Álvaro Ulcué Chocué, primer sacerdote indígena, hijo del Cauca y caminante de la palabra de esperanza. Desde su pensamiento libertario y a través de su ejemplo de vida, arraigó en sus seguidores la semilla de la libertad y la vida digna. Contradictoriamente desde el espacio religioso que históricamente ha desconocido la cultura y la naturaleza de los pueblos indígenas, el padre Álvaro Ulcué, promovió el sentido de pertenencia, la defensa de los derechos y el orgullo de ser indígena.

 

Desde su formación religiosa, orientó a los fieles de la comunidad Nasa y a todos a  quienes les llegó su mensaje, a reconocerse y sentirse orgullosos de ser indígenas, a que los indígenas no nombraran como padrinos de bautismo de sus hijos a los terratenientes y a luchar por sus derechos y la justicia.

Fortaleció la creación de los Cabildos, los Planes de Vida de las comunidades indígenas, campesinas y afros y las recuperaciones de tierra. Siendo párroco de Toribío promovió diversos espacios de capacitación especialmente para las mujeres y los jóvenes, como la creación del programa de la familia en la organización Proyecto Nasa de Toribío y el Movimiento juvenil que lleva su nombre. “A los jóvenes los invito a estudiar y a luchar fuertemente sin cansarse. Ojalá no les de pena ser indígenas”. P. Álvaro Ulcué.

Porque le dolía la situación de su pueblo acompañó su lucha cotidiana y  desde el mensaje salvador y el ejemplo de su maestro enfrentó a sus enemigos. Fue señalado, acusado injustamente, perseguido  y finalmente asesinado. Su vida fue un verdadero ejemplo de lucha y entrega por el prójimo. Los terratenientes de la época con apoyo de los militares y quienes le han apostado a estar en contra de la vida, el 10 de noviembre de 1.984 en Santander de Quilichao lo asesinaron. Con su muerte pretendieron asesinar también la lucha, sin embargo  segaron su vida e inmortalizaron su mensaje.

Veintisiete años después de su muerte, aún en las comunidades se vive y se llama a la práctica de su ejemplo. Año tras año se conmemora y se recuerda su lucha, su vida. Álvaro sigue vivo y esperamos, como menciona el himno del pueblo Nasa, que muchos Álvaros nazcan cada día. En el presente se vive y se recuerda su memoria, con el propósito de vincular las acciones de la comunidad a la práctica de su mensaje.

“Hoy con el ritual del Cxapuc, ofrendamos al espíritu del padre Álvaro, y de todos nuestros líderes, reflexionamos a la luz de sus acciones y su pensamiento libertario, para seguir construyendo y fortaleciendo el sueño comunitario”. Manifestó un líder indígena invitando al homenaje que se realiza por la lucha del Padre Álvaro en la institución educativa CECIDIC  de Toribío. “La palabra sin la acción es vacía, la acción sin la palabra es ciega, la palabra y la acción por fuera del espíritu de la comunidad son la muerte”, pensamiento de nuestra lucha que nos recuerda el camino trazado por nuestro Nasa Pal.

Es la palabra y la acción coherente que desde hace 27 años sembró Álvaro Ulcué en los corazones de un pueblo sometido y atropellado, lo que se hace indispensable seguir llevando a  la práctica en el presente para poder tener futuro. Hoy la palabra de Álvaro Ulcué continúa llamando con insistencia  a  la  lucha por la organización, por la unidad, la autonomía y la defensa del territorio.

También hoy como hace muchos años, ante los reiterados abusos y  atropellos de los poderosos, contra los débiles sigue vigente su sabio mensaje. “El gobierno siempre se pone de parte de los poderosos defendiendo sus intereses, pero los intereses de los pobres los tiene que defender la propia comunidad organizada”. P. Álvaro Ulcué.

 

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