Entre el 9 y el 11 de junio se llevó a cabo en Popayán el seminario Tramas y Mingas para el Buen Vivir, organizado por la Maestría en Estudios Interdisciplinarios para el Desarrollo.

El objetivo de este evento fue “promover encuentros, dialógicos  interculturales que movilicen reflexiones y procesos atentos tanto a las problemáticas sociales como a las potencialidades y agenciamientos que han desplegado históricamente las diferentes comunidades que habitan el sur-global.”

Este encuentro convocó a miembros de comunidades indígenas, afrodescendientes, campesinas, urbanas, estudiantes, intelectuales, sabedores, artistas, para la “revitalización de Otros proyectos,  pensamientos, experiencias y lugares, que permitan contrastar la actual hegemonía global en la que nos encontramos”.

A continuación  compartimos la relatoría de la Minga (mesa) Poder Social y Procesos Autonómicos, realizada por Gerardo Peña, estudiante de la Maestría de Estudios Interdisciplinarios para el Desarrollo:

Nuestros mingueros y mingueros nos invitan a hablar claro a la gente y en medio de la gente para recordar quiénes somos y para dónde vamos. Para decidir por nosotros y en contra de un modelo que nos prohibió hablar de compañeros y clandestinizó nuestros procesos y hasta nuestros afectos.

Nos invitan a recuperar nuestra memoria histórica, nuestra condición de pueblos y nuestra conciencia de un continente ancestral, más allá de unas fronteras políticas impuestas por el capital, por el estado y por el mercado. Nos invitan a superar nuestra confusión y a no ponernos del lado del dominador y del explotador.

El modelo hegemónico nos recuerda como menores, como salvajes, como brutos. Pretenden civilizarnos. Hoy reivindicamos nuestro derecho a no vivir civilizadamente sino sabiamente. Ello implica conocer nuestros territorios  y vivir de manera armónica, pacífica y solidaria en ellos. Los grupos dueños de la tierra, del dinero y del estado nos impusieron guerras y nos obligaron a pelear y morir en ellos. Luego nos engañaron con reformas agrarias que terminaron ampliando los latifundios. Nos obligaron a ser arrendatarios, terrajeros, aparceros y jornaleros en nuestras propias tierras. Nos endeudaron también con numerosos créditos oficiales y privados para pagarlos.

Hoy la principal amenaza, también, que se cierne por nuestro territorio, es el modelo económico Neoliberal apalancado por megaproyectos extractivos y destructivos. Frente a este individualista, explotador, las comunidades respondieron desarrollando procesos comunitarios, organizativos en alianza entre indígenas de diversos pueblos y comunidades campesinas y afrodescendientes. Generaron propuestas de economías populares y solidarias que no privatizan las utilidades y no se basan en la competencia, ni en la acumulación individual.

Hombres y mujeres necesitamos desarrollar cuatro pasos, que nos proponía nuestro mayor, cuatro principios que deben orientar nuestra vida: El orden, la voluntad, la sabiduría y la seriedad.

No lograremos subsistir si no construimos alternativas al modelo del gran capital. De ahí que la minga para el Buen Vivir debe ser una propuesta para salvar la Madre Tierra, partiendo del territorio como el principal bien común. La vida consecuente con este modelo debe ser solidaria, armónica, recíproca, complementaria y respetuosa de los territorios y la diversidad presente en ellos. Recuperar los saberes ancestrales, la educación propia y el fortalecimiento de las organizaciones comunitarias, deben ser la base del proceso de liberación de la Madre Tierra.

La autonomía, el autogobierno y la justicia interna, deben ser los fundamentos políticos de los procesos comunitarios de nuestros pueblos. Debemos construir nuevos referentes de unidad, mantener nuestra minga permanente para el Buen Vivir, partiendo de la visión del territorio como nuestro principal bien común, más que como una despensa de recursos.

Nos invitan, también, a retornar a la ética original de la humanidad, de los pueblos ancestrales, como única opción de supervivencia que se sustenta en principios como el mandato del colectivo sobre el mandato de los individuos y una ética de amor por la naturaleza y por los territorios.

También nos traen propuestas, la comunidad Misak, propuestas propias como el  desarrollo comunitario territorial, como una propuesta colectiva e integradora donde cabemos todos y todas, no sólo comunidades indígenas, sino también comunidades campesinas, comunidades afrodescendientes y comunidades urbanas.

El mayor tesoro es nuestra gente. 1. Asegurar que cada uno siga manteniendo su cultura, rescatar y preservar el uso de las plantas, las semillas, nuestros saberes tradicionales alrededor de las plantas. 2. Recreando el tejido social, trabajar desde la unidad y la complementariedad. 3. Honrando la tierra, regenerando la tierra.

Debemos, en resumen, interconectarnos y tejer, como es el propósito de estas tramas y mingas para el Buen Vivir, como una red que debe extenderse en función de este proceso y como dijo el compañero Hugo Blanco, “no nos gusta morir”.

Transliteración y edición por Tejido de Comunicación