En Manizales, departamento de Caldas, se realizó, del 5 al 7 de septiembre, el Seminario Internacional: ciencia, avances y perspectivas frente a la megaminería, en el que se concluyó que la minería es una de las industrias más contaminantes del mundo y con altos índices de violación de derechos humanos.

 

“SI A LA VIDA, NO A LA MINA”

Seminario Internacional sobre Megaminería, Manizales, Colombia.

En Manizales, departamento de Caldas, se realizó, del 5 al 7 de septiembre, el Seminario Internacional: ciencia, avances y perspectivas frente a la megaminería, en el que se concluyó que la minería es una de las industrias más contaminantes del mundo y con altos índices de violación de derechos humanos. “La megaminería es una asociación ilegitima e inmoral para el saqueo y la destrucción”, como diría Cesar Padilla, coordinador del Observatorio de Conflictos Mineros en América Latina-OCMAL. Por ello es urgente rechazar los proyectos de minería a cielo abierto y defender la vida digna en nuestros territorios.

Recogiendo las impresiones de los asistentes, este seminario se perfiló como uno de los escenarios académicos y políticos de mayor reflexión critica que se han realizado en el país frente al tema de la minería.

Teresita Lasso, directora del Observatorio de Conflictos Ambientales y organizadora del evento, manifestó que el seminario surgió a partir de la preocupación que tiene la comunidad universitaria ante un convenio que estableció la universidad de Caldas con la corporación minera Anglo Gold Ashanti. A través de dicho convenio, la Universidad de Caldas, institución pública, realizará un monitoreo ambiental en la zona de La Colosa, municipio de Cajamarca, Tolima, donde la multinacional Anglo Gold Ashanti proyecta explotar grandes cantidades de oro. El tema, dice Melina Lasso, estudiante de sociología, “ha generado un ambiente de malestar generalizado y una sensación de incertidumbre” en la universidad, en algunos sectores sociales y en la misma comunidad de La Colosa, ya que pone en entredicho el compromiso ético que le debe la universidad pública a la sociedad y a la vida misma al establecer acuerdos con una empresa que es reconocida como la peor empresa ambiental a nivel mundial por sus altos impactos ambientales y su recurrente violación de derechos humanos.

La cuestionable alianza entre esta universidad y la corporación minera motivó a docentes, grupos de investigación y estudiantes a reflexionar, desde diversas miradas, sobre lo que viene generando y puede generar la minería a gran escala en nuestros territorios, así como a debatir sobre el compromiso ético del sector educativo con las comunidades y territorios locales. Pues se sabe que La Colosa, si bien se proyecta como una de las más grandes minas a cielo abierto en toda Latinoamérica, no es el único proyecto minero pensado para el país y muchos de estos contarán con el visto bueno de las universidades.

El encuentro suscitó tres ejes de análisis: los impactos del modelo extractivo en Latinoamérica, la relación de la educación moderna con las crisis ambientales y los procesos de re-existencia ante la aplanadora minera.

La minería viene generando conflictos ambientales en toda América Latina

Cesar Padilla, mencionó que la minería a lo largo y ancho de América Latina viene generando conflictos ambientales; estos se expresan en el rechazo y la oposición de las comunidades hacia las industrias extractivas, como la minera.

Pero, ¿por qué algo que se promete como fuente de “desarrollo” viene propiciando tal malestar generalizado? Las diferentes experiencias, de Colombia, Perú, Ecuador, Chile y Argentina, que se presentaron en el seminario demuestran que lo impactos de la intervención minería a gran escala no han mejorado las condiciones de vida de ninguna de las comunidades que habitan en los territorios donde se desarrollan estos megaproyectos, por el contrario ha propiciado la muerte de comunidades humanas, territorios e historias. El OCMAL registra, al día de hoy, la presencia de 155 conflictos mineros y 205 comunidades afectadas en 17 países de América Latina.

Impactos de la minería a gran escala en Latinoamérica

La minería es, sin duda alguna, una de las actividades económicas más rentables del mundo, pero también uno de los más peligrosos dispositivos de muerte que hasta el momento se conocen, ello se puede constatar con los impactos generados.

Impactos a nivel económico.
Los minerales que se extraen no se pueden reparar, simplemente desaparecen. De esta manera, el concepto de desarrollo es sinónimo de arrasamiento. Luego, las ganancias económicas que obtiene la empresa debido a la explotación minera nunca son retribuidas a las comunidades que habitan cerca de las minas, las empresas mineras no tributan en los lugares donde explotan los minerales, por lo general lo hacen en las ciudades capitales. Y fuera de eso aumentan los costos de bienes y servicios locales. Además de arrasar los territorios, de no generar un mínimo aporte a las poblaciones, las mineras incrementan los costos de servicios básicos de las comunidades.

A nivel de empleo.
Una de las ofertas de las compañías extractivas es la generación de empleo. Sin embargo, resulta ser una falsa promesa, existen casos donde la producción aumenta, pero no aumenta la ocupación de mano de obra, ya que existen grandes maquinarias contraladas a través de sistemas informáticos. “Sólo el 0.1 % del empleo del mundo es generado por la minería”, según Cesar Padilla.

En el territorio.

