No es suficiente conocer el contexto de nuestro país o trabajar con una organización que haga denuncias. Creemos que desde la comodidad de nuestras casas estamos haciendo algo recordando los hechos sólo cuando los medios nos los recuerdan. La verdad es que cuando se trata del dolor del otro, no tenemos memoria. Cuando dejamos en el olvido el dolor de nuestros hermanos, nos estamos olvidando de nosotros mismos, de nuestra propia consciencia, de nuestra capacidad de  exigir que se cumplan los derechos de todos, de sentir que estamos en este mundo para que todos podamos vivir con justicia y libertad
Descargue el documento