Intervención del senador Jorge Enrique Robledo en el debate sobre la problemática de los puertos carboneros. Sesión de la Comisión Quinta en Santa Marta, 15 de noviembre de 2007

 

García Márquez y Gossaín terminaron tiznados. Un problema pésimamente manejado. Graves problemas ambientales, de salud y laborales. Las trasnacionales no pagan lo que deberían. Como para Ripley que se haya montado minería de carbón en una zona declarada turística desde 1972 y un muelle carbonero en la bahía más bella de América. Hay una contradicción innegable entre carbón y turismo. Inaceptable que a las trasnacionales toque sacarles a la brava el cuidado del medio ambiente. ¿Podría la Drummond montar un puerto carbonero en las playas de Miami?

Voy a hacer un esfuerzo de síntesis para permitirles a los demás senadores y a los habitantes de la región dar sus opiniones. Espero que no me quede demasiado resumido, porque soy de los que piensan que este es un país muy mal gobernado, no solo ahora sino desde siempre. Y espero que cuando ustedes oigan la historia de este caso coincidan conmigo en que ha sido muy mal manejado. Si el propósito de los gobiernos ha sido manejar mal el tema del carbón y el problema ambiental, diría que lo han logrado a la perfección. Hay que ponerles cinco aclamado, porque terminó convertido en un enredo de dificilísima solución.

Pensé que iba a haber más gente de las altas instancias en Santa Marta hoy aquí con nosotros. Saludo a quienes se dignaron acompañarnos, pero lamento que no haya un interés mayor en un tema de tanta importancia para la vida de la ciudad y de la región. No sé si tenga que ver con la idea de que es un tema que se les debe dejar a los samarios y no a los cachacos. Reconozco que la región es de la gente de aquí, pero con todo cariño me permito decirle a la gente de Santa Marta que este es un solo país y que es muy grande el afecto que los cachacos tenemos por la Costa.

En mi caso particular, y puede ser el de otros senadores, conocí el mar aquí en Santa Marta. La primera vez que vi el mar en la vida es una imagen que tengo grabada en mi cerebro, y fue aquí en Santa Marta. He vuelto en tren, en flota y a dedo, cuando estudiaba en la universidad, y después he venido en carro particular, y he dormido en carpa, en hoteles, en apartamentos. Conocí el Parque Tayrona cuando ir a las playas de Cañaveral o de Arrecifes era una hazaña, porque los medios eran extremadamente precarios, y he nadado en las frías aguas de los ríos que vienen de la Sierra. Santa Marta es tierra de todos, y en ese sentido pienso que podemos reclamar el derecho, no solo legal sino también sentimental, a opinar sobre lo que está ocurriendo aquí, a mi juicio algo demasiado grave.

Quiero aclarar, porque las cosas se manipulan, que aquí no se está discutiendo si en Colombia debe haber o no explotación de carbón, ni si en Colombia debe exportarse o no carbón. Si Colombia terminó embarcada en el gran negocio del carbón, que mueve sumas y recursos inmensos –estamos hablando de exportaciones de más de 100 millones de toneladas y de arrancarles a decenas de miles de hectáreas las capas superiores del suelo, un impacto ambiental descomunal –, esforcémonos por hacerlo bien. Absurdo persistir en este disparate en el que estamos montados.

Gravísimos problemas

¿Cómo se resuelven tantos y tan gravísimos problemas? Tenemos en primer término problemas laborales inmensos. Apenas por ahí la mitad de los obreros gozan de derechos laborales, porque a los demás les han inventado un sistema de contratación para escamotearles sus ingresos salariales. Hay problemas de salud ocupacional también gravísimos en las minas, que no se están atendiendo, en especial daños de columna vertebral, para no hablar de la contaminación del aire, que afecta a todos los trabajadores.

Hay un inmenso problema ambiental desde el Cesar hasta la costa. El ferrocarril también ha creado problemas ambientales y auditivos gravísimos en las poblaciones por donde pasa. Hay pueblos prácticamente partidos en dos y en donde ir de un lado a otro se ha vuelto imposible. La vibración de los trenes sobre las casas está causando daños estructurales. Las minas son de tajo abierto y abren huecos monstruosos de 300 metros de profundidad en áreas descomunalmente grandes en que se arranca, para hallar el carbón, toda la capa vegetal y además lo que se llama materia estéril. Y el gobierno está por concederle a una de estas mineras 60 mil hectáreas en el Cesar. Se afirma que las mineras hacen el hueco y después lo tapan, bueno, pero el daño del hueco no lo arregla nadie e incluso taparlo es un decir.

El Cerrejón ha destapado más de 9.400 hectáreas y apenas ha recuperado 2.300. Drummond ha excavado más de mil hectáreas y ha recuperado apenas 123. Prodeco ha barrido 147 hectáreas y solo ha recuperado 17, o sea, es evidente que no se están cumpliendo las normas ambientales. Tenemos además el lío aquí en la Costa de pescadores que han perdido varias de sus zonas de faena.

Trasnacionales no le pagan lo justo al país

A uno le dicen entonces, bueno, senador, claro que hay líos, pero es que la plata es mucha y el país gana mucho. He estado muy dedicado últimamente a mirar qué tan cierto es que las trasnacionales nos están pagando lo justo. No es el tema de hoy, pero lo voy a mencionar. Las regalías son ridículas. Todos los demás países productores ganan más plata en el negocio del carbón que Colombia. Aquí es mejor sacar el carbón, transportarlo, revenderlo, intermediarlo, asegurarlo. En lo que tiene que ver con las regalías, cualquier cosa es mejor negocio que ser el dueño del carbón.

