Hermanos de los sectores agrarios colombianos: Reciban el más fraternal saludo del Consejo Mayor de Gobierno Nacional de la ONIC. En tanto organización nacional e interpretando el sentir del movimiento indígena colombiano, nos dirigimos a ustedes para reiterarles nuestros sentimientos de solidaridad y reconocimiento en las reivindicaciones que hoy hacen visibles a la sociedad colombiana.

 
De este mostrar al país dolores y frustraciones hace parte en este momento el ancestral pueblo de los Pastos, quienes en el sur del país alzan su voz ante las condiciones que les asfixian para poder continuar sobreviviendo.            
 
En la historia del movimiento contemporáneo indígena,  los acumulados organizativos de los sectores campesinos se constituyeron en padrinos para la materialización del actual movimiento indígena colombiano, que hoy se agrupa en torno a los principios de territorio, autonomía, cultura y unidad; del mismo modo los entrecruzamientos con las expresiones organizadas de los sectores afrodescendientes también son permanentes en tanto representamos los tres, a los habitantes populares del sector rural en Colombia.
 
 Queremos decirles que lamentamos los hechos de sangre y muerte acecidos en estos días, en gran parte motivados por la equivocada y peligrosa estigmatización que el gobierno nacional hace de la justa protesta social; esta última, vía legítima  y necesaria de los sectores sociales invisibilizados durante la historia que tenemos como país. 
 
 Entendemos con ustedes que la dirección de la política económica del estado colombiano en su conjunto y la agraria en particular tienen errores estructurales históricos, que han venido mostrando una tendencia a la internacionalización al menos desde fines de la década de los ochenta, que permiten que solo los sectores tradicionalmente privilegiados tengan la posibilidad de beneficiarse.     
 
La inconsulta y rápida firma de TLCs, prueba de esta tendencia que mencionamos arriba, y que  ustedes denuncian actualmente, presenta sus desastrosas consecuencias, que son la agudización de la crisis en las condiciones sociales y económicas de los habitantes rurales, que al fin y al cabo –pareciera decir el modelo en curso-  son sólo campesinos, afrodescendientes e indígenas.
 
Hermanos del agro en el país, queremos exigir a través de esta comunicación al gobierno nacional el cumplimiento de los acuerdos que se tienen con los diferentes actores sociales. También alentamos y felicitamos las manifestaciones de apoyo que han recibido sus exigencias por diversos sectores urbanos.
 
Debemos llamar fraternalmente a los medios masivos de comunicación a ser canales incondicionales de las realidades y necesidades de los habitantes rurales colombianos, del mismo modo que solicitamos al Señor Defensor del Pueblo a ocupar su papel de garante del respeto a los derechos humanos de los participantes en la protesta social.
 
Lo que está en juego con su digna movilización, hermanos campesinos del país, es la oportunidad que los sectores privilegiados colombianos y el gobierno nacional desciendan de sus rugientes locomotoras, tal vez el motivo de tanto ruido no es señal de potencia sino que están atascadas, en los destrozos sociales que hay en el terreno.  
 
La solución del problema rural, en el que habitan campesinos, afrocolombianos e indígenas, es base fundamental para hacer real la paz, pero sobre todo el cuidado armónico de la madre tierra el futuro de la sociedad colombiana en su conjunto.
 
Autoridad Nacional de Gobierno Indígena – ONIC
 
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