Hoy lloramos a nuestro compañero Clément Méric. Lo mataron ayer. A golpes. Lo asesinaron por rechazar y combatir ideologías racistas, homofóbicas y autoritarias. 
 

 
Clément era un joven de 18 años, miembro del sindicato francés Solidaires Etudiant-e-s y de la organización Acción Antifascista en París. Un estudiante dedicado y comprometido. Un firme y activo defensor de sus ideales. Un hermano que cada día aportaba a nuestros sueños colectivos. Siempre presente en las luchas que hemos llevado como estudiantes y militantes antifascistas. Este miércoles 5 de junio de 2013, mientras salía de una tienda de ropa con unos amigos, unos miembros de grupos de extrema derecha lo agarraron a golpes y lo dejaron inconsciente. Muerto. 
 
Hoy expresamos nuestra rabia en todas las calles de las ciudades francesas, incluso en otros países europeos donde se sumaron solidariamente a los actos y marchas en memoria de Clément. 
 
Gritamos nuestro asco a todos los políticos de derecha y extrema derecha que permitieron y legitimaron con sus políticas y sus discursos el odio, el racismo y la homofobia que proliferaron en estos últimos meses en el país. Desde las calles les decimos a los que se aprovechan e implementan estas estrategias de terror y de autoritarismo que no nos pueden someter, que nosotros nos organizamos y seguiremos de pie en la lucha popular con diversidad. 
 
Sin embargo el fascismo no es de ahora y la Historia testimonia del horror de esa ideología podrida. Aunque en Francia los debates sobre la igualdad de derechos entre personas homosexuales y heterosexuales han dejado un espacio demasiado grande a la expresión de las ideologías conservadores y fascistas – palabras de odio que se volvieron agresiones contra varias personas homosexuales -,  en los últimos años no sobran las víctimas de los diferentes grupos de extrema derecha.  
 
James Dindoyal. 
Imad Bouhoud. 
Brahim Bouarram. 
 
Algunos nombres de los que fueron asesinados en los años 1990 en Francia por diferentes grupos señalados como neo-nazis y con el apoyo del partido fascista, el Frente Nacional. 
 
Y ahora Clément Méric. 
 
Porque el fascismo no solo fueron los regímenes de terror de la Alemania nazi o de la Italia del periodo de entreguerras, sino que nace con el capitalismo comercial moderno impulsado por las conquistas europeas en los siglos XV y XVI, y se desarrolla como una gangrena que carcome poco a poco nuestras sociedades. No podemos dejar que se niegue esa realidad. No son hechos aislados. El fascismo es un fenómeno social complejo. Es “un modo de control político autoritario y totalitario que surge en las sociedades industriales capitalistas en repuesta a una crisis económica; existe como idea y movimiento y no solo como régimen”  plantea Larry Portis. 
 
Y no es la ideología de algunos locos sanguinarios tampoco. Es una estrategia del mismo sistema capitalista. 
Como lo analiza Portis, las “democracias” liberales, la creación de una jerarquía basada en supuestas “razas” y las discriminaciones que causa – aunque las instituciones no las permitan de manera formal – son una herramienta útil para la estigmatización de una parte de la población y la movilización de los demás en contra de esa minoría. La noción de razas solo existe para justificar desigualdades, la dominación y la explotación de grupos determinados como “inferiores”. Dividir para reinar mejor, un truco tan viejo como el poder. Crear chivos expiatorios en tiempos de “crisis” económicas, una de las estrategias preferidas de los patronos y capitalistas europeos. 
 
Si la “crisis” es un componente esencial del sistema capitalista, el fascismo también lo es. Al igual de muchas otras estrategias de terror, explotación y despojo de los pueblos, necesarias para la acumulación de capital por unos pocos. Ciertas condiciones favorecen la expresión del fascismo y su aceptación. Pero siempre ha existido y existe, de manera larvada o abierta. Tenemos que reconocerlo para organizarnos y combatirlo. 
 
Hoy escribo mi dolor y expreso mi solidaridad desde lejos, desde Colombia. Mientras se llora a Clément allá, acá se lloran otros muertos. Muchos otros muertos. Asesinados colectivos y masacres causados por el mismo sistema capitalista. Acá los dueños del mundo están dando una guerra sangrienta, despojando a los pueblos de sus territorios, de su cultura y de su dignidad, aterrorizándolos, sometiéndolos y cooptándolos. El engranaje silencioso de un saqueo grande para alimentar el mecanismo mundial de acumulación de capital. Las mismas estrategias. Como un pulpo se adaptan a cada pueblo, a cada cultura, a cada territorio.  En Europa también embrutecen a la gente, nos controlan por los medios masivos y las instituciones y nos hacen creer que somos “desarrollados”, ricos consumidores, viviendo sobre el robo de los demás, mientras nos siguen explotando.  
 
Reconocernos como pueblos, desde nuestras diferencias, nuestros colores y nuestras culturas es el primero paso para tejer solidaridades y organizarnos desde abajo para luchar contra el racismo, el patriarcado y el capitalismo que nos imponen los de arriba. 
 
Clément Méric ¡Ni olvido, ni perdón!
 
Homenaje de la Communauté étudiante de Sciences Po à Clément Méric: http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=fAVEyLdXRes
 
Por: Camille Apostolo