente de la gravedad de la situación y de todos los ataques, yo creo que lo más importante para uno protegerse es evitar las calificaciones exageradas de las informaciones y no utilizar adjetivos a la hora de informar. Por ejemplo: ya sabemos que es atroz lo que hace el ESMAD contra las comunidades, que la represión es brutal, eso lo sabemos. Entonces no hay necesidad de decir que brutalmente un explosivo cortó las manos de dos campesinos en el paro cafetero, porque los victimarios ya lo han hecho todo. Otra cosa que les aconsejo es permanecer en las redes y en las alianzas que ustedes trabajan porque es sabido que salvan vidas. Que este tipo de tejidos de comunicación, de tejido social como ustedes los llaman, no son tan fáciles de romper cuando hay un pueblo tan fuerte como el de ustedes.
Escuche la entrevista: http://www.podcaster.cl/wp-content/uploads/2013/03/cludia-julieta-duque-periodista.mp3
Por: Tejido de Comunicación – ACIN
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