He estado mirando con detenimiento si pagan los impuestos que debieran pagar. Drummond, por ejemplo, tiene una exención en IVA a la gasolina que vale 150 mil millones de pesos en los últimos años. En estos días el presidente Uribe explicaba cómo para el caso de estos puertos se va a poder utilizar la idea de las zonas francas independientes. Pues ese solo hecho les bajaría el impuesto de renta del 34% al 15%. Imagínense de cuánta plata estamos hablando. La renta que pagan está en promedio en 25%, contra el 34, que debiera ser. O sea, hay toda una discusión para establecer si es verdad que el gran daño nos lo están pagando bien, suponiendo que ese daño irremediable pudiera pagarse.

Me preocupa también el ocultamiento de la realidad. Les voy a dar un dato para mostrarles cómo hay una especie de conspiración del silencio, que afortunadamente se está rompiendo. El 8 de agosto pasado, Drummond perdió con el Estado colombiano un Tribunal de Arbitramento que le cuesta a la trasnacional 37,5 millones de dólares y yo pregunto: ¿alguien vio esa noticia en alguna parte? A los estudiantes de periodismo les enseñan que no es noticia que un perro lo muerda a uno, sino que uno muerda al perro. Entonces, señor ministro, debiera ser noticia que Colombia le gane un pleito a una trasnacional en el que probablemente sea el único caso que haya sucedido, y sin embargo no se sabe. Menos se sabe incluso que ya Drummond notificó que no le gusta el fallo y que lo va apelar ante el Consejo de Estado y entonces fácilmente la plata va a terminar embolatándose en los retruécanos de la justicia.

Dejo planteado el problema general, sobre el cual esta Comisión y los colombianos deben poner los ojos, no para que no haya minería del carbón, sino a ver cómo hacemos para que resulte beneficiosa a la nación.

Turismo y carbón

Lo otro que quiero mencionarles, mis queridos samarios, y me parece inaudito, es que hayan podido montar minería del carbón sobre una zona eminentemente turística. Es como para Ripley que se haya podido montar una exportación de carbón desde la propia Sociedad Portuaria de Santa Marta, un muelle enclavado en la bahía más bella de América, y todo porque alguien se va a ganar unos, y aquí si cabe la expresión, miserables dólares. Un muelle carbonero en una bahía relativamente pequeña y que, sin embargo, lleva ya muchísimos años. Probablemente pase a la historia.

Quiénes han dirigido esta ciudad, pregunto, y cómo la han dirigido para que puedan suceder cosas como estas. Y pregunto también con toda cordialidad, ¿y las fuerzas vivas de esta ciudad donde han estado mientras sucedían tantos desmanes? No olvidemos la canción, que tal vez pueda ser exagerada, pero tiene su fondo: “Si no fuera por las olas, Santa Marta moriría”. Son hechos que nos debieran hacer reflexionar.

El desorden es inaudito, ministros. Yo no sabía, senador Name, de los cinco muelles carboneros en Barranquilla ni de los cuatro que hay aquí en Santa Marta, o sea, nueve puertos de exportación de carbón en menos de cien kilómetros, nueve fuentes de contaminación y de problemas, probablemente otro récord mundial, porque obvio que la actividad debiera estar centralizado en un solo puerto o en dos, a lo sumo. Mi impresión es que aquí se les están abriendo las compuertas a las audacias de un poco de propietarios de tierras adyacentes al mar, que utilizan sus poderes y sus influencias para construir un puerto allí donde a cada uno de ellos se le dé la gana, con tal de ganarse unos miserables dólares sin considerar el interés de la nación y de la sociedad.

Es demasiado grave, porque cualquier análisis técnico elemental indica que estas cosas se deberían resolver de otra manera. Es evidente la contradicción existente entre la vocación de la región, en el caso de Santa Marta en especial, y la situación que viene presentándose. Se emplazó un muelle carbonero precisamente en lo que desde 1972 está definido por decreto presidencial como zona turística. No estamos hablando de cualquier sitio, sino de una región definida legalmente desde 1972 como zona de desarrollo turístico. Lo que crea derechos, senadores. En una zona de desarrollo turístico empieza a aparecer una infraestructura de hoteles y apartamentos, una actividad de negocios inmobiliarios a los que no les puede clavar encima, como está sucediendo, cualquier cosa que los destruya.

En el plano se puede ver de qué estamos hablando. El extremo norte del Terminal Marítimo es la propia bahía de Santa Marta, luego está el casco histórico de Santa Marta y hacia abajo, entre la carrilera y la carretera y el mar, en amarillo, viene todo lo que es la zona de desarrollo turístico. Y precisamente allí se pueden ver, después del aeropuerto, el puerto de Prodeco, el de Drummond y más abajo el de la Sociedad Portuaria de Ciénaga. Los puntos negros son los barcos y barcazas en las cuales se transporta el carbón desde la Costa hasta los barcos, un proceso llamado de cargue indirecto, porque el barco no se puede arrimar hasta la playa.

En el puerto de Santa Marta, hace un par de años, creo, ya fue establecido el sistema de cargue directo, y el barco grande se arrima hasta el muelle, uno de los líos que estamos enfrentando. Se discute si hay o no problemas y hay incluso estudios según los cuales aquí no hay contaminación.

