La comunidad del Pueblo Nasa del municipio de Jambaló, Cauca, decidió erradicar 120 hectáreas de coca sin daño alguno a la Madre Tierra.
Un niño con bastón de mando, de actitud sencilla, líder estudiantil de la Institución Educativa Chimicueto (Inech), tomó la palabra e informó a sus compañeros del grado primero a undécimo, que tenían que asistir a la asamblea convocada por los mayores. En fila y de forma ordenada llegaron al sitio de la reunión, integrándose entre los padres de familia y docentes.
Sin más precedentes todos en minga (asamblea o trabajo comunitario) alrededor de la tulpa (fogón de leña con tres piedras) en cabeza de José Evencio Dagua Tróchez, presidente de la Junta de Acción Comunal de la vereda Chimicueto del municipio de Jambaló, se socializó la problemática del crecimiento de cultivos de coca y aumento de motos indocumentadas que atraen a personas ajenas al proceso político organizativo y que ponen en riesgo la filosofía ideológica que representa a las comunidades nativas. En este sentido, pidieron respaldo a la Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca (ACIN), a sus autoridades tradicionales Ne´j Wesx (gobernador) y a la Alcaldía Municipal de Jambaló.
José Evencio dio a conocer que desde el 2013 se le había advertido a la comunidad que hiciera de manera voluntaria restitución de coca por café o por algún otro cultivo de pan coger, y que dichas recomendaciones no fueron escuchadas por algunos comuneros que desacataron el mandato, razón por la cual, el pasado 12 de junio del 2015 se consolidó la propuesta de erradicar los cultivos de coca.
En la minga se propuso no dejar crecer ningún cultivo de uso ilícito debido al temor de que se desestabilice el ideal de la vereda, ya que puede generar diversos conflictos, tal como ha pasado en otras regiones del Cauca y de Colombia.
La iniciativa de control y autonomía territorial fue retomada, con el fin de cumplir la Resolución de Jambaló, emitida en el año 1998, donde se especifica que en ninguna de las 35 veredas del resguardo se pueden sembrar cultivos de uso ilícito. Es por ello que a través de un acta, los habitantes de Chimicueto informaron que la acción de erradicación de coca se debe hacer con el fin de tener una vereda sana donde los niños y niñas, vivan en equilibrio y armonía.
Como comunidad “no compartimos las fumigaciones con glifosato que enferman la Madre Tierra”. Un último punto del acta menciona que “la erradicación de cultivos de coca es con el ánimo de contribuir al Proceso de Paz, y para que se tenga en cuenta en las futuras políticas del posconflicto”.
Una vez más, en Jambaló se demostró un acto de paz con acciones enmarcadas al ejercicio de control territorial de acuerdo con la ley de origen del Pueblo Nasa. Durante la reunión comunitaria se dio la indicación de dejarle 50 matas de coca para los mayores que mambean (mascada de coca con piedra asada) y a las familias que practican los trabajos culturales de armonización, pues la coca, es una “planta sagrada para los pueblos ancestrales”.
Al terminar la reunión, los estudiantes de la mencionada institución educativa se concentraron en el sitio de asamblea permanente acompañados de algunos docentes y líderes juveniles para analizar los problemas sociales que llegan a través de los cultivos de coca.
Para continuar con la tarea, el mayor, guía espiritual armonizó con plantas medicinales a los comuneros que salen a los diferentes lugares sobre la parte montañosa de la vereda de Chimicueto, a las zonas cultivadas de coca. La comunidad emprendió el camino; mientras algunas mujeres se apuraron en pelar el revuelto (papa, plátano y yuca, etc.) para preparar el almuerzo.
Los guardias indígenas se adelantaron; fueron los primeros en arrancar las matas del cultivo de uso ilícito que apenas crecían. Las plantas fueron picadas con machetes, luego quemadas. Los mingueros continuaron el camino, y murmurando con sus compañeros decían: “No pensábamos que nuestro territorio estaba siendo tocado por estos cultivos, si lo dejamos así, más adelante será un problema para nuestros jóvenes y la comunidad”.
Sin embargo, también en el lugar se divisaban siembras de lulo, donde los frutos amarillentos brillaban con la luz del sol; plantas de café cargadas con granos maduros, y cultivos de plátano y caña dulce; todo un huerto Nasa; que la gente estaba empezando a cambiar por la coca.
