“Chichake”, palabra en el idioma del Pueblo Embera. Que traduce, “lo pequeño que está creciendo”, es el nombre con el que se denomina un asentamiento indígena ubicado en la vereda Río Verde Alto, en el municipio de Córdoba – Quindío. Esta comunidad está integrada por aproximadamente 120 indígenas del pueblo Embera Chami, quienes fueron reubicados de la comunidad la Tebaida donde se adelanta la construcción de los túneles para el desarrollo de la infraestructura vial implementada a nivel de Nacional.
La comunidad Embera Chami, al igual que otros pueblos indígenas, han vivido constantes desplazamientos y cambios territoriales. Esto ha afectado sus formas de vida tradicional que generalmente se da en las riberas de los grandes ríos, lo que facilita la pesca, la caza y la siembra de alimentos transitorios. En la comunidad de Chichaque, donde ahora se encuentra asentada la Comunidad Embera Chamí no es posible desarrollar dichas actividades tradicionales de subsistencia. “Aquí no hay río para pescar, solo se cultiva plátano y café, se está perdiendo nuestra cultura y nuestros viejos se están muriendo”, manifestó Ramiro Niaza de la Organización Regional indígena del Quindío – ORIQUIN.
Sin embargo, no solo la comunidad Embera de Chichake ha sufrido cambios en su forma de vida, en su mayoría los pueblos indígenas de todo el país se han visto abocados a enfrentar cambios drásticos en todos sus entornos por diversas causas, una de las más evidentes son las concesiones de territorios indígenas por parte del gobierno nacional a multinacionales para la explotación de recursos naturales, esto ha generado desplazamiento masivo de las comunidades de sus territorios. La implementación de megaproyectos ha provocado división de los procesos, perdida de los principios organizativos y un daño irreparable a la Madre Tierra.
Con gran preocupación ahora estamos viendo como los territorios de nuestros pueblos a través de engaños, abusos y falsas promesas de desarrollo, siguen siendo invadidos y arrebatados sin tener en cuenta a sus legítimos dueños. Para mencionar solo un caso, toda la media, alta y baja Guajira, actualmente está intervenida con la realización de estudios de exploración para la explotación de recursos energéticos y mineros. Las comunidades de la Epirra, en el Cabo de la Vela, Alta Guajira, están siendo consultadas para la realización de estudios de exploraciones sísmicas. Para la explotación de gas y petróleo en el mar Caribe, esto afecta enormemente a los Wayuu Aparanyi (gente de playa), pues su seguridad alimentaria depende del mar.
Si encuentran gas o petróleo en esta zona del mar los Wayuu Aparanyi ya no podrán pescar en este lado del mar, seguramente le colocaran una muralla al mar como ha pasado en El Cerrejón. Por esta razón diferentes asociaciones indígenas de Uribia le están haciendo oposición a las empresas como Ecopetrol y Repson. Mencionó Mileydis Polanco de la organización Yanama, quien junto a comunicadores y comunicadoras de los diferentes pueblos indígenas del país, participó en el encuentro nacional de comunicación indígena realizado en la comunidad de Chichake en el Quindío.
Ante las amenazas y abusos que actualmente enfrentan los procesos y las comunidades de los territorios, desde los pueblos se tejen y se fortalecen las resistencias. Así como Chichake para el pueblo Embera Chami, significa “lo pequeño que está creciendo”, en los territorios está creciendo cada vez más la conciencia y con ella las luchas, de esta forma se fortalece la resistencia. Las comunidades indígenas y sectores sociales del país han coincidido en las exigencias de los derechos a través de la movilización.
A inicios de febrero más de 8.000 trabajadores del Cerrejón, la mina de carbón a cielo abierto más grande del mundo se levantaron contra la Drummond y las transnacionales asociadas como la BHP Billinton, Xstrata y Anglo American en exigencia de sus derechos laborales y en rechazo a las afectaciones medio-ambientales que atentan contra el territorio y la vida del Pueblo Wayuu.
Otra lucha que crece y nos convoca a levantarnos en defensa del territorio es la de los campesinos y campesinas de Cajamarca en el Tolima contra la explotación de oro por la Anglo Gold Ashanti a través del proyecto minero La Colosa, explotación que desangra y mata la vida de los pueblos y la madre tierra.
Está clara la conciencia y cada vez más se fortalece la resistencia, desde el pasado lunes 25 de abril los caficultores de nuestro país han salido a las calles cargados de exigencias y reclamos ante la crisis que vive toda la producción agrícola, afectada por las políticas del libre mercado y los TLC.
Es el momento de la unidad, de la dignidad de la exigencia conjunta, la lucha está creciendo, cafeteros, cacaoteros, floricultores, ganaderos, fruteros, camioneros, maiceros, arroceros, indígenas, afros y campesinos todas y todos a las calles por el respeto, por la vida y por la Madre Tierra.
Por Tejido de Comunicación – ACIN
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