Voy a leer entonces algunos testimonios, primero, el de un gerente hotelero: “El hotel se encuentra en una situación calamitosa de contaminación en sus playas” y añade que ellos hacen grandes esfuerzos por mantener limpias sus habitaciones.

Antonio José Caballero, periodista de RCN, muy conocido, escribe un análisis que titula con una frase bien dura, “La bahía más sucia de América”. Y quiero llamar la atención a los samarios. La frase puede ser o no cierta, pero crea fama. Es como está percibiendo alguna gente el asunto. Juan Gossaín escribió un artículo memorable en la revista Diners, que ojala leyeran todos aquí en esta región, donde él cuenta lo que le pasó hace unos meses, yendo en tren hacia Aracataca con Gabriel García Márquez y Caballero. Lo voy a leer porque además es bonito y creo que ilustra lo que está sucediendo. Dice:

“De súbito, antes de que ganáramos la estación de Pozos Colorados, en las últimas calles de la ciudad, el certero reportero Caballero –periodista en verso– me miró aterrado, despepitó los ojos y me hizo unos ademanes extraños, simulando que se pasaba la mano por la frente, pero sin suspender su transmisión de radio.

“–¿Qué te pasa? –le pregunté, mientras la emisora ponía unos avisos comerciales–.

“–Que tienes la cara negra –me contestó.

“Me limpié los cachetes con la palma, que me quedó tiznada. Gabito, a nuestro lado, levantó la mano para saludar por la ventanilla agrietada el gentío que lo vitoreaba desde los ranchos. La manga de la camisa, que media hora antes relucía de blanco a causa del almidón, tenía ahora esa coloración plomiza y oscura de la pólvora cruda.

“Ahora que tengo tiempo de pensarlo, debí haber puesto una cara de espanto como la de Camus en medio de los estragos de la peste, porque la cuñada de García Márquez, que iba también en el tren, que es samaria y estaba sentada frente a mí, se sintió obligada a revelar el secreto. ‘Es el carbón’, me dijo.”

(Lástima que no esté aquí el doctor Lozano, ministro del Ambiente, y esperemos que ya haya leído el artículo).

“–Es el carbón –me dijo con un acento de terror, el maldito carbón. “–¿Cuál carbón? –dije yo, que ya sentía los ojos colorados de la irritación. “–Cuál va a ser –gritó el turco George, desde la última banca, con su vozarrón de centella. “–El que exportan por los muelles de Santa Marta, el que vuela en el aire, el que está matando a la gente, al turismo, a los pescados.

“Sentí el cuello pegajoso y le solicité a mi mujer que me mirara. “—Tienes en el pescuezo un caldo negro —respondió la mujer de Gossaín—. De sudor y carbón.”

Son palabras mayores, y alguien podrá alegar que no es cierto o que sí, pero es de lo que se está hablando. Por si las dudas, voy a mostrarles a lo más furibundos partidarios del gobierno lo que dice al respecto el propio presidente Uribe. Dice: los de los hoteles se quejan de que la volatilidad del carbón, ministro, produce una película en las carpas de los turistas, en las mesas de los turistas, en las habitaciones de los turistas. Son las palabras del Presidente de la República.

Sí existe la contradicción

O sea, aquí sí hay un problema. Me limito a señalarlo, porque en más de una ocasión he oído decir que se lo están inventando. Incluso si fuera inventado, debo decir con franqueza que las percepciones generan realidades y es algo que se ha vuelto una realidad.

El Ministerio de Ambiente curiosamente me responde a una pregunta que le formulo que la presunta contradicción entre turismo y carbón radica en que hay quienes indican que las dos actividades son incompatibles. Lástima que no esté aquí el doctor Lozano, pero le digo que la contradicción no es presunta, la contradicción existe, es un hecho objetivo. Yo llegué ayer a Santa Marta y nos fuimos con unos amigos a inspeccionar la playa de la Drummond. Más nos demoramos en bajarnos cuando encalló una lancha a ver que andábamos haciendo. Nos pararon unos tipos. Señores, no se puede pasar por ahí, no se puede pescar ahí, no se pueden moverse lanchas turísticas dentro de los puertos del carbón. Y esa dizque es una “presunta” contradicción.

¿Será también presunta la contradicción del tren que pasa por debajo de las camas de los hoteles? ¿O presunto el polvillo del carbón? En esto hay que ser precisos, ministro.

Ahora, que la contradicción sea antagónica o no es la discusión en la que estamos. Que la contradicción existe es innegable. ¿Cómo resolverla? Esa es la discusión. Se puede resolver sobre la base de cerrar los puertos carboneros y que no se exporte mineral desde allí, o se puede resolver multiplicando los puertos del carbón y acabando el turismo. Hay una tercera manera de resolverla, y es en la que yo pienso, aspirando a que puedan coexistir las dos actividades, hasta donde sea posible. Pero reconozcamos, ministros, que la contradicción existe. El problema es si somos capaces de encontrarle la solución, porque ya esto lo convirtieron en un enredo de tal calibre que no va a ser fácil, en buena medida por la irresponsabilidad con la que se han venido tomando las decisiones.

