A pesar de que hace pocas semanas y ante el descrédito de los TLC, las evidencias de desindustrialización y la crisis del agro, el gobierno había planteado que habría que quitarle énfasis a los TLC y preocuparse por la economía interna. Esta semana fuimos sorprendidos por la firma de un TLC con Panamá y el anuncio de la firma de otro con Israel.

 
Cada TLC tiene su particular gravedad y afectación. En el caso de Panamá, reconocido paraíso fiscal, la existencia de numerosas empresas de papel que esconden activos en el exterior, el clima de desregulación financiera que permite cualquier clase de maniobra especulativa y el hecho de que sea puerta de entrada para exportaciones subfacturadas o directamente de contrabando hacen que este TLC añada otro factor a la crisis nacional.
 
El gobierno colombiano no está pensando en los productores nacionales, sino está adaptando el escenario para los grandes capitales extranjeros. En su visión geopolítica Santos quiere reforzar la Alianza del Pacífico para enfrentarla al Mercosur y Panamá es una pieza clave de ese rompecabezas que en última va a servir a Estados Unidos que con el estandarte del libre comercio quiere seguir inundando de mercancías y servicios a la región para intentar aminorar su enorme déficit.
 
Red Colombiana de Acción Frente al Libre Comercio, Recalca
 
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