Una invitación a debatir en la próxima cumbre alternativa del Cambio Climático en Bolivia, sobre la adaptación social a una nueva Glaciación, y la búsqueda de seguridad alimentaria y energética
Bolivia será pronto sede de unos de los eventos mundiales más mediáticos de la actualidad. Se trata pues, de una Cumbre sobre el Cambio Climático. Una vez fracasada la Cumbre del Clima de Copenhague, alguien tuvo la idea de hacer un evento alternativo… y además, otra sugerencia, en Bolivia. Vaya oportunidad para los bolivianos. Dicen que vendrán más de 10.000 personas… Uyy! ojalá no hayan colangas para cualquier cosa. Ahora bien, aprovechemos la oportunidad para debatir abierta y libremente sobre este asunto vital para el planeta y la humanidad
El fracaso de Copenhague no ha sido solamente político, sino que es además la caída estrepitosa del intento de consenso entre Estados, ONGs y otros, sobre la base de un falso discurso. Falso discurso, pues no es cierto que la reducción de la actividad industrial contaminante detenga el “cambio climático”. Ni es cierto que el humo de las industrias este provocando el “agujero de ozono”. Tampoco es verdad que el planeta seguirá calentándose indefinidamente. Y no ha de creerse que el conjunto organizado de la humanidad (si algo así fuera posible en esta época) pueda evitar el advenimiento del famoso “cambio climático”. Sencillamente, ninguno de los habitantes de la Tierra podrá librarse de uno de los inmensos y cíclicos fenómenos globales del planeta…las Glaciaciones.
Una glaciación es un período de tiempo en el que las temperaturas de la Tierra permiten la extensión de glaciares hasta las latitudes más bajas, extendiendo a ellas el frío. El período entre dos glaciaciones se denomina interglacial y es una fase más cálida en que desaparecen los hielos de las regiones polares Veamos un poco en detalle este asunto de una vida planetaria que oscila entre calores y fríos milenarios. La Glaciación de Donau sucedió hace 2.000.000 de años. La glaciación de Günz comenzó hace 1, 1 millones de años y finalizó hace 750.000. La glaciación de Mindel se estima que comenzó hace 580.000 años y finalizó hace 390.000, La glaciación de Riss comenzó hace 200.000 años y terminó hace 140.000. La glaciación Würm fue la última que conoció la tierra, se considera que comenzó hace 100.000 años y terminó hace 12.000. Ahora bien, de esta última se conocen tres períodos: 33.000-27.000 a. C., Würm I, clima frío; 27.000-23.000 a. C., con una oscilación llamada Paudorf, que fue una variación climática en que se volvió el clima templado; 23.000-12.000 a. C. El período Würm II, con un clima frío tuvo una oscilación de clima templado del 12.000-11.000 a. C., llamada de Bølling. Entre el 11.000-10.000 a. C., se desarrolla el período Würm III, de clima frío, y entre 10.000-9.000 a. C., tuvo lugar la Oscilación de Allerød, con un clima templado. Después de 8.000 a. C., vivimos una era Postglaciar, con un clima templado-cálido.
Entonces… ¿que nos toca ahora? Theodor Landscheidt, de Schroeter Institute for Research in Cycles of Solar Activity, en Alemania, nos explica que “El análisis de la variable actividad solar en los últimos dos mil años indica que, contrariando a las especulaciones del IPCC acerca de un calentamiento global inducido por el hombre de 5, 8°C en los próximos cien años, se espera un largo período de clima frío con su pico más frío hacia el año 2030”.
En una publicación en red especializada en Historia del Clima, leemos que” Durante una glaciación la temperatura media de la Tierra es más de 10 ºC más baja que la del clima actual. Los casquetes de hielo se extienden miles de kilómetros y cubren gran parte de Europa, Asia, Norte América y Suramérica formando un gran inlandsis. Estas condiciones han imperado durante el 80% de los últimos 2, 5 millones de años. Se podría decir que el clima de la Tierra tiende a ser glacial”
Por su parte, Víctor Manuel Velasco Herrera, investigador del Instituto de Geofísica de la UNAM agrega que “El fenómeno del cambio climático, debe comprender otra clase de factores, internos, como los volcanes y la propia actividad humana, y externos, como la actividad solar… Curiosamente, al astro nunca se le ha visto como un agente de enfriamiento, sino de calentamiento, pero tiene los dos papeles… En la actualidad, el mundo vive una etapa de transición donde la actividad solar disminuye considerablemente, así que, en dos años aproximadamente, habrá una pequeña era de hielo que durará de 60 a 80 años, y la consecuencia inmediata de ello, será la sequía”.
