EL pasado lunes 13 de junio se realizó, en la vereda Gargantillas, resguardo y municipio de Toribío, un acompañamiento a la comunidad, especialmente a las madres de familia que fueron víctimas del bombardeo que realizó la policía nacional, con apoyo aéreo del “comando jungla antinarcóticos”.

Hechos que sucedieron el día 26 de Marzo del 2011, entre las 2 y 2:30 de la madrugada, cuando  menores de edad engañados por milicias de las FARC, asistieron a una reunión en un campamento armado.

 

Esta reunión contó con la participación de aproximadamente 200 personas provenientes de distintos lugares: el cabildo de la familia de Tacueyó, el sacerdote de la parroquia de Tacueyó,  representantes de la ruta pacífica de mujeres de la regional Cali, docentes de la localidad y el Grupo Minga representados en algunos  estudiantes de la Universidad del Valle, que vieron la necesidad de realizar acompañamiento directo para motivar a las familias que perdieron sus seres queridos en esta guerra que no es nuestra, pero que sí nos ha tocado enfrentarla poniendo en un eminente riesgo la vida de nuestra madre naturaleza y  la vida de nuestros seres queridos.

De la misma manera este encuentro de víctimas contó con la participación del médico tradicional, quien realizó la armonización de las personas que llegaron al evento, esto se hizo con el fin de equilibrar las energías negativas que está dejando la guerra en  los territorios.

El objetivo de este trabajo es contradecir la estigmatización que se está imponiendo desde los medios masivos de comunicación referente a la masacre donde cayeron vidas inocentes, por otro lado se quiere que este trabajo contribuya a que la comunidad continúe denunciando la violación de los derechos humanos ante instancias nacionales e internacionales y así hacer que las comunidades puedan ir construyendo espacios de reflexión que nos permitan trabajar desde la familia en la concientización de nuestros hijos.

Bajo el lema “Sembramos vida en donde hubo muerte”  las personas presentes en la actividad cogieron un árbol y un pala, luego se dirigieron hacia el lugar donde sucedieron los asesinatos. Allí, con dolor en el alma pero con la dignidad y la esperanza en alto, todos se dispusieron a sembrar un arbolito para que la vida inocente de estos adolecentes no muera allí y, que más bien, el espíritu de estas personas queden representadas en cada árbol que se sembró en el bosque donde las fuerzas militares crearon un desequilibrio natural, porque allí no sólo se afectaron las vidas humas, también se afectó enormemente el nicho ecológico donde habitaban cientos de especies naturales que vivían en armonía con la naturaleza.

Al mismo tiempo que se sembraban los arboles, las madres que perdieron sus hijos, al llegar a ese sitio donde las fuerzas militares del gobierno Colombiano sembraron muerte, las madres recordaban con lágrimas en sus mejillas aquel día trágico donde les arrancaron parte de sus vidas, al arrebatarle los menores de edad de sus manos para involucrarlos inconscientemente en este conflicto armado.

Para que la comunidad no olvide sus víctimas y reclame justicia social a los autores intelectuales de la masacre, algunos estudiantes de la universidad del Valle acompañaron esta iniciativa de la comunidad para recolectar información con el propósito de documentar el caso por medio de un libro que se realizará en minga con el acompañamiento de la comunidad, los docentes, las autoridades indígenas del resguardo de Tacueyó y trabajadores sociales que ven la necesidad de acompañar la comunidad bajo la estrategia del trabajo lúdico con los padres de familia, los adolecentes y los niños de las escuelas.

De la misma manera se repartieron lanas para que las mujeres empiecen a representar la trágica historia por medio del tejido de una manta gigante que simbolice la unidad de los pueblos y que eso represente a las víctimas en los diferentes escenarios que realiza la organización a nivel local, regional nacional e internacional.

Finalmente el evento concluyó con la presentación de una artista indígena quien hizo un homenaje a  las madres para que continúan trabajando por el bienestar de la comunidad en pro de la defensa colectiva del territorio.

Tejido de Comunicación ACIN