¿Se antagonizará la contradicción? Esa es la pregunta. ¿Se tendrán que ir los hoteles? Esa es también la pregunta. Uno quisiera siempre tener en estos debates más tiempo para estudiar a fondo los problemas. Pero la percepción que yo tengo, por las respuestas del Ministerio de Ambiente, es que la actitud de los puertos no es a mi juicio una actitud positiva. La idea que a mí me queda después de leer la información es que todo lo que han hecho las trasnacionales en beneficio del medio ambiente ha tocado sacárselo a la brava, con sanciones, con amenaza de sanciones, con peloteras. Es lamentable y es una parte gravísima del problema. Aquí tenemos la codicia de los puertos carboneros, enfrentada a una serie de realidades económicas que también son ciertas y que están ahí pendientes de solución.

Que bajen la pila del carbón, que le echen agua, que laven la tractomula, que pongan cargue directo, toda una cantaleta del Ministerio bregando a que los puertos cuiden el ambiente, algo inaudito y más cuando se trata de extranjeros. Se lo digo a ustedes con toda la tranquilidad y la cordialidad. Está bien que las trasnacionales vengan y se ganen unos dólares, no me opongo, pero no puede ser a costa de atropellar a este país, de agredir a un país que les ha sido hospitalario, que les facilita las cosas, de volverlo todo un enredo, de poner a sus abogados, y los tienen de sobra, a cuestionar cada inciso, y todo lo pagamos con la propia tragedia de los colombianos. Me parece absolutamente inaceptable. No podemos aceptar que por la vía del carbón vayamos a volver a la Colonia.

Vamos a volver a la Colonia y ver otra vez a Rodrigo de Bastidas recorriendo estos territorios, pero con otro nombre. Las respuestas que acaba de dar en la televisión el gerente de la Drummond me parecen inauditas. Aquí hay un problema grave, que debe ser atendido porque está afectando negativamente al país.

Pienso que tampoco se pueden exagerar las cosas. Aquí hay problemas graves, pero no creo que sean irreversibles. Santa Marta continúa siendo Santa Marta y las playas siguen siendo bellísimas, una potencialidad que está viva para seguirla disfrutando, pero si el problema no se resuelve, la contradicción se puede volver insoluble en el sentido en que termina desapareciendo el turismo. Es el lío que tenemos. Estamos a tiempo de resolver el problema para que no se llegue a una situación en que el carbón acabe con el turismo.

Estamos hablando de una actividad fuertemente contaminante y que además se está desarrollando en cantidades astronómicas. En el corto plazo Colombia va a estar exportando 110 millones de toneladas de carbón y por lo menos la mitad se va a producir en el Cesar y a terminar exportándose por estas costas, o sea, estamos hablando de un lío de proporciones inmensas. Se afirma que hay casi 2 mil millones de toneladas de carbón. Si calculamos 50 millones de toneladas de carbón saliendo por aquí, estamos hablando de exportaciones durante 40 años y entonces alguien me replicará, no, senador Robledo, la contaminación no es mucha, pero yo digo, bueno, y sumada durante 40 años, ¿cómo es? Aquí estamos hablando de un impacto ambiental de proporciones descomunales, como suelen serlo las fuerzas tecnológicas y económicas que padece o disfruta –como se quiera decir– el mundo en los últimos años.

Los tres problemas ambientales más graves

Voy a precisar tres problemas a mi juicio muy graves que urge resolver, y me limito solamente a la parte ambiental en lo relacionado con el turismo, porque el lío laboral es otro, el lío de las regalías es otro. Los líos ambientales de todo tipo también son muy graves. Estoy seguro de que los niños del centro de Santa Marta tienen los pulmones negros por la tierra que levantan las tractomulas y el carbón, al igual que los de la Jagua de Ibirico, una vergüenza nacional. Pero así de esto no se hable, me voy a limitar, repito, al asunto del turismo.

Problema ambiental número uno, el de las tractomulas. Hay 1.200 tractomulas que van y vienen desde el Cesar hasta aquí y veo que también hacia Barranquilla. El daño de las vías es inmenso, porque no están diseñadas para este tipo de transporte. En los países civilizados existen vías especiales para llevar la carga de las minas. Ojalá los senadores tengan tiempo de ir ahora más tarde a las afueras de Santa Marta, aquí no más, donde el polvero es tal que uno no ve ni el sol. Los vecinos cuentan con nube propia estacionada ahí todo el tiempo. Los estudios muestran que tráfico promedio diario por esta vía en diciembre fue de 6 mil vehículos al día, una locura, el caos, porque de este total, 2.800 son vehículos pesados. Las tractomulas se accidentan a menudo, con muertos y heridos, y pregunto: ¿cuáles son las soluciones que se están ofreciendo?

Se dice que con el tren van a salir de Santa Marta unas 700. Bueno, quedan 500, ya de por sí un lío grande. Y son tractomulas que están llegando hasta el centro histórico de Santa Marta, porque el Terminal Marítimo queda casi en la Plaza de Bolívar, o casi sin el casi. Están diciendo que en parte el lío se va a resolver con un tren, que va a crear otro lío distinto. Pero entonces miren ustedes cómo son de complicadas las cosas, y lo hablábamos ayer con los conductores. Si desaparecen 700 tractomulas, son 700 empleos que se pierden, más el impacto social y económico de todas las actividades indirectas que generan las tractomulas, como los montallantas y las bombas de gasolina. Como la vía sigue siendo inadecuada, así pongan el tren a funcionar, entonces se viene hablando de otra vía, ahí se ve en el mapa. Vean la línea amarilla y a la derecha otra más oscura que termina entrando hasta el Terminal Marítimo. Están entonces en la idea de hacer una vía que alejaría las tractomulas del corredor turístico.

