Vivíamos en un lugar de ventanas que daban a paraísos de colores, la música de la naturaleza llenaba los cuartos y el afán de reconocer cual ave cantaba, era el pasatiempo favorito. No había temor de que entrara una araña a la casa pues no existían paredes y la verdad poco interesaba pues todos los organismos eran bienvenidos. El hambre no existía pues bastaba con cazar o recolectar lo que nos daban los demás para realizar una gran cena. 

 
Pero llego el momento, fuimos descubiertos y con ojos cándidos recibimos a los visitantes y cual película de Pocahontas los invitamos a la mesa, pero lo que nunca nos mostraron y preferimos olvidar fue el saqueo, la tortura, el dolor y la muerte con la que fuimos saqueados para que otros vivieran con ese polvo dorado, fuimos sometidos, esclavizados y borraron las huellas evitando pasar las historias, pero algunas se filtraron… 
 
Hoy después de más de 500 años, en nuestro pueblo Colombiano parece no haber cambiado las cosas es más parece que empeora, cada día vemos grandes maquinas arrasando con nuestras selvas, el canto de los pájaros en algunos lugares ya no se escucha. Y la comida ahora esta envenenada de hormonas, las personas parece que prefieren comer rápido a comer saludable. Las razones por las cuales nos olvidamos de nuestras raíces y se quieren las de otros pueden ser diferentes, y es por esta razón entendemos su lucha, la apoyamos y la acogemos.
 
En momentos de crisis, no importa la hora ni el lugar, nos sobran razones para unir las fuerzas. Consideramos que el trabajo que se debe realizar es recordar nuestra historia para no seguirla repitiendo, debemos hacer eco en nuestros jóvenes, ya no con historias fantasiosas de rescate y descubrimiento sino con la verdad esa en donde se roban nuestra riqueza para mantener a unos pocos. Cuando recordemos empezaremos a apropiarnos de nuestra Tierra, dejara de ser ajena esa protesta indígena y campesina, entendiendo que la tierra es de quien la trabaja y no de quien la explota. Empecemos por decir lo correcto, que sin la naturaleza y sus organismos, no somos nadie, que tenemos las raíces que nos conecta con lo vivo y que lo principal es encontrarnos con el ambiente, ese que tratan de volverlo medio pero que aún es de nosotros, claro está que si queremos, porque lo que es de uno se defiende y se conserva.
 
Para finalizar queremos decirle que respetamos su lucha y la sentimos de nosotros pues todos venimos del mismo lugar, entendemos que se sienten solos pero sepan hoy que no lo están, que desde esa selva de cemento se escucharon sus gritos y que queremos luchar con ustedes, queremos llevar el mensaje de paz, respeto e igualdad entre los pueblos y entre las especies que ustedes han escrito generación tras generación. Allá lejos de estos alisos y sonidos de cigarras estamos con ustedes y reivindicamos su lucha para que pronto nos devuelvan lo que nos han robado y que ahora se usa para otros fines menos para dárselos a los hijos de la tierra.
 
“Hay que amar con verraquera y hay que despertar el amor con verraquera. Esa es una vaina clave en este paseo. Es una vaina clave para los líderes, es una vaina que siempre olvidan.”   JAIME BATEMAN CAYÓN
 
MOVIMIENTO 19 DE ABRIL 
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Bogotá, Junio de 2013