El 29 de abril de 2013, en la sede educativa del CECIDIC en Toribío, se realizó un ejercicio de aplicación de la Justicia Propia indígena por parte de las autoridades tradicionales, para juzgar a los responsables del asesinato del mayor Benancio Taquinás, el pasado 18 de abril en Jambaló.

 

Ese juicio se dio después de una investigación por parte de una comisión jurídica indígena Nasa, después de la cual los presuntos culpables fueron capturados por la Guardia Indígena. 

 

Frente a los atropellos a las comunidades, a las amenazas y asesinatos por parte de las guerrillas, de la fuerza pública y de los paramilitares, la Guardia Indígena viene realizando el control territorial, con el respaldo de las  comunidades, recorriendo y protegiendo el territorio, para asegurar la autonomía de los pueblos indígenas a pesar de que se la quieran impedir con estrategias de guerra y de despojo al servicio de la oligarquía transnacional. En esta ocasión, tenemos que destacar el papel de la Guardia, quien permitió que se juzgaran los asesinos del Mayor Taquinás, y que, en varias situaciones, aseguran el buen desarrollo de la Justicia Propia.

Ese lunes por ejemplo, los vimos haciendo retenes en las vías y en la entrada del CECIDIC para controlar el tránsito y permitir que el evento se desarrollara en calma y sin hechos de violencia, lo que es fundamental, ya que se escuchaban explosiones de bombas lanzadas por las FARC para presionar a los comuneros reunidos en el CECIDIC ejerciendo su derecho a la Justicia Propia. En fin, se reconocieron dos milicianos culpables por haber participado del asesinato del mayor y la Asamblea decidió aplicar una sanción de 40 años de “patio prestado” a los milicianos de las FARC.

Ese hecho de Justicia propia, en el marco del control territorial, es ejemplar, pues se sanciona con todo el rigor de la ley propia, el asesinato de nuestro líder espiritual. Además, ese hecho queda y debe quedar como un precedente político importante ante la opinión pública nacional e internacional de la autonomía de los pueblos frente a todos los actores armados. “Cualquier cosa que le pase a un guardia, a un mayor, a una autoridad, a un líder o comunero, será responsabilidad de las Farc”, advirtió un  Nehwesx, autoridad tradicional de Jambaló ante la audiencia.

El control territorial debe pasar a ejercerse de manera fuerte y desde lo propio, pues no son las migajas otorgadas por el Gobierno para “proteger los derechos humanos de los pueblos indígenas” – carros blindados para líderes, chalecos antibalas y linternas para la guardia – que va a parar los asesinatos, amenazas y atropellos perpetuados contra la comunidad en general. “Estamos cansados de hacer asambleas permanentes y los mecanismos de denuncias se agotaron”, enfatizó Gersain Cuetia, Consejero de la ACIN. Por eso, las comunidades de los Cabildos de Jambaló, San Francisco y Toribío, reunidos en Asambleas durante varios días antes del juicio, decidieron tomar otros caminos y plantear de manera fuerte que no nos vamos a quedar quietos frente a estos hechos de muerte.

Y, además, no solo matan y amenazan a los líderes sino que las estrategias de terror se aplican a toda la comunidad: se amenaza o involucra a los comuneros y comuneras, se cobra impuestos, se viola a las mujeres y a las niñas, matan a comuneros, comuneras, niños y niñas en los combates además de tomarlos como blancos de todos los bandos para asesinarlos. Todos estos atropellos por parte de los actores armados se deben investigar y juzgar con el mismo rigor que lo que se hizo con el asesinato del mayor Taquinás. También consideramos que es necesario aplicar un remedio a los demás milicianos que se capturaron por la Guardia, para que se siga armonizando el territorio.

Pues, cabe decir que  los hechos de guerra no solo afectan a la gente, sino también a la Madre Tierra, que queda contaminada por el sucio de la sangre que se derrama cada día en los territorios. Cuando matan a nuestros The Walas, líderes espirituales, se causa “una gran ruptura contra la Madre Tierra, porque la Madre Tierra es un espíritu que está constantemente hablando a través de estos compañeros mayores espirituales, y a través de estos The Walas se recibe la orientación a las comunidades, a los jóvenes, a los niños”, nos explicó el Mayor Tenorio. De igual forma, los actores armados también contaminan el ambiente y las comunidades con artefactos explosivos y basuras alrededor de los campamentos y de las bases militares…

La guerra nos afecta a todos y todas, a la Madre Tierra de la cual hacemos parte, porque la guerra no es solo el conflicto armado, la Guerra son todas las estrategias de despojo y de explotación de los territorios y de la población que la habita. La Guerra de los dueños contra los pueblos tiene varias estrategias y dentro de ellas se contempla la minería, las leyes de despojo promovidas por el Gobierno, las estrategias de terror por el conflicto armado, la división de los pueblos poniéndoles a pelear entre ellos, los mega-proyectos al servicio de las multinacionales, la conversión de la Madre Tierra en negocio.