Problema dos, una cosa a la que han llamado el megatrén. Otra vez la canción: “Santa Marta tiene tren…”, y es cierto, aquí hay un tren viejísimo, de los tiempos de la Zona Bananera. Y entre paréntesis, López Michelsen cuenta en una entrevista que la moderna corrupción entró en esta región y en el resto de Colombia por la vía de la United Fruit Company. Bonita la historia, ministro. Que no resulte que estemos ahora repitiendo esas mismas hazañas, ya no con banano sino con carbón.

¿Cuál es el lío del tren? (Señala el mapa con el puntero). Por aquí llega el tren, da la vuelta por aquí y entra hasta la Sociedad Portuaria. Lo que hoy tenemos es un tren simple y relativamente pequeño, porque pasa como una vez al día. Yo ayer comprobé que pasa literalmente casi que por debajo de las camas de los hoteles y de un poco de apartamentos que hay en el corredor turístico, marcado aquí en amarillo. Hay incluso un hotel partido en dos por el ferrocarril y usted, ministro, debe conocerlo también. Bueno, ese tren pequeñito se vuelve como parte del paisaje y no es tan grave y pinta hasta bonito, pero lo que va a suceder es que se pretende cambiarlo por una cosa a la que han llamado el megatrén, cada convoy de cien, 120 vagones y dos kilómetros de largo y cada uno cargando 60 toneladas. Y va a pasar ocho veces al día despejando la vía con el pito. Como se ve, el capital no duerme, senador Reyes, extrayendo día y noche la plusvalía. ¿Cuál es el negocio de Prodeco, o sea, de Glencore, suiza, una de las grandes trasnacionales de la minería, los mismos de Xtrata, los dueños del Cerrejón, donde también están haciendo su negocio? La ganancia para ellos con el llamado megatrén va a ser monstruosa. Me dicen que van a disminuir el precio por tonelada en 8 dólares y estamos hablando de 5 millones de toneladas, o sea, estamos hablando de ahorros de 40 millones de dólares al año.

La contradicción es evidente y uno no entiende cómo autorizaron ese llamado megatrén en una zona llena de hoteles y apartamentos y definida por decreto como turística. Quisiera saber quién lo aprobó y cómo. Yo a ratos pienso que a quienes lo aprobaron se los debiera condenar, cuando arranque el megatrén, a vivir un año en uno de los apartamentos del corredor turístico. Sería un buen escarmiento.

Han planteado una solución y es un paso a desnivel por ahí cerca del Decamerón. No creo que resuelva nada ni siquiera en ese punto, ministro, y en el resto, ni pensarlo. El gobierno también ha dicho que hay la posibilidad de pasar el megatrén por aquí, más o menos por donde va la carretera. Sin embargo, miré con mucho cuidado el comunicado del gobierno y ahí aparece muy claro que el gobierno “acompañará”, y quisiera que alguien me explicaran qué quiere decir acompañar en este caso. Ahí, en un solo tramo, hay 18 cruces de vías sobre el tren, un problema realmente grave, repito, y le planteé al ministro una preocupación: ¿no será que ese megatrén, cuando empiece a entusiasmar a los inversionistas, no terminará entrando hasta la propia bahía? El ministro me asegura que no, pero yo dejo planteada la duda, porque es que el entusiasmo es grande, 8 dólares por toneladas es un billete con una inmensa capacidad de persuasión.

El polvillo del carbón

Problema tres, otro, el que a mi juicio puede terminar siendo el más grave, y es el del polvillo del carbón, el que le tiznó la cara a Gossaín. Todo tira partículas, me responde muy orondo el Ministerio de Ambiente, el carbón en el tren tira partículas, el carbón en el camión tira partículas, el carbón en las barcazas tira partículas y el carbón en esos arrumes inmensos tira partículas, o sea, es una especie de lío omnipresente.

¿Cuál es la solución que el gobierno quiere dar al problema de las partículas, especialmente en el caso de los puertos? Es lo que ha llamado el cargue directo, que los barcos se arrimen hasta la costa. Al no haber barcazas, se supone entonces que haya menos contaminación. Realmente no sé cuánta menos haya. En un boletín de prensa de la Sociedad Portuaria se dice, después de hacer el cargue directo, que ha disminuido de manera considerable el impacto ambiental en la bahía. No es que haya desaparecido, sino que se mitiga. Siguen trabajando, dicen ellos, por disminuir más el impacto, ha disminuido drásticamente la emisión del polvo.

Lo que quiero dejar en claro, pues en el análisis parte de mi deber es informar, es que el cargue directo no elimina el problema, sino que lo mitiga o lo reduce. ¿En qué porcentaje? Es discutible. El día en que a alguien le dio una condecoración a la Sociedad Portuaria –se la dieron a EU, claro, que después el gerente de la Drummond dijo que las vendían a mil dólares, y me parece desobligante el término–, informó El Tiempo que el cargue directo disminuye la contaminación en 23%, no sé si sea suficiente o no, pero me estoy deteniendo en esto, porque el gobierno nacional acaba de tomar una decisión estableciendo que solo hasta el 1° de julio del 2010 podrá haber cargue con barcazas y a partir esa fecha empezará el cargue directo en todo el proceso carbonero. A mí la fecha ya me llama la atención, porque coincide con el cambio de gobierno. No me gusta la fecha, le digo con franqueza, ministro. Informa también el gobierno que Prodeco tendrá que desaparecer en el 2009, no porque el gobierno quiera, no es una concesión, sino porque se le vence la licencia, y queda la duda de si se la vayan a renovar.

