El periodista Pedro Rocha cubría la manifestación a las afueras del estadio dónde jugaban simultáneamente Brasil y México en la Copa Confederaciones. Pero tuvo que regresar a la casa temprano, después de que fue herido en el ojo por una bala de goma.

Testimonio recogido por Brisa Araujo

 

Fui a cubrir la manifestación para el Comité Popular de la Copa y el Colectivo Nigeria, que es un colectivo de comunicación del cual soy parte. Llegamos al principio de la concentración – la cita la hicieron para las 10 de la mañana, y cuando llegamos ya había cerca de cinco mil personas en el local. Pero ese número creció muy rápidamente, había gente por todos lados.

Los números no fueron confirmados y no sé si lo harán, pero la policía habla de 20 mil personas, algunos líderes de los manifestantes estimaron 50 mil y hubo periódicos que llegaron a hablar de 85 mil personas. El hecho es que era demasiada gente, y a cada momento llegaban más.

La marcha empezó a las doce del día y la policía ya estaba formada a unos 200 metros de donde nosotros estábamos concentrados. La manifestación caminó un poco y luego se encontró con la policía.

Fueron algunos minutos de tensión. Existía una primera línea de la policía militar, con pocos policías que bloquearon la calle con gradas de metal. Detrás de esta primera línea estaban la tropa de choque y la caballería. La gente quería pasar y los policías mantenían la protección, el bloqueo. Algunos manifestantes empezaron a gritar: “¡Avancen! ¡Avancen!”, otros empezaron a tirar piedras hacia los policías, pero la mayoría pedía que no hubiera violencia. En esta primera confrontación, las bombas de gas lacrimógeno empezaron a volar en gran cantidad, hasta que la masa se dispersó por un tiempo.

Cuando pasó el efecto de las bombas, las personas se volvieron a reunir, pero ahora con un poco más de calma. Intentaban cada vez más pedir la no-agresión. Gritaban: “¡Sin violencia!” y algunos se arrodillaban a unos cinco metros de los policías y a más distancia de la tropa de choque. Se arrodillaban y algunos les ofrecían flores a los policías, les mostraban banderas.

Pero esta segunda vez la reacción de la tropa de choque fue todavía más desproporcionada, porque abrieron fuego con balas de goma, bombas de gas lacrimógeno, sin que hubiera habido ninguna actitud clara de amenaza por parte de los manifestantes.

En este momento corrí para intentar protegerme, pero aun así fui herido por una bala de goma en mi ojo izquierdo. Si minutos antes no me hubiera puesto unos goggles de natación, creo que habría perdido la visión.

 

Tuve que retirarme un poco después de esto, pero todavía me quedé ahí por más o menos una hora, pero no exactamente en la línea de fuego entre manifestantes y policías. Seguí los acontecimientos por más una hora y luego fui para el hospital. Los otros miembros de mi equipo se quedaron hasta el final, la manifestación acabó cerca de las seis de la tarde. La marcha salió por otra calle, una calle paralela, que también sigue en dirección al Estadio Castelão. Ellos permanecieron activos durante todo el partido de Brasil contra México y las confrontaciones también involucraron a parte de las personas que iban en dirección al estadio para ver el partido.

En la segunda confrontación no vi, como en la primera, a las personas tirando piedras. La primera vez más personas tiraron piedras – y aun así, no creo que justificaría el gas lacrimógeno, ya que había mucha gente ahí. Pero la segunda vez fue un poco distinto, la gente que estaba hasta adelante se arrodilló, con las manos arriba, y aun así la tropa abrió fuego con muchas balas de goma, sin importar que estaban rendidos. En mi caso, recibí el balazo en el ojo, pero escuché muchos testimonios de conocidos y también de otras personas en el Facebook, a quién también les tocó la bala de goma.EE

La confrontación sucedió en una avenida que es una recta hasta el estadio. Si caminásemos de tres a cinco quilómetros llegaríamos directamente a Castelão. El bloqueo de la tropa de choque ocurrió muy cerca de la concentración de la manifestación. Caminamos poquísimo, como 200 o 300 metros y ya nos encontramos con la policía. Creo que hubo gente que ni siquiera caminó, porque la manifestación era tan grande que iba de la línea de la policía hasta el punto de concentración. Mucha gente llegaba todo el tiempo. Cuando me fui, cerca de las dos de la tarde, todavía llegaban personas a la manifestación.

El Comité Popular de la Copa estaba presente, pero no estaba en la comisión de organización de la protesta y yo solamente la estaba cubriendo. El Comité ya actúa desde el 2009, con pautas directamente conectadas a la realización del Mundial de Fútbol. La más dramática de ellas es el desalojo de poblaciones para obras del Mundial. Aquí en Fortaleza tenemos varios casos de comunidades enteras que van a ser desalojadas con este fin. Pero el Comité no organizó la manifestación.

Son manifestaciones sin liderazgos claros y determinados, son muy diluidas y las pautas son casi siempre dadas por los mismos carteles, y por algunas consignas. Las movilizaciones son muy pero muy heterogéneas. Hay personas que habla de corrupción, otras de “más dinero para la salud y la educación”, otras piden la reforma política.

Es un poco diferente de São Paulo y Río porque aquí el aumento en el transporte se dio en enero y hubo presión popular contra el aumento, pero que no llegó a las proporciones de ahora. Fortaleza, claro, tiene relación directa con las otras manifestaciones del país, porque están contagiando y movilizando a las personas, están mostrando que es posible movilizarse y luchar por sus derechos, pero creo que el punto que aglutinó toda esa gente fue el partido de Brasil contra México y el Mundial de Fútbol.

Si me pidieras para apuntar una causa que hizo con que la gente fuera a la calle, yo diría que es este clima del país que está movilizando a la gente, tanto como el hecho de que Brasil jugó ayer con un presupuesto exorbitante. El Castelão costó como 500 o 600 millones de reales, mientras no vimos ninguna obra de movilidad urbana, que eran las que serían el legado del Mundial para los ciudadanos. Hasta ahora el legado del Mundial es solamente un estadio, el Padrón Fifa, ¿no? Y lo que la gente esperaba era que el legado fueran obras públicas que mejorarían la calidad de vida de la población.

Publicado el 24 de junio de 2013