Eurocentrismo, racismo, capitalismo y esquizofrenia son palabras necesarias para entender la crisis latinoamericana que se vive actualmente.  ¿Por qué los pueblos originarios están sumergidos en un constante olvido? ¿Es posible plasmar el “Sumak Kawsay” en un mundo tecnocrático e insolidario? ¿Podemos instaurar un nuevo modelo social desde las perspectivas amerindias?

La rebeldía del explotado y los movimientos insurgentes aclaman una pronta re-instauración de lo que hoy llamamos América, nuestros bosques agonizan tras el avance civilizatorio y la continua exterminación de los seres vivos que lo habitan, los alimentos milenarios han sido manipulados para un fin de confort humano.

¿Qué función tienen hoy los seres humanos frente a la naturaleza? ¿Será que la madre tierra necesita de nosotros?

Nuestros pueblos originarios han sido desarraigados de su lugar originario, masas de campesinos e indígenas  allegan a la ciudad por una porción de alimento y el confort capitalista. Hemos olvidado el necesario vínculo con lo sagrado, nuestras plantas ancestrales son catalogadas como alucinógenos, el hombre-tierra está en principios de extinción. Hay una necesidad de re-pensar el territorio. Racismo y eurocentrismo están inmersos en nuestros pueblos, olvidamos el valor de la “Shagra” El Tul y monopolizamos nuestros cultivos, miles de semillas milenarias (patrimonio histórico de Abya Yala) herencia de nuestros abuelos, las vendemos al mejor postor. El hombre andino está inmerso en la estigmatización de su lengua, su vestido  y su modo de ver el mundo (cosmovisión), se subyuga a la modernización esquizofrénica del mundo; Eurocentrismo por tanto, significa la absorción de toda trama de vida, de todo tejido social ya que antagoniza el valor de consumo.
 

¿Podemos cambiar el mundo?
Esa es la pregunta constante que debemos llevar a cabo, pensar es un hilo trenzado entre el territorio y el hombre, por ello  la historia de los pueblos originarios  es la epifanía de una nueva hora, eso no implica volver al pasado (nostálgico) para estructurarlo en lo contemporáneo, implica estar en el presente, un “estar-ahí” y  develar  a Abya Yala, somos los hijos de la historia, hijos de los pueblos del futuro. 

 

La araña y la hormiga a pesar de que su hogar ha quedado en ruinas,  construyen su nuevo hábitat, vuelven de las cenizas, los hijos del sur deben volver para transgredir la esquizofrenia.

Hoy no podemos hablar de democracia, niños muriendo de sed producto del progreso de las minerías, terratenientes usurpando tierras milenarias y un estado déspota  con sus máquinas de guerra asesinando indígenas que reclaman soberanía e igualdad humana. No podemos hablar de diversidad de saberes mientras monopolizan los alimentos y homogenizan las semillas, no hay democracia mientras haya empresas extranjeras extrayendo minerales extinguiendo a nuestros hermanos osos, armadillos, venados, aves  e insectos múltiples que pueblan nuestra madre tierra.  

La masacre colonial sigue continua en estos largos 500 años. “sentimos nostalgia porque tenemos conciencia de las perdidas, pero la nostalgia no sirve nunca en la historia como sustituto de la esperanza”.  (2)

El horizonte por el cual los pueblos originarios retomaran el camino ha sido emergentemente abierto, un nuevo amanecer se instaurara cuando yazca el crepúsculo euro-centrista, los proyectos históricos desmembrados por la colonialidad resurgen: Manuel Quintín Lame, Túpac Amaru, Juan Chiles, Álvaro Ulcué Chucué, Transito Amaguaña, Bartolina Sisa, héroes insignes de esta tierra aguerrida han dado el primer paso, ahora el turno es de nosotros.

(1)    Huinao, Graciela. Pueblo originario Mapuche-Chile
(2)    Quijano, Anibal. Textos de fundación, el desprendimiento.

Otras fuentes:  Salmo Waranka, meli pataka ailla mari epu, -Turpu ngünel -Trokiñchenofel iñchiñ, Welu langümngekeiñ
Küruz ñi duam meu,  Salmo 1492,  Nunca fuimos, El pueblo señalado, Pero nos matan, En señal de la cruz (1)

Autor: Carlos Guadir Tarapues, Pueblo originario Pastos.