Son hechos sobre los que les llamo la atención a los samarios. Este puerto debe desaparecer en el 2009, una fecha relativamente cercana, y aquí ya el senador Name hizo la pregunta. ¿Entonces fue que le invirtieron toda la plata del mundo al megatrén para después irse? El cargue de carbón de la Sociedad Portuaria de Ciénaga debe desaparecer en el 2013, porque también se les vence la licencia. Son seis años más con las tractomulas y todo el lío que tenemos aquí. La Sociedad Portuaria creo que tiene licencia hasta el 2017 y tiene hoy cargue indirecto, y Drummond está hasta el 2023. Digamos entonces que en el corto plazo Prodeco debe desaparecer y con ella todo este lío, pero son seis años y surge una pregunta de fondo: como Drummond va a hacer cargue directo, y alguien que conoce de estas cosas me lo certificó ahora, deberá invertir 250 millones de dólares, porque el suelo marino no es muy profundo y habrá que hacer toda una obra inmensa de ingeniería: ¿quién lo paga, cómo va a ser el asunto, cuáles son los dientes del gobierno nacional para imponerla? Es una pregunta que la Comisión Quinta tiene que hacerse. El cargue directo ¿se va a concretar o no?

Hay un problema de proporciones enormes y cualquier solución que se tome va a generar otra carga de contradicciones. Pasar a cargue directo puede generar pérdidas y despidos de trabajadores, porque las barcazas generan empleo, es decir, hay todo un enredo.

Yo no tengo, les digo con franqueza, claridad absoluta sobre lo que hay que hacer aquí, porque, como se ve, es un enredo, un lío mayúsculo, pero hay algo que sí tengo más o menos claro. Fue el gobierno nacional el que creó el embrollo, con la alcahuetería de no pocos dirigentes samarios, hay que decirlo con franqueza, y el gobierno nacional tiene el deber de tomar medidas que conduzcan a resolverlo en forma definitiva, comenzando por hacer aportes económicos.

Lo de la vía de aquí y la del ferrocarril valen un montón de plata y el gobierno nacional debería asumir responsabilidades, porque finalmente este no es un asunto local de Santa Marta sino un asunto de interés nacional. Me comentan también que esta vía debiera conducir a Venezuela y que en ese sentido el problema no compete solamente a las gentes de Santa Marta sino a toda la nación, como es de interés nacional la propia exportación carbonera.

Y piensa uno que las trasnacionales deben asumir una actitud de colaboración. Ellas son las que se están enchapando en oro. Ejemplo clásico es el del megatrén, un lío nuevo, con el que las transnacionales se van a ganar toda la plata del mundo. Entonces uno de inocente pensaría que ellas debieran asumir una actitud de buena voluntad para intentar resolver el asunto.

Hago por último un llamado muy cariñoso a las gentes de Santa Marta para insistirles en que aquí hay un caso muy complicado, pero diría que el problema más grave es que no veo a la gente de Santa Marta organizada en función de cuidar sus intereses. Uno pensaría que la gente de Santa Marta, y estoy hablando de la gente en el negocio del turismo, las organizaciones de trabajadores, los ambientalistas, los vecinos y copropietarios de la zona del corredor turístico, toda la gente de buena voluntad, debiera ya estar organizada, para que le puedan plantear con fuerza sus peticiones y reivindicaciones al gobierno nacional, porque de otra manera lo que va a seguir sucediendo es que la ciudad y la región van a continuar sometidas a los hechos cumplidos.

Aquí se toman decisiones de impactos descomunales que no se le consultan a nadie o por lo menos no se consultan como se debiera. A la gente no la oyen y la ciudadanía no tiene la suficiente fuerza para participar e impedir que estos problemas se perpetúen. En lo que a mí respecta, creo que la actitud de la Comisión es la de colaborar, primero, en la divulgación, en que se sepa qué está pasando y que el país se interese y se le busquen las soluciones a los problemas. Y por supuesto, en acompañar todos los reclamos democráticos que se hagan en función de resolverlos. Pero no puede seguir convirtiéndose el carbón, no tanto en una fuente de ingresos para el país, como en una fuente de desgracias y tragedias de toda índole, como si estuviéramos en el siglo XVIII, problemas todos que si se trataran correctamente, se podrían resolver sin generar los líos tan graves que la región viene padeciendo.

Pregunta el senador Jorge Enrique Robledo

…al doctor Araújo, una pregunta: doctor Araújo, ¿Drummond está ya tomando medidas para lograr en el 2010 el cargue directo de sus buques?

Responde Alfredo Araújo, representante de la Drummond

Obviamente, el decreto salió hace muy poco. El presidente de Drummond y las autoridades máximas de Drummond han estado reunidos con el gobierno y son ellos los encargados de analizar las medidas que se tomarán frente a esta disposición del gobierno y, obviamente, mientras esté vigente, nosotros la acatamos y la respetamos.

Preguntas del senador Robledo al ministro de Transporte, Andrés Uriel Gallego

Hubiera querido, señor presidente, esperar a la intervención de cierre para sacar mis conclusiones, pero como el ministro está que se va, pienso que toca. Son tres cosas muy breves, señor ministro. La primera, creo que aquí hay una cantidad de gente que quiere oír de manera precisa si el gobierno se mantiene en la idea de que el megatrén arranca a funcionar por el corredor turístico y cuándo. Entiendo que la decisión tomada es que arranca apenas se haga una obrita ahí al frente del Decamerón. Sería entonces bueno que usted le aclarara a la gente si sí o si no.

