Creemos que este “documental” tendría un enorme impacto negativo hacia el proceso indígena en la medida en que lo que se presenta y la forma en que es presentado, sería creído por un público que desconoce el proceso y que no tendría elementos de juicio valederos para contrastar o cuestionar lo que se asevera. Pasamos a puntualizar algunas conclusiones:

 

El Tejido de Comunicación de la Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca da a conocer a la opinión nacional e internacional su posición sobre el documental  Stolen Land, traducido al español como “Robatierras”, realizado por Margarita Martínez y Miguel Salazar, el cual involucra y pone en riesgo a la comunidad Nasa del Cauca y a los pueblos indígenas de Colombia.

Creemos que este “documental” tendría un enorme impacto negativo hacia el proceso indígena en la medida en que lo que se presenta y la forma en que es presentado, sería creído por un público que desconoce el proceso y que no tendría elementos de juicio valederos para contrastar o cuestionar lo que se asevera. Pasamos a puntualizar algunas conclusiones:

1. Este documental es en esencia sobre una facción minoritaria del proceso en el Norte del Cauca y, más exactamente, sobre quien en su momento fue el coordinador general de la guardia indígena. Stolen Land recoge una historia sobre este guardia, con algunos comentarios limitados y descontextualizados de otros líderes y de la mayoría del proceso. La manera en que se presentan las “otras versiones”, contribuye a reforzar la versión fundamental del protagonista  y a legitimarla, nunca a cuestionarla.
2.    Para cualquiera que conozca el proceso, es claro que acá se transforma un delirio de un individuo que permea y moviliza a un grupo pequeño, en la lucha de todo un proceso y de los diferentes pueblos que lo componen (CRIC). Él, como cualquier persona y cualquier líder, lo mismo que cualquier grupo o facción, tiene derecho a sus delirios y a sus lecturas. Esto es claro. Lo que no se debe es convertir en verdad una versión y utilizar trucos y distorsiones para respaldarla excluyendo otras. Así no se cuenta una verdad. Esto sencillamente no corresponde con la realidad. En ninguna parte aparece el peso relativo que tiene la posición y perspectiva del y de los protagonistas dentro del proceso y mucho menos, los argumentos de fondo que hacen que esta facción no sea representativa de la lucha milenaria de los indígenas. Decimos que no aparece aunque se presenten algunas frases, porque parece tener igual (menor) peso lo que plantean otros líderes representativos del proceso  a lo que repite hasta el cansancio y en palabras e imágenes el protagonista y sus seguidores. Esto, a todas luces refleja la intención por parte de quienes dirigen el documental y de quienes lo protagonizan, de presentar al público una versión abiertamente distorsionada, que no se corresponde con la realidad. En este sentido, es un ataque directo contra el proceso de las mayorías y el reemplazo de este proceso, por la versión de un individuo y de una facción.
3. No se trata entonces, de una historia sobre “La Tierra Robada” (o peor aún, como lo titularon mal intencionadamente al español: Robatierras) porque frente a este tema, el fundamental para los pueblos indígenas y la razón esencial de su lucha, existe una posición unitaria y clara en aras de lograr la recuperación por parte de toda la organización indígena. El documental aborda la razón de ser de estos pueblos. Contar mal, o hacerle daño a esta razón de vida equivale a atacar y dañar a los pueblos indígenas en lo que es su sentido y razón de existencia. ¿Cual es esa posición y esa estrategia del proceso frente a la tierra y su recuperación? Es evidente que esta respuesta no aparece como resultado del documental. Aparece más bien que hay unos que sí luchan por recuperarla, los protagonistas, y otros que no. Esto no es cierto. Encubre, distorsiona, falsifica y le da la palabra a una lectura que no representa al proceso. Todo el proceso, siempre, ha luchado por la Liberación y recuperación de la tierra. La diferencia con quienes protagonizan este documental, es de estrategia y ética.
4. La versión distorsionada se legitima con verdades. Se muestran las tierras llenas de caña. Se muestran la posición del Gobierno. Con esto aparece una lucha entre una facción iluminada por un iluminado, que persiste hasta levantar a su pueblo, frente a un régimen perverso. Lo segundo es cierto, lo primero no lo es. Esta es una lucha colectiva que utiliza muchas estrategias y lo ético y veraz es que esta facción y su líder deben presentarse en honor a la verdad como lo que son relativamente minoritarios dentro del proceso.
5. Es evidente la intención de quienes la dirigen y de quien la protagoniza, de crear y presentar un mito. Todo este documental gira alrededor de un solo personaje. Se hace por él y para él. Esto en sí mismo no es un error puesto que es un recurso narrativo de la construcción audiovisual, lo grave es que se hace a nombre del proceso y termina haciéndose a costas del mismo. Margarita Martínez y Miguel Salazar adquirieron el permiso de las autoridades para hacer un documental del proceso y terminaron haciendo uno contra el proceso. Esto es un engaño. El simple hecho de fabricar una figura individual que brille sobre una lucha colectiva y se la apropie, es una falta contra un esfuerzo milenario y colectivo.
En síntesis, este documental egocéntrico hacia un personaje, distorsionando las cualidades y calidades del mismo sin contrapartes, descontextualizado y excluyente de la visión colectiva pero que se apropia de muchos elementos reales para presentar una versión falsa, tolerante y promotor de acciones y actos que han sido rechazados por el proceso con razones que se excluyen y que escoge selectivamente apartes de una lucha colectiva y profundamente arraigada y fundamentada para presentarla como una lucha particular y de una facción, es un documental mal intencionado y destructivo.

Los realizadores desinformaron sobre lo que estaban haciendo. Aprovecharon el permiso de las autoridades para hacer un documental sobre el proceso y realizaron su documental y su versión. Esto no lo sabe y no lo puede saber el público que no conoce el proceso. Por esta razón, su resultado será engañar y no informar.

Carta de la documentalista Marta Rodríguez, dirigida a Margarita Martinez y Miguel Salazar directores del documental “Stolen Land”. Rodríguez no está de acuerdo con este documental porque no muestra el verdadero proceso Indígena del norte del Cauca, ella expresa que: “Comprendo que detrás de su obra hay intereses comerciales y políticos que no comparto, para no tener dificultades entre las partes es pertinente que accedan a mi petición y me devuelvan el material. No quiero que mi obra se relacione con la tragedia que puede haber cuando Stolen Land salga al público…”
http://www.nasaacin.org/apc-aa-files/646f63756d656e746f732e2e2e2e2e2e/STOLEN_LAND_1.jpg