Con mucho esfuerzo, trabajo colectivo, pero ante todo alegría, hemos culminado la segunda etapa[1] del proyecto “Salvemos el  Río Rocha”, acción eco-productiva en la U.E. Jesús Terceros, Nuestro objetivo: aportar en la recuperación del ecosistema y del medio ambiente del barrio.

 
Los niñós y niñas, padres, voluntarios, profesores, profesoras y la Fundación Abril logramos convertir un basural de la ribera del Rio Rocha en un huerto, que al mismo tiempo se ha convertido en un espacio de encuentro, producción y de aprendizaje. Fueron largas jornadas de  arduo trabajo donde se extrajeron cantidades inmensas de desechos de construcción, desechos médicos, llantas, basura doméstica y tierra contaminada.
 
Ladrillo a ladrillo, reciclando de aquí y allá material de construcción, con carretillas y con gangochos, logramos armar 17 camas de cultivo listas para la siembra. Fue de suma  importancia la ayuda solidaria de miembros de la OINCO (Organización de Inquilinos de Cochabamba) y su Escuela Agroecológica Popular, que coadyuvaron en la construcción de una cerca y una hermosa “carpa semi-sombra” para mejorar la producción y proteger a los niños y niñas —y a las plantitas— del fuerte sol.
 
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Para agradecer a la Pachamama, para compartir y celebrar este gran trabajo, se realizó una gran k’oa para con la participación de  toda la comunidad educativa, contando también con la presencia  del Ministro de Educación Roberto Aguilar, quien felicitó la iniciativa y también plantó su plantita de tomate.  Ahora ya se ha cultivado todas las camas y en ellas ahora crecen tomates, vainitas, zapallitos, lechugas, rábanos, zanahorias y cebollas.  La presencia y apoyo de una autoridad nacional nos fortalece y anima a seguir trabajando para construir una educación distinta a través de la agricultura.
 
Dentro de la escuelita, seguimos experimentando nuevas formas de producir en pequeños espacios. Ensayamos con macetas de agua, luchamos contra una invasión de pulgones y nos organizamos para realizar el riego. Posteriormente, en medio de entusiasmo y alegría, los niños y niñas de la escuelita Jesús Terceros cosecharon las hortalizas de sus huertos verticales y de pie cuadrado. Finalmente, las lavaron y prepararon una gran ensalada, sabiendo que esa lechuga o esa hojita de remolacha la sembraron, regaron y cuidaron para que pueda finalmente estar en su platito.
 
 
También regamos nuestras mentes con charlas sobre el medio ambiente a través de la “carrera  medioambiental” que, a través de un recorrido lleno de desafíos y preguntas, resumimos el trabajo realizado y aprendimos algunos hechos sobre la contaminación, la basura y la importancia del reciclaje y la disminución del consumo. Por otro lado, y con el objetivo de profundizar los caminos para vincular el huerto al aula, conversamos junto con maestros y maestras acerca de técnicas de enseñanza y materiales educativos, así como sobre el “ser maestro” y el desaprender viejas prácticas para abrir nuestras mentes y corazones.
 
Estamos muy felices de haber concluido una fase más en la implementación de la agricultura urbana como parte de la currícula educativa de las escuelas cochabambinas. La agricultura no es una labor rural, si no parte del ser ciudadano y del estar en este mundo de crisis —climática, económica y social—.
 
 
 
[1]http://www.fundacionabril.org/articulos/vivir-para-aprender-aprender-para-vivir/#more-3051