Segundo, usted se refirió con precisión a todos los puertos, haciendo referencia al de Prodeco con algún detalle, y usted ratificó el comunicado de Presidencia al respecto, que dice: la exportación de carbón por la Sociedad Portuaria de Santa Marta solo se sostiene hasta el 2013. Bueno, pero eso usted ahorita no lo dijo, no sé si por olvido, y ojalá lo ratificara. Por sobre todo les quiero hacer este planteamiento: no entiendo, ministro, después de lo que ha dicho, cómo puede estar de acuerdo con el punto 2 del Comunicado, a mi juicio lamentable, que expidieron la Gobernación y la Alcaldía, que dice: “Permanencia de la actividad portuaria” y agrega: “Dada la importancia de esta para la ciudad y el país y el crecimiento de la explotación carbonífera (o sea, estamos hablando de la sociedad portuaria carbonífera), se considera conveniente la continuidad de la operación de todos los terminales de la zona portuaria de Ciénaga y Santa Marta”. Ministro, lo anterior contradice lo que usted acaba de afirmar (el ministro niega). Por supuesto que sí, porque gobernador y alcalde están pidiendo que se mantenga la exportación carbonera por todos los puertos de la zona y usted ha dicho en cambio que la Sociedad Portuaria no va hacer esas exportaciones y que el puerto de Prodeco se va.

Pero además agrega esto, ojo, ministro, “con las modalidades establecidas en las licencias ambientales” y resulta que hoy están exportando con las modalidades contenidas en las licencias ambientales, luego no se necesita cargue directo. Y cuando esto lo firma Drummond y oímos la respuesta bastante resbalosa del señor de Drummond aquí con respecto a si iban a hacer cargue directo, yo si le sugeriría que usted nos dijera con absoluta claridad que ese segundo punto no lo comparte. Porque, pues si lo comparte, entra a mi juicio en contradicción con buena parte de lo que acaba de decir.

Responde el ministro de Transporte, Andrés Uriel Gallego

Yo le respondo, señor presidente, muy precisamente el tema. En primer lugar, doctor Robledo, la variante de que hablaba el doctor Mamatoco debe estar por tardar en el 2010, eso es lo contractual, por tardar.

Segundo las condiciones de los terminales de Ciénaga y Santa Marta deben cumplir las condiciones de licencia ambiental, licencia ambiental de la Sociedad Portuaria y condiciones contractuales de la Sociedad Portuaria van hasta el 2013 en el avance que hemos tenido, en el entendimiento para la expansión portuaria que debe comprender para el desarrollo del sector productivo la zona franca y aquí está el representante legal de la Sociedad Portuaria, es que acordamos que la actividad carbonera de la Sociedad Portuaria iría máximo hasta el 2013 y que en el caso de que el equipamiento por la inversión que se hizo de cargue directo fuera aprovechada por Carbosan, en el puerto de cargue directo, en Ciénaga si se trasladaba, se aceleraba la salida del carbón de la Sociedad Portuaria.

Segundo, Prodeco tiene licencia hasta el 2009. La permanencia, como lo dice el punto 2, es en las condiciones de las licencias ambientales, es hasta el 2009. Después del 2009 no estará Prodeco. Entonces esa permanencia es actual solo hasta el 2009, no tengo que ver incompatibilidades en las 2 cosas. Y tercero, la decisión del Estado y tiene que expresarse también en las licencias ambientales, en todo tipo de licencia ambiental, incluyendo las de los yacimientos, es de cargue directo. En Ciénaga no habrá puertos cargando carbón después del 1° de julio del 2010 que no sea con cargue directo. No le veo incompatibilidad a eso y mientras consulte esta condición, nosotros acogemos la solicitud de estas sociedades. Yo sí les ruego el favor de que me permitan, el Congreso de infraestructura es como un Viernes Santo y desde las 2 de la tarde. Sí, el tren está decidido y no tenemos que ocultarlo para evitar o aplausos o silbidos. El tren irá cumpliendo la condición del paso de desnivel de las vigilancias de los accesos, de los 8 accesos que se han establecido y se verá inmediatamente si cumplen esos requisitos.

Conclusiones del senador Robledo

Voy a hacer un par de comentarios y una propuesta a la que ojalá le echemos ojo y miremos con detenimiento, porque pienso que si no se le pone el debido cuidado, podemos terminar en un enredo que dificulta encontrar una buena solución.

Comienzo resaltando la gravedad del lío ya creado por el mal gobierno, pero ahí está. Ahora, las soluciones que se están planteando generan rebotes y problemas graves. Por ejemplo, el desempleo que se viene con el lío de las tractomulas que ya mencioné. Además, el tal megatrén va crear otro conflicto en el corredor turístico y no me sorprendería que terminara conduciendo a costosas demandas contra el Estado.

Quiero hacer referencia a la intervención del señor gobernador, que me parece lamentable, lástima que se haya ido. No voy a repetir lo primero que él dijo. No le voy a hacer ese mal a Santa Marta…

Ah, sigue aquí (el gobernador). Bueno, me alegra, gobernador. Estoy seguro, gobernador, de que cuando sus amigos vean en la televisión su intervención, le van a decir, gobernador, eso puede hasta pensarse pero no se dice. Voy a comentar entonces el documento que firman la el gobernador, el nuevo gobernador, el alcalde, el director de Corpomagdalena –increíble–, Corpomar, el Dagma, el Comité Intergremial, la Asociación de Empresarios, Cotelco, increíble, y por supuesto, las embarcadoras, las dueñas de los muelles, Carbosan, la Sociedad Portuaria de Santa Marta, la Sociedad Portuaria del Río Córdoba y Drummond.

