Las fuerzas vivas del municipio de Guapi hacen un llamado al gobierno nacional y a los organismos de control para que cese la ingobernabilidad en Guapi. Su alcalde, Yarley Ocoró, ha transgredido sus funciones y la ley, pero nadie parece ponerle en orden: Ni la procuraduría, ni la contraloría. El alcalde no atiende los llamados del Concejo y de los recursos económicos municipales no da cuenta.

 
Como lo dice el comunicado del presidente del Concejo municipal de Guapi; “De los 166 días hábiles que van del 1ro de enero al 9 de septiembre (2013), el Alcalde estuvo fuera del municipio 92 días, equivalente al 55%. Como es sabido por toda la comunidad de Guapi y según el seguimiento de control político administrativo que se ha venido realizando, el alcalde asistió al despacho de la alcaldía un promedio de 2 días hábiles por semana”. VER INFORME SALIDAS DEL ALCALDE
 
En el año 2012 de 189 días hábiles que hay del 28 de enero al 6 de noviembre el Alcalde estuvo fuera del municipio 114 días, y asistió solamente un promedio de dos días por semana.
 
Según la ley, el alcalde no puede ausentarse de la municipalidad por más de cinco días seguidos (ley 136 de 1994) si no está autorizado por el Concejo. Si a esto se suma que cobró por viáticos $ 230.514 diarios en el 2013, es justificable la indignación de todo un pueblo.
 
Guapi es un municipio ubicado en la costa Pacífica caucana con una población aprox. de 34 mil habitantes (95% de ascendencia afrocolombiana; 1,5% de población indígena y 3,5% mestiza. Las actividades productivas son la pesca, la agricultura, la minería y las artesanías.
 
Desde la última década viene siendo azotado por el conflicto armado y desde hace más de veinte años por la corrupción de sus gobernantes de turno, la falta de oportunidades laborales y educativas, situaciones que han tenido como consecuencia la desesperanza e incredulidad de sus gentes.
 
Estas situaciones han dado como resultado diversas manifestaciones públicas. Entre ellas, el paro cívico que se realizó entre el 2 y el 9 de julio del 2013. El pueblo guapireño alzó su voz de protesta de manera pacífica ante el total abandono del Estado y la mala administración municipal la cual ha generado la peor crisis social y económica de su historia.
 
Un grupo de jóvenes mototaxistas comenzaron la protesta por el mejoramiento de las vías urbanas. Varios de sus vehículos habían sufrido volcamiento, al igual que aquel día, 2 de julio. A ellos se sumaron varios sectores del casco urbano, incluidos los comerciantes, y más de 1200 campesinos que llegaron masivamente a exigir sus derechos.
 
Como resultado de la protesta el 11 de julio se establecieron compromisos, a través de mesas de trabajo, para redireccionar el estado de ingobernabilidad y la nula atención de las necesidades básicas en el municipio. En este ejercicio participaron voceros elegidos por la comunidad y funcionarios de los órdenes nacional, departamental y nacional.
 
Hay que decir en este punto que para sentar en la mesa al gobierno nacional y departamental y para que los medios masivos hicieran eco de lo que pasaba en Guapi, los protestantes se tomaron el aeropuerto de Guapi, reteniendo por algunas horas un avión de la empresa estatal Satena.
 
Pasados más de tres meses, evaluando los compromisos adquiridos, el alcalde Yarley Ocoró en una actitud negligente ha mostrado muy poca voluntad política con el incumplimiento de más del 90% de sus compromisos frente al cumplimiento del 85% del gobierno departamental.
 
Esta situación ha generado total descontento de la sociedad civil con baja credibilidad y pérdida de confianza en el burgomaestre. Los voceros comunitarios preparan acciones conjuntas con la comunidad, así como llamar la atención del gobierno nacional y de los organismos de control.
 
Guapi protesta de manera pacífica, pero requiere de la atención urgente del Estado. En materia de salud cada día son más las muertes por la falta de atención integral; remitir un paciente a Cali es una odisea pues debe ser vía aérea. La tasa de desnutrición en niños y niñas se ha elevado, hay más desempleo, la deserción escolar ha aumentado y la descolarización es manifiesta ante la falta de docentes y escuelas.
 
Si bien Guapi  es un pueblo que agoniza frente a la representación del Estado y el gobierno, agota sus últimas fuerzas manifestándose en las calles y exigiendo mayor gobernabilidad y compromiso estatal.
 
* Artículo escrito por los participantes del taller de incidencia política realizado en Guapi por la Coordinación Regional del Pacífico Colombiano
 
http://www.pacificocolombia.org/novedades/guapi-ingobernabilidad-insostenible/927