En la tarde del jueves 4 de julio de 2013, varias chivas (carros), llenas de jóvenes de todo el Norte del Cauca se subieron hacia la vereda El Cabildo, Resguardo de Cilia la Calera, Municipio de Miranda, donde se instaló la vigésima novena asamblea del Movimiento Juvenil “Álvaro Ulcué Chocué”.

 
Por la noche, se armaron las carpas, las cocinas por resguardos y la tarima, para dar inicio al evento con los saludos de las autoridades, de los coordinadores y de los demás participantes.
 
Mayores y jóvenes instalaron la tulpa, por medio de un ritual de armonización, para seguir fortaleciendo los usos y costumbres y convocar buenas energías para el evento. El propósito de este encuentro, llamado “Jóvenes unidos en comunidad en busca del fortalecimiento de la armonía espiritual en defensa de nuestro territorio”, es evaluar y discutir las diferentes problemáticas que se viven en el territorio, así como participar y fortalecer el Plan de Vida.
 
Ese espacio de reflexión se abrió el segundo día con una ponencia sobre el conflicto armado, en la cual se hizo un recuento histórico sobre las lógicas de dominación y de sometimiento de los pueblos indígenas desde la colonización. Se evidenció cómo la conquista económica, política y cultural llevó al despojo de los territorios y el exterminio de las poblaciones indígenas, así como a la imposición de formas de gobierno (el cabildo), de religiones, de prácticas artesanales y agrícolas y de ritmos de vida diferentes a lo que se vivía en los territorios.
 
Ese saqueo y genocidio de los pueblos indígenas sigue todavía, por medio de estrategias de terror y guerra, para desplazar a los pueblos de sus territorios y permitir la instalación de las multinacionales, con el propósito de sacar y adueñarse de las riquezas naturales y acumular más capital económico en las manos de unos pocos.
 
Las ponencias, mesas y debates que se han planeados a los largo de los tres días de asamblea que se vienen realizando permiten «nutrir de bases, de herramientas a los jóvenes para que puedan llegar a discutir las diferentes problemáticas que existen en las comunidades», explica Julian Neira Uiscue, miembro del movimiento juvenil y apoyo al equipo de jóvenes del CRIC. Para él, lo que se vive es un conflicto social y político con métodos armados, entre otros. Y también los jóvenes deben entender que, además de perjudicarlos, el conflicto les involucra y les hace participar de él. Por eso es necesario buscar otros modelos económicos viables, para poder dejar de apoyar el conflicto armado y buscar formas de vida digna. Eso pasa por la lucha contra el modelo económico actual y las leyes de despojo que someten y roban a los pueblos.
 
Para el movimiento juvenil, es importante lo político y lo cultural sobre lo económico, y entonces abrir tales espacios políticos, culturales, deportivos y artísticos, para dar oportunidades de participación y de construcción de otros sueños a los jóvenes, dentro de los planes de vida, y fuera de los Proyectos de Muerte. “Porque hay jóvenes en el territorio donde una loma es una loma, pero hay otros en donde han habido rituales, han habido muchas cosas en nuestros territorios, en donde no se permitiría que se trabajaría como una loma sino como un seno de una mujer, etc. Son concepciones… y a partir del 91 se empezaron a perder muchas cosas porque aceptamos lo de las transferencias. Nos metieron a cargos administrativos que no deberíamos haberlos tomado, pero las ganas de poder, las ganas de todo eso…o de hacer cambios” nos contó Julian.
 
Reflexionar como jóvenes alrededor del conflicto armado, es entender cuáles son las afectaciones, y la participación en el marco del reclutamiento forzado. Y los atropellos a los jóvenes son permanentes. Lo demuestra la agresión de un joven de la vereda, miembro del movimiento juvenil, en la noche del 4 de julio, golpeado por unos actores armados, mientras subía en una carretera.
 
Sin embargo, también se trata de mirar las causas estructurales, para entender para qué hay guerra, y quien es el enemigo a enfrentar. Por eso la lucha debe darse desde la base y los espacios comunitarios de reflexión son fundamentales para poder construir un pensamiento colectivo. Para Julián, hay que «ser mucho más crítico y objetivos en ciertos aspectos para poder seguir construyendo lo que somos, como pueblos indígenas». «No podemos llegar con los mismos métodos que nos han querido imponer la política acá. Creo que la política si se da, se da desde espacios consultivos y propositivos» añadió.
 
Para los jóvenes, es importante tener la libertad de debatir y criticar para avanzar y fortalecer el proceso. Ellos quieren ser actores de la construcción de los planes de vida y de las tomas de decisión de las comunidades, junto con los otros comuneros, para apropiarse los espacios y recuperar el territorio en comunidad.
 
“Tenemos la libertad de decir las cosas y mucha responsabilidad” concluye Julián, mirando el camino de la organización y la importancia de las decisiones que se tomarán para el futuro de la organización.
 
Los jóvenes son las semillas del movimiento indígena, los luchadores de hoy y de mañana, pues si la guerra de hoy es para el negocio, la paz de mañana, tal como se está discutiendo, sera la del negocio también.
 
Hasta el día 7 los jóvenes estarán reunidos para informarse y reflexionar, mediante ponencias y mesas de trabajo, para poder decidir y actuar en el territorio y la organización.
 
Tejido de Comunicación – ACIN