El comunicado es a mi juicio equivocado. Hubiera querido, primero, que el punto 2, el que yo le discutí al ministro, y lástima que él sí se haya ido, afirmara de la manera más clara que los firmantes están de acuerdo con que en el 2013 desaparezca el embarque de carbón por el propio puerto de Santa Marta, que hubiera dicho de manera clara que están de acuerdo con que Prodeco deje de exportar carbón desde donde está a partir del 2009 y que hubiera dicho de manera enfática que los firmantes están de acuerdo con el cargue directo, el punto ambiental en discusión. Pero nada de eso lo dicen.

El comunicado no lo dice tampoco en ninguna parte y sí contiene una redacción montada para que sea de libre interpretación. Yo me temo, señor presidente y señor ministro, que lo que están anunciando aquí estas sociedades portuarias son demandas contra el Estado, para oponerse o al fin de su exportación o por lo menos al cargue directo. No tengo claridad que sea lo que viene, pero me da la idea porque todo esto es inspirado por Drummond y por los demás puertos. Todos ellos están anunciando que van a oponerse a las determinaciones anunciadas por el gobierno nacional. Esa es mi impresión.

Lo que dijo el vocero de Drummond, no sé si todavía esté aquí, es una respuesta evasiva. Hubiera querido oírlo informando que ya Míster Gary Drummond había dicho en Estados Unidos que vamos por el cargue directo valga lo que valga, y eso no fue lo que usted dijo. Me asalta entonces una preocupación. Seguramente ahora vamos a escuchar al gobernador, cuando avance en su intervención, sacar a relucir el tema de las regalías. No sé si todos hayamos entendido lo mismo, pero lo que él sugiere es que cambiar el sistema en los puertos golpea las regalías de Santa Marta y que allí hay una plata de cierta importancia. Bueno, es sobre esto sobre lo que yo quiero hacer la propuesta.

Es evidente que si los puertos salen de Santa Marta, va a haber en Santa Marta menos regalías por carbón, tema al que los dueños de los puertos estarán dándole china, como se dice coloquialmente en Caldas, para que las autoridades se pongan del lado de ellos y los puertos no se muevan. No voy a poner en duda la importancia de esa suma, así sea pequeña, a mi juicio.

¿Cuál es entonces mi propuesta? Que el gobierno nacional, con la bancada mayoritaria en el Congreso, trabaje un proyecto de ley que apunte a señalar que si los puertos salen del municipio de Santa Marta, se le compensen al municipio esos dineros mediante algún mecanismo. ¿Con qué propósito? Con el propósito de impedir que con el alegato de las regalías se haga aquí causa y cauda en contra de la movida de los puertos. Lo de las regalías es un argumento muy efectista, yo lo sé. Cualquier politiquero se puede ir para un barrio de Santa Marta donde la gente se está muriendo de hambre y levantar la teoría de que si se reforma técnicamente la actividad en el puerto, todo el mundo en el barrio va a acabar de morirse de hambre.

La propuesta específica que les hago a los samarios para que ojalá se popularice es que se muevan los puertos, se atienda el problema ambiental y se establezca el cargue directo y, paralelamente, se compense de alguna manera al municipio por el abandono de esos cargues desde aquí. Estamos hablando de una suma relativamente pequeña que, en el conjunto de las regalías del país, sería relativamente fácil de conseguir.

http://jorgerobledo.com/el-cargue-del-carbon-de-la-drummond-en-barcazas-en-santa-marta-debio-desaparecer-desde-2010/
Llamo al gobernador y al alcalde a que encabecen esta propuesta, que le resuelve el ingreso al municipio de Santa Marta y le permite también a esta ciudad reafirmar su vocación, que es absolutamente evidente y no debiera ni discutirse.

Insistir en el llamado que ya hice a las gentes de Santa Marta para que se organicen y busquen consensos y formas de expresión que permitan opinar oportunamente sobre temas tan vitales para el medio ambiente y sobre el carbón y otra serie de asuntos que a mi juicio no están siendo bien atendidos porque quienes han venido dirigiendo esta ciudad. Nosotros los senadores, y creo expresar la opinión de todos mis compañeros de la Comisión Quinta, estamos en una actitud positiva frente a esta problemática, entendiendo la gravedad del lío y buscándoles soluciones, pero intentando que sean soluciones ciertas. No se trata de inventarse cualquier cosa para poder decir que hay solución.

Compensarle a Santa Marta cualquier reducción de sus ingresos por las decisiones con respecto a sus puertos en el tema del carbón nos permitiría unirnos a todos en la idea de que el problema se atienda técnica y razonablemente. Les diríamos además a las trasnacionales que es muy bueno que ganen, pero que también los colombianos tenemos derecho a existir, derecho a que este país funcione en una lógica medianamente decente. Termino preguntando: ¿este caos que tenemos aquí existe en algún país civilizado? Y hago una pregunta directa: ¿podría la Drummond montar un puerto carbonero en las playas de Miami? Pongámonos entonces todos de acuerdo y breguemos a que esto funcione bien.

 

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