Al llegar el Día del Trabajo, muchos son los hogares en los que ese día será como cualquier otro día, porque no hay trabajo donde ir regularmente en la semana. Eso es mayormente porque la economía de Estados Unidos sigue de mala en peor, a un pelo de la gran "R" de recesión, y a dos pasos de la depresión. Los negocios están cortando trabajos, no creando nuevos. Eso porque los negocios están forzando a sus empleados a trabajar más y por más horas.  Y su paga? La mayoría de los trabajadores reciben salarios que, ajustados a la inflación, equivalen a lo que ganaban en los 1970s.

 

De cualquier lado que se le mire, el Mundo de los Trabajadores no anda bién.

Esto se debe en parte a la guerra sin cuartel del capital contra el trabajador, pero también al infructuoso envolvimiento de los sindicatos en la política de la tración.

Como un amante voluble, los políticos prometen a los trabajadores la luna y las estrellas; pero, en cuanto han conseguido lo que quieren y están en el poder, los políticos los abandonan como papel usado, como algo que ya no existe… que se ha olvidado.

Quizás el mejor ejemplo de quien practicó esta política fue Bill Clinton, quien sacó millones de los sindicatos, tanto en votos como en dólares, y que sin embargo los premió con NAFTA, que destruyó los sindicatos, porque alentó a las fábricas manufactureras norteamricanas a ir al extranjero donde hay mano de obra barata.

Este es el estilo de los políticos capitalistas: buscan ventajas a corto plazo, y traen sufrimiento a largo plazo.

NAFTA (Tratado Norteamericano de Libre Comercio, del inglés: North American Free Trade Agreement), y tratados similares, fueron los equivalentes legislativos a vender las represas del sótano, y después preguntarse, porqué se está inundando la casa.

¿Porqué nos va a sorprender ésto? La mayoría de los políticos tienen experiencia en adminstración. (Después de todo, la política es una forma de administración social.)

Quizás el último Presidente que fue un líder sindical fue Ronald Reagan, que un tiempo fue el dirigente máximo del Sindicato de Actores. Pero él aprendió pronto de donde le venía la mantequilla, y, como político, se unió a los gerentes capitalistas.

Las lecciones de la historia reciente deben enseñar a los trabajadores que los sindicatos no tienen dinero suficiente para comprar a los políticos (y si lo tuviera, ¿creen que ellos se van a mantener comprados?) Entonces los sindicatos deben dejarse de seguir intentando.

¿Porqué entonces no producen sus propios políticos?

 

[ Autor: Mumía Abú-Jamal]