Dicen que una imagen vale más que mil palabras, y desde esta premisa se ha desarrollado una nueva tendencia de la comunicación: el documental social. Libertad tiene nombre de mujer es un documental producido por las Hermanas de la Misericordia en su programa Tejedoras de Sueños que trabaja con procesos organizativos en zonas vulneradas y con mujeres que defienden sus territorios y la vida misma.

Libertad tiene nombre de mujer cuenta la historia de varias mujeres en distintas localidades, mujeres que no se conocen pero que sin saber, son unidas por algo tan fundamental como su razón de vivir: la defensa de sus territorios, de la madre tierra, de la vida comunitaria, de la libertad de expresión.

En la aldea San Francisco de Locomapa, en la tribu del mismo nombre vive Merary con sus 3 niñas y un niño. Cargando al más pequeño de sus hijos quien aún se amamanta de ella, Merary convoca a reuniones, trabaja la tierra y planifica acciones en defensa del bosque y los ríos, fuente de vida para cientos de indígenas tolupanes hermanos y hermanas suyos.

En Locomapa, la situación de violencia y criminalización de esta lucha ha derivado en asesinatos. Este mes se cumplió un año después del asesinato de 3 indígenas tolupanes, una de ellas, mujer amiga de Merary y de muchas otras mujeres que con sus hijos en brazos, valientemente se oponen a la explotación minera y deforestación. El documental nos acerca a la realidad de este pueblo tolupan, que ha perdido buena parte de su cultura, su idioma, muchas veces por el miedo instaurado por grandes terratenientes y empresarios explotadores del bosque.

Merary nos presenta a su tía Cristina, a su amiga Ángela y a sus compañeros que también buscan libertad.

Uno de los problemas que agudiza la lucha en las comunidades en conflicto, es la falta de acceso que tienen las mujeres a la libertad de expresión como su derecho. Ángela nos comentaba que muchas mujeres tenían miedo de hablar, incluso en el interior de sus propias familias. Porque la mujer nunca había tenido derecho a opinar y los cambios son difíciles de aceptar.

Comunicadora

Libertad tiene nombre de mujer también cuenta la historia de Albertina Manueles Pérez, corresponsal de Radio Progreso en San Francisco de Opalaca en Intibucá. Albertina, siempre cargando su hijo más pequeño, estuvo acusada por el delito de sedición tras informar sobre un conflicto político dado en su municipio después de un empate en la elección de la corporación municipal. Los indígenas lencas que habitan este municipio decidieron elegir las autoridades mediante asamblea y las instituciones del Estado junto al candidato perdedor (de partido de gobierno) criminalizaron este hecho. Albertina estuvo allí informando, ese fue su delito.

Así Albertina y sus hijos comenzaron un proceso de persecución y amenazas. El documental nos muestra esa mujer que con fuerza, aun en medio de los conflictos, cree que ella tiene que hablar. Si no es ella ¿quién? “las mujeres poco participan, por eso debo aprovechar la oportunidad que tengo”, dice Manueles.

Dice la analista Melissa Cardoza, en este documental que las mujeres indígenas y garífunas, aun cuando no se les garantiza el ejercicio de sus derechos, están lejos de ser vulnerables. Estas mujeres son fuertes y tienen una forma de ver el mundo distinta a la que la cultura occidental nos ha impuesto. “Los pueblos indígenas creen que en los ríos viven espíritus de niñas y no solo los defienden por lo que puedan sacar de él sino por su propia espiritualidad, por ejemplo”, explica Cardoza.

Por su parte la analista Helen Ocampo explica que las mujeres son vulneradas, especialmente si pertenecen a comunidades empobrecidas donde no hay acceso a una vida digna y mucho menos a comunicar la situación en la que viven. “En Honduras hay una gran desigualdad en el acceso a medios de comunicación, y vemos que las comunidades tienen siempre algo que decir sobre sus recursos, sobre cómo viven la vida en general”, sentencia Ocampo. Albertina es el vivo ejemplo de esto.

Las mujeres de frente en la lucha

En El Triunfo de la Cruz, Tela, Atlántida, funciona una radio comunitaria llamada en garífuna “Faluma Bimetu” que significa en español “Coco Dulce”. Esta radio ha sufrido atentados y sigue siendo amenazada como lo es toda la comunidad y aledañas por proyectos turísticos que quieren despojar al pueblo de sus bienes, sus playas.

En esta radio trabajan mujeres, dirigen programas con el objetivo de unirse en contra de estos proyectos que van contra la vida, según ellas. En este documental la imagen del mar se entrelaza con esas arrugas, cicatrices y brillo de ojos que iluminan la presencia de estas mujeres. Allí esta Olivia con su hermana, muchas mujeres que se dedican al comercio y la cocina tradicional, a conservar su cultura, pero también sus tierras.

“Las mujeres siempre hemos estado de frente en la lucha, somos las más valientes en decir todo lo que pasa aquí aunque eso traiga consecuencias”, dice Dixa Bulnes, de la comunidad San Juan en Tela, quien reúne a sus hermanas, amigas y vecinas para luchar por la libertad.

Este documental tiene de base la defensa del derecho a la libre expresión, en una sociedad donde el silencio ha sido la regla en la vida de las mujeres, pero que hoy intentan romper esa lógica de sumisión y censura.

 

http://nuevaagendahn.wordpress.com/2014/09/30/libertad-tiene-nombre-de-mujer-cuenta-las-luchas-de-mujeres-indigenas-y-garifunas/