Por esto, ejercer la Justicia Propia, el Control Territorial y la autonomía de los pueblos pasa por reconocer esas estrategias y a quienes beneficia la acción de los actores armados, pero principalmente a quiénes ganan con la guerra. Desde el Tejido de Comunicación analizamos que esas estrategias son las de un sistema capitalista neo-liberal, reforzado por el sistema patriarcal y colonial, que quiere someter a los pueblos para el beneficio de los pocos que poseen el capital transnacional.

La justicia y la autonomía no es solo defenderse de los actores armados, sino luchar contra todas esas estrategias, para resistir este modelo de explotación y de despojo; es aliarse con todos los pueblos que viven y reconocen estas estrategias al nivel mundial para fortalecerse frente a las – élites -; es unirnos los muchos -empobrecidos- y en vez de ponernos a pelear entre nosotros mismos, defender la autonomía y la autogestión de los pueblos contra ese modelo para acabar con la guerra que nos imponen y construir nuestra paz desde abajo. “La paz es lo que diga el pueblo, no es lo que digan los actores armados”, recordó el consejero Gersain Cuetia.

Recuperar la armonía de nuestro territorio empieza por fortalecer la espiritualidad del pueblo Nasa, por eso el Mayor Tenorio manifestó que: “había que hacer un serie de armonizaciones constantemente, pero a veces por ocupaciones varias uno no alcanza a cumplir todo lo que los mayores están diciendo. Entonces por no haberlo hecho, en esta ruptura que quedó, hay un grave peligro que la naturaleza va a cobrar caro. Seguramente se van a prolongar meses de invierno, y en eso ya no vale la guerrilla, no vale el ejército, sino que todos por igual vamos a ser castigados por la naturaleza”.

Pero también tenemos que estar pendientes de las contradicciones que se están generando en el territorio, “no dejarnos engañar por celos políticos o interés personales y económicos, desde los celulares que regala la guerrilla, pasando por los sueldos del ejército, hasta los puestos que nos ofrecen desde arriba, para comprarnos, callarnos y alejarnos de los verdaderos combates contra el modelo de dominación que produce la guerra”, aseguró un comunero de Toribío en la armonización.

Eso vale también por lo ocurrido en el Congreso para la Paz, en Bogotá, donde se planteó, en la declaración final, pedir la participación del los movimientos sociales pero también de las insurgencias (ELN y EPL) en las mesas de diálogo con el Gobierno y las FARC, sin que siquiera se denunciara los atropellos a los pueblos realizados por esos mismos grupos. Y peor aun, sin que siquiera esos mismos actores pidieran perdón al pueblo Nasa y al país por los crímenes que siguen ejecutando en nuestro territorio. Pues, como lo reportan los consejeros de la ACIN, la comisión política no tuvo tiempo de revisar el documento final.
 
Eso nos hace recordar lo que decía un estudiante bogotano en la marcha de clausura del Congreso para la Paz: “el único problema es que a veces el movimiento del congreso de paz tiende a ser burocratizado, y se polariza únicamente el poder de las masas y de las decisiones entre esas cinco personas que se aprovechan de los intereses de la gente. Las conclusiones son buenas, solo en la medida en que esa construcción sea colectiva y que fortalezca el poder de las masas, y que la toma de decisiones realmente venga de abajo, porque solo así es posible construir la unidad y solo así va a ser posible construir la paz, a través de la unión del pueblo”.

Reconocer, analizar y combatir las debilidades y contradicciones – no solo del movimiento indígena sino de todos los procesos populares – es, antes que todo, fortalecer la autonomía para poder enfrentar a los agentes de la guerra y del modelo. Mirémonos al espejo, informémonos, analicemos el contexto y las causas estructurales para poder reflexionar, decidir y accionar de la mano de nuestras comunidades, aplicando el mandar obedeciendo pensamiento establecido por los compañeros y compañeras zapatistas.
 
Tejido de Comunicación – ACIN