Está claro que nuestro deber de comunicadores con nuestra sociedad es informar, concienciar, y hacer visibles esas problemáticas que a diario se presentan en ella para tratar de entender las causas y consecuencias implícitas en su haber, para poder hallar posibles soluciones al respecto.

 

Sin embargo, es importante también tener muy en cuenta el cómo hacerlo; pues de ello depende el nivel de interés y de aceptación con que nuestro público reciba todo aquello que comunicamos.

¿Qué pasa cuando simplemente arrojamos datos, estadísticas y discursos para transmitir esos mensajes? Todo, apunta a una única deducción: se torna aburrido; y al ser aburrida nuestra forma de expresarlos, lo más probable, es que el rechazo, y la apatía sea lo único que obtengamos a cambio.

El pasado jueves 12 de Mayo, pudimos comprobarlo ‘en vivo y en directo’, cuando nos dirigimos al resguardo de Huellas, en el municipio de Caloto, Cauca. En aquél lugar se adelantaba una asamblea indígena, donde diversos temas de interés general -como la salud y la seguridad- eran tratados y expuestos por diferentes líderes de la comunidad; pero era tal su manera de abordar esas temáticas, que la dispersión y el desinterés del público presente se hacía evidente.

Desde la escuela de comunicación, estábamos interesados en tratar la acción de los actores armados en nuestros territorios y el porqué de su presencia, que es un tema delicado y sumamente preocupante que día a día arranca vidas y crea confusión dentro de nuestras comunidades. Creímos necesario dar a entender a la población presente en la asamblea, que detrás del conflicto armado presente, existen muchos intereses y políticas que lo promueven, y que el primer paso para resistir a ello, es comprenderlo y analizarlo, para poder encontrar soluciones como comunidad. Entonces se decidió, que una manera efectiva de decirlo, sería a través del sociodrama, pues se buscaba principalmente que las personas presentes, se cuestionaran, se identificaran con el tema y se integraran, mientras se divertían.

El acto, fue recibido de excelente manera por todos los presentes, superando todas nuestras expectativas. Las personas se aglutinaron para hacer presencia y tomar parte dentro del dramatizado, y estuvieron atentas de principio a fin, mientras las risas y los comentarios aparecían espontáneamente. Logramos con un hecho tan sencillo, pero tan significativo, que la comunidad se integrara, y reflexionara sobre el tema, y que entendiera de forma jocosa lo que se esconde detrás de esos hechos tan serios, que ameritan acciones y soluciones inmediatas.

Podemos asegurar entonces que es necesario como afirmamos inicialmente, que nuestro papel como comunicadores responsables y comprometidos sea informar de estos temas a la comunidad, discutirlos y reflexionar a cerca de ellos en comunidad, para encontrar posibles soluciones como comunidad; y entender que es nuestro deber buscar las mejores formas de plantearlos para encontrar eco en nuestro público, y que generen en él interés y atención. La forma de hacerlo, determina la respuesta del público y su compromiso con el tema.

Escuela de Comunicación de la zona norte del Cauca