Basta leer la información contenida en Atentado, el editorial de Alfredo Molano y repasar lo que sabemos, para que quede claro que la maquinaria de terror de la ultra derecha Colombiana, está actuando para eliminar por vía del terror a quienes les estorben.

Son la institucionalidad y están allí. La parte del acuerdo de paz que le toca a Santos es desmantelar esta maquinaria, cuya existencia y actuación va a impedir el cese al fuego definitivo y permanente. Hasta ahora no lo ha hecho porque se debate entre dos estrategias incompatibles e incongruentes.
 
1. Una guerra con Uribe que es más mediática y solo en parte jurídica que efectiva y concreta en términos de desmantelar de hecho su aparato. Lo que incluye una limpieza radical de la fuerza pública y el sistema jurídico. Esto no lo ha empezado a hacer, por lo cual se está amarrando y compartiendo la cama con asesinos y sus estructuras de protección y control (Procurador y generales incluidos(1))
 
2. Cree poder controlar a la ultraderecha haciéndoles concesiones o tratando de ser más firme que ellos. Es decir que hace lo posible por demostrarles que el también es de ultraderecha como ellos y que comparte sus intenciones, objetivos y propósitos. Por eso marcha el 9 de Abril con el ejército, o mantiene el lenguaje y la acción de fuerza y terror, encubre criminales, pasa el fuero militar y promete un post-conflicto con más poder para los asesinos que el que tienen ahora-
 
La combinación de estas dos estrategias es una receta para la catástrofe. Ni desmantela las máquinas de la muerte, ni las controla, por amenazarlas a medio pelo. Es un Presidente de derecha que quiere tener la derecha bajo su manga para firmar un cese al fuego que le permita al enemigo existir efectivamente, pero siempre bajo amenaza. Con esto, lo único que logra es que quienes quieren eliminar al enemigo lo incluyan a el y a su ambiguo proyecto en la lista de objetivos estratégicos. Santos tiene que definirse por el cese al fuego y ello, según lo acordado ya, le impone definirse con toda firmeza contra los escuadrones de la muerte y la maquinaria fascista de terror que es un aparato enorme y bien establecido y experimentado en Colombia. Le llegó la hora. Hasta ahora, ha demostrado que no puede definirse y ser de derecha sin aparato de terror. Esta es su tragedia y la de Colombia. Santos es de derecha, debe estar sinembargo por el fin de la guerra gobierno-insurgencia y desmantelar el aparato de terror y no tratar de demostrarles que es su amigo….Esto, claro, sin tocar el modelo económico que es el marco intocado de los acuerdos.
 
Mientras tanto, el mensaje está claro, terror y muerte a cualquiera que desafíe el aparato mafioso que ha convertido a Colombia en un campo de trabajo, exterminio y rumba.
 
1- Leer a propósito Nuestro Hitler, la columna de Ramiro Bejarano publicada hoy mismo en El Espectador. Ya es tarde para reconocer la fábrica de extermino que es el Plan Colombia….y por fin, coordinar la resistencia y la paz de los pueblos.
 
Manuel Rozental