A su vez, el investigador Thom Hartmann asegura que “… si bastante agua dulce fría que viene de los casquillos de hielo polar y de los glaciares que se derriten en Groenlandia se vierte en el Atlántico norte, esto cerrará la Corriente del Golfo, la cual mantiene Europa y el noreste de Norteamérica calientes. El peor escenario sería una verdadera vuelta a la Época Glacial – en un período tan corto como 2 a 3 años de su inicio – y el escenario mediano sería un período como la “Pequeña Época Glacial” de hace algunos siglos que interrumpió los patrones mundiales del tiempo conduciéndolo a inviernos extremadamente fríos, sequías, desertificación mundial, faltas de cosecha y guerras alrededor del mundo.”
Por su parte, un Diario de Londres, The Espectator explicaba que“… el consenso de la opinión científica en los años 70s era que el mundo se dirigía a una nueva Edad de Hielo. Ya para 1975, el editor del New Scientist estaba advirtiendo que “la amenaza de una nueva Edad de Hielo debe ahora estar al lado de una guerra nuclear como una muy posible fuente de muerte masiva y miseria para la humanidad… En todo caso, es el riesgo de una nueva edad de hielo lo que tenemos que temer. Cuando las Edades de Hielo llegan, según nos dicen los registros geológicos, ellas lo hacen muy rápido, en un término de pocos años. Una repetición de la última edad de hielo vería a los casquetes de hielo polares extenderse hasta el Támesis. Gran Bretaña se trasformaría en Groenlandia, capaza de mantener asentamientos marginales en sus costas del sur, pero un desierto el resto. Lo que es más, los registros geológicos muestran que las edades de hielo tienden a ocurrir a intervalos de 10.000 años, y están precedidas de algunas pocas señales de calentamiento. La última edad de hielo finalizó hace 10.500 años”.
Un poco de sencilla investigación y lecturas preclaras, ya nos dejan datos y criterios suficientes como para entender que quizás, deberíamos alegrarnos por el fracaso de la gran farsa e impostura de los fans de Copenhague, pues ni la más alta de sus aspiraciones supondría un cambio mínimo cambio de ritmo en la poderosa corriente del golfo, ni un ápice de milímetro movido en la ruta elíptica de la Tierra alrededor del Sol. Lecturas que nos dejan la seguridad de saber cuál es la historia climática general del planeta, una historia de edades de hielo, algunos siglos con picos de calor y nuevas edades de hielo, todo dentro de larguísimas glaciaciones que duran decenas de miles de años.
Y si nuestra suerte ya está echada ¿Qué queda? Hay quienes opinan que la cultura humana es una larga experiencia acumulada de adaptación al entorno natural y a las alteraciones del clima. Y Bolivia tiene una variedad de culturas con la capacidad de hacer aportes significativos a la sobrevivencia humana a mediano y largo plazo. ¿Exagerado? Las culturas que han creado tubérculos de pampa y bosque o cereales de altura o sistemas hidráulicos para riego, son registros genéticos e históricos claves para enfrentar una reducción abrupta de temperaturas que dará inicio al pico de frío en la actual Glaciación. Además, Bolivia podría ser, a muy corto plazo uno de los pocos países capaces de aprovechar las energías de subsuelo para dar calor y para utilizar en la producción, tanto de sus habitantes, como la de los vecinos. Este país andino-amazónico daría un caluroso, tierno y gran abrazo, clave para la supervivencia regional
En esta Cumbre sobre el Cambio Climático que habrá de realizarse en nuestro país, tendría que discutirse la falsedad ideológica del discurso imperialista sobre una suerte de “calentamiento global de causas inotrópicas” y sus consecuencias prácticas en las políticas de Estado y por otra parte, quizás la más importante, la discusión sobre la seguridad alimentaria y energética para enfrentar el frío inminente que golpeará nefasto los días de una humanidad urbana acostumbrada al supermercado y el petróleo como base su sostén. ¿Cuál es la capacidad que tenemos como sociedad de adaptarnos a variaciones bruscas de temperatura?; ¿Qué políticas llevan adelantes nuestros gobernantes ante la inminencia real de picos de frío en una glaciación?
Un pregunta más ¿Cuál sería la reacción del imperialismo, del imperio, en un escenario parecido al “Día después de mañana”, en el que un enfriamiento abrupto haga colapsar a las sociedades industriales? Una imaginación perversa se figuraría que tendrían más fácil su sobrevivencia, inmensas unidades militares con capacidad de acción transnacional, y que serían enviadas a los puntos estratégicos del planeta en los que se encuentran los recursos esenciales para la supervivencia del Estado, su gobierno y determinadas clases sociales (recursos como la papa, coca, quinua, agua o el gas)
[ Fuente: Globedia. ] [ Autor: Emir Iskenderian Aguilera ]
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