El asesinato de un gobernador indígena en Popayán declaró el estado de alerta entre los pueblos originarios.
En hombros, cuatro comuneros cargaron el féretro que contenía los restos de Williar Alexander Oimé Alarcón, gobernador del Cabildo indígena Yanacona de Rioblanco, municipio de Sotará quien fuera asesinado con cuatro impactos de arma de fuego cuando se desplazaba por el centro de la ciudad de Popayán.
El desfile se inició en la sede del Consejo Regional Indígena del Cauca y en forma irreverente los nativos hicieron el recorrido por el sector histórico sin tener en cuenta para nada la prohibición de llevar un ataúd en la mano y a pie por las calles, con un vehículo que también se desplazaba en contravía. Ocuparon el parque de Caldas, privilegio que solo tienen los patojos raizales y los gremios de la producción porque también se prohíbe concentraciones públicas en ese lugar.
Los ojos de centenares de indígenas llegados de diferentes partes de departamento no derramaban lágrimas de tristeza, eran de rabia porque veían como uno de sus líderes había sido asesinado a plena luz del día, en un lugar de alta presencia de los organismos de seguridad y en medio de muchas personas por ser parte del área comercial de la ciudad blanca.
Allí, frente a las oficinas de la Alcaldía de Popayán los pronunciamientos fueron enérgicos por parte de las autoridades tradicionales donde le reclamaron al Alcalde que se debe brindar seguridad a todos. Aida Quilcué, una indígena nasa ataviada con un collar de chaquiras en representación del CRIC fue más allá de las denuncias y recordó al gobierno nacional que aquí en el Cauca se vienen amenazando a sus dirigentes como el gobernador Oimé Alarcón y que para ellos no hay ninguna medida de protección. A él lo mataron porque venía liderando la defensa de su territorio ante las amenazas de la minería y los megaproyectos que ACABAN con los recursos naturales del Macizo Colombiano donde residen las comunidades yanaconas.
El gobernador indígena había salido de un establecimiento bancario a las cuatro de la tarde del dos de Marzo del 2016 con más de 20 millones de pesos para obras en su comunidad y cuando transitaba a tan solo dos cuadras de la sede de gobierno municipal y departamental un hombre que viajaba como parrillero de una motocicleta desenfundó su arma y le hizo un disparo por la espalda. El comunero herido trató de esquivar al agresor y en seguida tres impactos más lo hirieron de muerte. Aunque fue trasladado a un centro asistencial de segundo nivel y luego al Hospital Universitario San José, la gravedad de las heridas ocasionaron su muerte hacia las siete de la noche.
Pero quien era el muerto que ocasionó tanta revuelta en el sector histórico? Era la pregunta que se formulaban los transeúntes cuando escuchaban las voces de repudio a ese crímen. Alexander como se le conocía en la comunidad, había nacido hacía 31 años en la vereda la Floresta del Resguardo de Rioblanco en las estribaciones del Volcan Sotará, en pleno corazón del macizo colombiano. No alcanzó a terminar su bachillerato pero era un experto en el manejo de medios audiovisuales, era cantante, voz comercial de la emisora comunitaria yanacona y se había ganado el cariño no solo en su tierra natal sino en toda la región.
A su muerte deja una familia sumida en el dolor por no haberlo visto cristalizar sus sueños y esperanzas. “esta muerte no puede quedar impune como la de Dimas Onel Majín y esperamos que nuestras organizaciones colaboren en el esclarecimiento del crimen y no se tenga que seguir repitiendo la historia” dijo Elizabeth Oimé, su hermana en representación de la familia.
Desde ese medio había ido ganando espacio en el proceso organizativo y por esa razón la comunidad lo elige como vicegobernador del cabildo en el año 2015 y por sus aciertos en la orientación comunitaria es elegido como gobernador principal para el presente año. Llevaba solo tres meses de ejercicio como autoridad tradicional y ya era conocido entre los yanaconas por su defensa de la madre tierra ante la amenaza de la llegada de la minería y megaproyectos a la región.
Hizo oposición férrea a la minería y los megaproyectos, fue crítico de la posibilidad de instalar sitios de concentración guerrillera en los territorios indígenas y en un defensor de la principal fuente hídrica del país. Dicen los nativos que lo acompañaron hasta su última morada que fueron estas las razones para hacer parte de un listado de dirigentes que se encuentran amenazados que al día siguiente de su asesinato buscarían la protección oficial ante el riesgo mortal. Oimé Alarcón no alcanzó a reunirse con las autoridades porque la muerte lo sorprendió antes de tiempo.
Este no es un hecho aislado, dijeron sus compañeros. Este es el cumplimiento de las amenazas que se ciernen contra muchos dirigentes indígenas en el cauca y Colombia. Solo en esa semana fue asesinado un líder en el resguardo de Canoas al norte del Cauca mientras que igual surte corrían otros dos nativos de la zona de tierra dentro, dijeron las autoridades en la “siembra” de la semilla que empezaba a germinar en el pueblo yanacona.
Por: José Maria Omen y Antonio Palechor
Fuente: http://www.las2orillas.co/el-crimen-que-conmociono-a-los-indigenas-del-cauca/
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