Una hora después los comuneros llegaron al área donde hay extensas plantaciones de dicho cultivo, allí la comunidad con palines, azadones y estacas (palo con punta) arrancaron las plantaciones manualmente siendo coherentes con la Madre Tierra y haciendo práctico el control territorial.
Terminada la jornada del día, a las 5 p.m., los indígenas se encontraron con un lote de aproximadamente 5 mil matas de coca; y aunque estaban cansados y con hambre, decidieron terminar la tarea emprendida para evitar el desequilibrio en el sector. La gente regresó al sitio de concentración donde se dieron las instrucciones para continuar la minga de erradicación durante cinco días más.
En la mañana siguiente, la participación de los comuneros aumentó a 300 personas –jornadas en la que también se contó con la representación de delegados de las veredas El Trapiche, Carrizal y La Mina–, donde se destacó la presencia de mujeres que con sus hijos cargados en la espalda y con palín en mano caminaron una hora hasta llegar a los cultivos de coca. En caballo llevaron los galones de agua de panela para calmar la sed.
La gente llegó a uno de los cocales más extensos de la vereda donde aproximadamente se arrancaron 20 mil matas. Terminado este lote entre mayores comentaban “se acabó el futuro”. El otro respondió irónicamente: “Se acabó el desarrollo”. El último mayor dijo: “Se acabó un problema futuro para nuestras familias y jóvenes”.
Para finalizar la conversación, el agricultor Jaime Casamachin, manifestó: “Nosotros estábamos empezando a sembrar coca, pero no vivimos de esto, nosotros y los jóvenes somos conscientes de la decisión que ha tomado la comunidad. Si la erradicación se estuviera dando en otro lugar donde no existieran cabildos indígenas ya los habrían hostigado”. Como alternativa, Jaime planteó sembrar cinco mil matas de café a cambio de cien de coca arrancadas.
La propuesta de paz para esta comunidad es el equilibrio y armonía que ha perdurado por mucho tiempo en la vereda, una de las más organizadas de Jambaló, donde la sabiduría de los mayores es la misma armonía que camina hacia las nuevas generaciones.
Su propuesta de equilibrio es seguir sembrando la tierra para el buen vivir (wët wët fxizenxi), y de hecho los nativos lo practican de manera coherente plantando los productos ‘propios’ como: arracacha, plátano, yuca, caña, frijol y maíz. La fuente económica es el café, el fique y el lulo.
Luego de cinco días de arduo trabajo, la comunidad logró erradicar 200 mil matas de coca con la participación de 300 personas, las cuales identificaron 64 familias cultivadoras quienes desobedecieron los compromisos mandatados en la resolución del año 1998 del control territorial.
El compromiso para la comunidad es desarrollar proyectos productivos transitorios. La exigencia de los comuneros para sus autoridades del cabildo y municipio de Jambaló es gestionar apoyos para infraestructura con entidades de orden departamental y nacional en el menor tiempo posible, con el ánimo de atender las necesidades económicas y sociales.
Las familias de la vereda adquirieron la tarea de realizar veeduría y cuidar el territorio para que no se siembre ningún cultivo ilícito.
Aumento de cultivos de coca
El cultivo de hoja de coca en Colombia aumentó considerablemente al pasar de 48.000 hectáreas en 2013 a 69.000 en 2014, según informó el pasado 2 de julio, la Oficina para el Control de Drogas de las Naciones Unidas en Colombia (Unodc). Se dio a conocer que la presencia de coca creció también en consejos comunitarios y resguardos indígenas.
De igual manera aumentó la producción de cocaína de 290 toneladas métricas en 2013, a 442 toneladas métricas un año después. Esto supone un incremento de 52 por ciento respecto del año anterior, indicó Unodc en su informe anual sobre drogas ilícitas.
La ONU pidió a las instituciones revisar las razones del aumento de la producción de coca, al tiempo que reconoció que Colombia es el país del mundo que más plantaciones destruye. A su vez propuso la erradicación manual voluntaria de los cultivos y que las comunidades puedan beneficiarse con proyectos productivos a largo plazo.
Por: Alex Libardo Secue Pazu (Tejido de comunicacón del Pueblo Nasa)
Maira Alejandra Camayo Prado (Universidad Autónoma Indígena Intercultural -Uaiin)
Noelia Campo Castro. (Universidad Autónoma Indígena Intercultural -Uaiin)
Editora: Edilma Prada Céspedes.
fuente: http://plataformadeperiodismo.com/jovenesquecuentanlapaz/autonom%C3%ADa-y-territorio.html
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