En el norte del Cauca existe La Escuela de Comunicación “El Camino de la Palabra Digna”, que tuvo lugar del 7 al 14 de mayo del 2011, en Bodega Alta – Caloto. Esta escuela es un espacio donde se aprehende haciendo y escuchando a los demás para que entre todos se construya y se camine la palabra digna.

Cauca: Construyendo y caminando la palabra digna

La escuela es un medio por el cual se influye en nuestra conciencia desde que somos niños. La pregunta es si realmente se abordan temas que nos tocan, que vivimos y que nos afectan a diario. Muchas veces la escuela gira en torno a temáticas generales y por diversas circunstancias no se hace énfasis en el contexto y dejamos que los hechos pasen, dejando a un lado problemáticas muy profundas.

Pero en el norte del Cauca existe La Escuela de Comunicación “El Camino de la Palabra Digna”, que tuvo lugar del 7 al 14 de mayo del 2011, en Bodega Alta – Caloto. Esta escuela es un espacio donde se aprehende haciendo y escuchando a los demás para que entre todos se construya y se camine la palabra digna. Participaron 150 personas en este sexto encuentro, entre ellas, la Escuela de Comunicación de la Asociación para el Desarrollo Campesino – ADC de Nariño, estudiantes de la Universidad de Quindío y de la Universidad del Cauca.

De acuerdo al plan de trabajo de este encuentro, un colectivo de la Escuela de Comunicación, en la que participan representaciones de varios pueblos y procesos de Colombia, el día 12 de mayo del 2011, decidimos ir al colegio Quintín Lame en el Resguardo de Tacueyó, al Norte del Cauca, para dialogar con los niños y que ellos nos enseñen acerca de lo que piensan sobre el lugar donde viven y conviven.

A través de actividades lúdicas y haciendo énfasis en los cortometrajes “La Tierra es Nuestra” y “Abuela Grillo”, nos reunimos con los grados noveno, décimo y once para que ellos reflexionaran sobre su territorio y luego nos contaran acerca de cómo lo perciben y qué problemas afectan no sólo a la región sino a ellos mismos.

El objetivo de este encuentro no sólo era que ellos compartieran con nosotros sobre lo que pasa, sino motivar su participación como personas que hacen parte de una comunidad y que están en total capacidad de proponer posibles soluciones a tales conflictos.
Pudimos darnos cuenta que el estilo animado y dinámico de los dos cortometrajes no sólo llamaron su atención sino que fueron el trampolín para que reflexionaran acerca de lo importante que es vivir en Tacueyó, y que a comparación de la ciudad, ellos tienen un tesoro que merece ser valorado. Sin embargo, también nos contaban sobre la presencia de agentes armados y proponían como solución ir y dialogar con ellos y pedirles que se fueran, porque los únicos afectados son ellos y sus familias, pero a la vez eran conscientes de lo difícil que era llevar a cabo esto. Y por otro lado, encontramos que había cierta preocupación por la carencia de oportunidades laborales a pesar de la gran riqueza que les rodea, tanto hídricas como minerales y vegetales.

Finalmente, los niños desarrollaron una intervención a la fachada del colegio en donde de manera colectiva elaboraron inicialmente bocetos en los cuales expresaban y proponían un mensaje hacia la gente de Tacueyó sobre las diversas problemáticas que les afecta y cómo llegar a una posible solución para posteriormente plasmarlos en murales.

La actividad nos trajo grandes sorpresas, una de estas es la actitud proactiva, comprometida y entusiasta con que participaron todos los niños, quienes nos expresaron su gratitud por acompañarlos en un espacio que es de ellos y que cambió su forma de ver su territorio, no sólo en cuanto a los colores que usaron para alegrar la entrada de su escuela, sino que nos dimos cuenta que los niños son conscientes de lo que está pasando en su zona y tienen toda la disposición tanto para proponer como para actuar frente a lo que les afecta y generar un cambio desde su lugar como niños y sujetos activos dentro de su comunidad.

Este es un primer paso para que más grupos y colectivos de trabajo tomen una posición frente a lo que está pasando en nuestros territorios, y motiven no sólo a los niños sino a la comunidad en general para que participen en este proceso de concientización y de cambio. Gracias a esta experiencia nos dimos cuenta que así como los niños de Tacueyó deben haber muchas más personas que abrirán su puerta para decir lo que piensan y propongan posibles soluciones que podrían ser muy importantes en este camino hacia el reconocimiento de nuestros territorios y tomar nuestro lugar como sujetos que aporten al mejoramiento, solo tenemos que tocar a su puerta.

Escuela de Comunicación de la zona norte del Cauca