Más del 40% del territorio colombiano está en solicitud de concesión, que equivale a 24’ 243. 400 hectáreas solicitadas (ver mapa, www.reclamecolombia.org). Esto implica que el territorio se está reordenando a partir de la minería, y no a partir de las necesidades de las comunidades y los ecosistemas; la construcción de grandes obras de infraestructura como vías, puertos y aeródromos, no tienen otro propósito que el facilitar la movilidad de la producción minera. Otro agravante en el territorio, en un proceso de supuesta restitución de tierras, es el aumento de ocupación y despojo de territorios, desplazamiento de comunidades humanas y comunidades ecológicas.

A nivel de control estatal.
El estado no fiscaliza las actividades de explotación minera, sus procesos de contaminación, los problemas sociales generados… toda la responsabilidad se las otorga a las mismas compañías, a través de la Responsabilidad Social Corporativa-RSC. El gobierno colombiano pretende convencernos de que “todo está bajo control”, cuando cuenta con sólo 40 funcionarios para inspeccionar 6.000 títulos y solicitudes en todo el país, dijo el senador Jorge Robledo.

A nivel ambiental.
“No hay megaminería sin contaminación”, fue una de las frases más contundentes durante el evento. Los casos de Ecuador, Perú y Argentina demuestran que el uso de tóxicos, para el procesamiento de minerales, al hacer contacto con fuentes de agua y suelos son causa de enfermedades como cáncer, de tipo respiratorio, malformaciones genéticas, entre otras. Además, el consumo de grandes cantidades de agua para la extracción y procesamiento de los minerales, como el oro, hace que desaparezcan o se contaminen redes hídricas de las que dependen comunidades y ecosistemas.

A nivel social.
Con todos los anteriores impactos acumulados es inevitable la oposición y el rechazo a este tipo de dispositivos de la muerte. No obstante, los procesos de resistencia social también enfrentan dificultades. Existe un sinnúmero de casos de violaciones a los derechos humanos, caracterizados por la criminalización de la protesta social, encarcelamientos, amenazas, persecución y asesinatos.

De esta manera, la locomotora o la aplanadora de la minería a gran escala, como la denominaron en el seminario, se expresan como una estrategia más del plan de muerte. Como diría el ambientalista Hildebrando Vélez, “las industrias extractivas son una estrategia de guerra y no de paz”, como nos la pretenden vender, las multinacionales y el gobierno nacional.

Educación moderna y crisis ambiental. ¿Conocimiento al servicio de qué y para quienes?

La relación entre educación y crisis ambientales, nos presenta una discusión de mayor envergadura que tiene que ver con el compromiso ético del sector educativo con la sociedad civil y con la vida misma.

Universidades y grupos de investigación en su afán por obtener recursos económicos, “le venden el alma al diablo”, es decir, aprovechan las ofertas de las empresas para realizar cualquier tipo de proyectos sin hacer revisión de las implicaciones éticas, sociales, políticas y económicas.

Con la reforma a la ley 30, ley de la educación superior, se pretende ampliar la inversión económica del sector privado hacia las universidades públicas y privadas. Si se llegara aprobar esta reforma, se presentarían infinidad de casos, como el de la Universidad de Caldas, en los que las universidades destinarían su pensamiento y prácticas al sector productivo, económico y tecnológico del modelo extractivista. Mientras las comunidades, los ecosistemas y los territorios afectados por este modelo se encontrarían desprovistos de los aportes del conocimiento académico.  

Cabe preguntarse en épocas de cambio climático, de crisis ambiental, de conflicto armado… al servicio de qué y de quienes construimos conocimientos?

Procesos de re-existencia ante la aplanadora minera.

Como diría Cesar Padilla, la resistencia es uno de los caminos para enfrentar la estrategia de muerte de la minería a cielo abierto.  Afirmación que se constató en la presentación de las tres experiencias de comunidades que se hallan en resistencia frente a la intervención de multinacionales mineras en sus territorios. Hicieron presencia el Comité pro-defensa de Marmato, Caldas; Comunidad de Cajamarca, Tolima y el Comité para la Defensa del Agua y Páramo de Santurbán de Santander.

Cada uno de estas poblaciones viene haciendo resistencia al ingreso de las multinacionales mineras como La Grey Star, La Gran Colombia Gold, antes Medoro Resorts, y la Anglo Gold Ashanti.

Una de las experiencias emblemáticas que se expusieron en el seminario fue la del Páramo de Santurbán, en el departamento de Santander. José Ángel Mejía del Comité para la Defensa del Agua y Páramo de Santurbán, manifestó que el estar bien informados, compartir con los demás la información, generar procesos de sensibilización y movilización, y constituir redes de solidaridad fueron claves para detener el proceso de solicitud de concesión del Páramo de Santurbán para explotación de oro por parte de la compañía Grey Star.

SI A LA VIDA, NO A LA MINA

De este encuentro de saberes académicos, populares y políticos surgió una declaración en la que se concertó insistir en el “SI a la vida y NO a la mina”, en tanto, la vida digna de todos los seres que habitamos este territorio llamado Colombia, es mucho más importante que todo el oro del mundo. Los innumerables daños sociales y ambientales generados por la minería a cielo abierto, en América Latina, son una clara muestra de que la llamada locomotora de la minería pretende arrasar pueblos, colonizar pensamientos y cercenarnos otras posibilidades de vida.


Para ampliar pueden visitar:

www.conflictosmineros.net/
www.olca.cl/ocmal/
ocanacional.blogspot.com
www.censat.org
www.youtube.com/watch?v=FuEboyypwV4&feature=related

 

Erika Muñoz