El líder Félix Días se atrinchera en la capital para defender los derechos de los indígenas, ‘Pedimos a la presidenta que se ponga fin a las perforaciones petrolíferas’‘Si la mandataria no nos hace caso, esperaremos al nuevo Gobierno’

El gigantesco retrato luminoso de Eva Perón que preside la fachada del Ministerio de Salud se vendría abajo si escuchara, a tan sólo unos metros, la voz apenas perceptible de Félix Díaz, el líder indígena que trae de cabeza al Gobierno de Cristina Kirchner. Pero los reclamos de este ‘mensajero’ del pueblo qom no parecen tener eco más allá de las carpas que han montado los miembros de varias comunidades indígenas en el corazón de Buenos Aires para exigir prácticamente lo mismo que hace 500 años: tierra y libertad.

Díaz y un centenar de hombres, ancianos, mujeres y niños llevan más de seis meses viviendo en la anchísima Avenida 9 de Julio, que para los indígenas de las etnias qom, wichí, pilagá y nivaclé, provenientes de lejanos montes, viene a ser como asentarse en un planeta extraño, un ecosistema del que desconocen todos sus códigos, como esos colores chillones que indican cuándo se puede cruzar una calle. “Le pedimos a la presidenta seguridad jurídica para nuestras tierras y que se ponga fin a los despojos, al desmonte y a las perforaciones petrolíferas”, reclama Díaz, líder de la comunidad La Primavera, el más combativo de los asentamientos qom en la norteña provincia de Formosa, a más de mil kilómetros de distancia.

A Díaz le respeta todo el mundo en la improvisada acampada del centro de la capital argentina. No en vano lleva más de la mitad de sus 55 años luchando por su gente y se ha enfrentado a gobiernos de distinto color político: “Siempre he sido un activista de nuestra causa”, susurra este qom rebelde a los pies de la estatua de otro militante de causas imposibles: don Quijote de la Mancha.

El conflicto de Formosa

Díaz y los representantes de los pueblos indígenas del norte del país montaron hace poco más de seis meses su acampada a pocos metros de la Casa Rosada y no se han movido de ahí, pese a las enfermedades y la incomodidad de vivir como indigentes. Aunque centenario, el conflicto actual se remonta a 2007, cuando el Gobierno provincial de Formosa, en manos del peronista Gildo Insfrán desde 1995, ‘despojó’ a los qom de unas 2.000 hectáreas de tierras. “Para el Gobierno de Insfrán, aliado del kirchnerismo, nuestra tierra está ociosa; sólo tienen una mirada económica para extraer todos los recursos posibles, y esa mirada choca con nuestra visión espiritual de la madre naturaleza”. Esa mirada puramente materialista sólo ha traído a las comunidades indígenas, según Díaz, desnutrición y pobreza.

Pero las demandas de las comunidades indígenas no parecen haber hecho mella en el Gobierno kirchnerista. Hace cuatro años, una acampada similar terminó con el desalojo por la fuerza de los ‘okupas’ formoseños. Y ahora la estrategia parece ser la indiferencia. “Si la presidenta no nos hace caso, nos quedaremos hasta que venga el nuevo Gobierno (en diciembre)”.

Félix Díaz huye de la expresión “cacique” como de la peste. “Es una invención del criollo”, se queja cuando trata de dejar claro cuál es su función en la comunidad qom a la que representa. Díaz es un ‘qarashe’, una expresión qom que alude a una estaca sostenida por cuerdas: “Soy un mensajero que tiene el mandato de todos los consejos y asambleas de la comunidad”.

Espigado y sereno, el mensajero qom habla de forma cadenciosa, casi a cámara lenta. Su temprano activismo político le ha generado no pocos enemigos. Cuenta el ‘qarashe’ que le han intentado matar varias veces sin que la policía de Formosa se haya preocupado de investigar sus denuncias. Fue perseguido pistola en mano por un sicario paraguayo, atropellado cuando pedaleaba en bicicleta por la carretera y arrollado por una camioneta en otra ocasión.

Víctima de varios homicidios

De todos esos intentos de homicidio salió con vida. Y tampoco le arredraron las amenazas a viva voz que, según su testimonio, le propinó un comisario de policía en plena protesta comunal: “El comisario gritaba a su tropa: ‘Maten a Félix Díaz, no lo dejen escapar’, y me salvé porque los más jóvenes hicieron un escudo humano para protegerme”.
Para dominar a los rebeldes de Díaz en La Primavera, donde viven unos 5.000 qom, el Gobierno provincial ha recurrido a las clásicas artimañas clientelistas, denuncia el líder indígena: “Hay una parte de la comunidad que no nos apoya porque algunos miembros están comprados por el poder político de los blancos”.

No, al gigantesco retrato luminoso de Evita no le gustarían nada los reproches del mensajero qom, ni su lectura de la controvertida relación entre Perón y los pueblos originarios. Díaz y su gente han elegido una curiosa y simbólica encrucijada urbana para hacer visible su protesta. No sólo se alza tras ellos la efigie del gran icono del peronismo. Los indígenas han sentado sus reales a un costado de la más española de las arterias porteñas: la Avenida de Mayo, desde donde se vislumbran los tonos rosados de las oficinas de la presidencia argentina.

Y al caer la noche, la figura entrecortada del Quijote parece sostenida por las cuerdas de las carpas qom, como si el ingenioso hidalgo fuera esa estaca a la que aferrarse con fuerza para seguir reclamando lo de siempre: tierra y libertad.

 

fuente: http://www.elmundo.es/internacional/2015/08/31/55e35d94268e3e493e8b4579.html