Rafael Mejía, presidente de la SAC, dice que el agro quedará desprotegido frente a importaciones de alimentos..
El Gobierno colombiano celebró con bombos y platillos en Cartagena que la Alianza del Pacífico jalonará el empleo y la producción, pero otra cosa siguen pensando los agricultores.

Al desgravarse el 92 % del universo arancelario, es decir, abrirle la puerta a Perú, Chile y México para que ingresen productos industriales y alimentos desde esos países (sin impuestos), los agricultores quedarán a merced de una fuerte competencia y sin derecho a defenderse.

Según el presidente de la Sociedad de Agricultores de Colombia, SAC, Rafael Mejía, por “eso la Alianza es el peor tratado comercial firmado por el país”, ya que serán más las desventajas que las ventajas que tendrá ese sector.

¿Por qué la SAC es enemiga de la Alianza del Pacífico, a pesar de que el Gobierno dice que es un tratado comercial positivo para el país?
La Alianza del Pacífico es el peor tratado comercial que haya firmado Colombia, al quitarle todas las posibles defensas a grandes sectores de la producción, como la agricultura, que generan empleo.

Al desmontarse las franjas de precios y ser un acuerdo plurilateral no podemos tener salvaguardias y medidas ‘antidumping’ que se utilizan bajo el marco de la Organización Mundial de Comercio, OMC, para defender la producción de cualquier país. Hemos estado muy molestos porque el Ministro de Agricultura (Rubén Darío Lizarralde), no ha contestado a las inquietudes de los diferentes gremios de la producción, llámese azúcar, panela, café, entre otros. Él ha echado su cuento y no ha respondido a las inquietudes sobre esta materia. El Gobierno tiene que darle respuestas a los productores del sector privado y no solamente a las dignidades agrícolas.

¿Cuál ha sido el daño a la producción nacional con la avalancha de alimentos importados?
Acabamos de hacer un análisis y encontramos que la balanza agropecuaria, sin café, fue negativa en US$1300 millones el año pasado. En los últimos cinco años esas importaciones han aumentado en un 15 %, mientras las exportaciones apenas lo han hecho en 4,5 %. No es lo que se hace en la finca sino en el entorno país, porque cuando en el 2006 aceptamos el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos, dijimos que si el Gobierno cumplía lo apoyábamos. Después de ocho años no vemos absolutamente nada, ya que la infraestructura de carreteras secundarias y terciarias, sigue igual. Es decir, en franco deterioro. Igual pasa con los ferrocarriles, la navegación fluvial, puertos y aeropuertos, lo mismo que con las aduanas.

Todo lo que es riego y drenaje tampoco ha mejorado, al igual que la inversión en infraestructura productiva, es decir, en plantas de secamiento y silos de almacenamiento de granos, la cual presenta atraso.

Así, aislados no podemos competir con países como Chile, Perú y Brasil donde paralelamente han aumentado su inversión en el campo y en bienes públicos, como también en subsidios directos para los agricultores.

¿Por qué el Gobierno se asusta cuando se le piden medidas de protección al agro?
Porque en el caso de la Alianza del Pacífico se trata de un acuerdo más político que comercial. Por eso en septiembre del año pasado la Sociedad de Agricultores de Colombia, SAC, se retiró de las negociaciones por la falta de claridad y de tener unos planteamientos honestos. Y ahí están los resultados: en maíz, se dijo públicamente que la desgravación arancelaria será a 17 años, pero cuando se va a los análisis reales resulta que se bajaron los aranceles del 40 % al 20% para el producto importado, es decir, dando un margen (o ventaja) del 50 % a los otros tres países.

En carne de cerdo —de 10 años que decía el Gobierno— lo real fueron cinco años, e igual en el caso de la leche, con el cual se abre un boquete terrible en beneficio del Mercosur. Y en azúcar el Gobierno incumplió porque era un producto que se había excluido, pero que finalmente entró, por lo que el cálculo inicial es que entrarán al país 700.000 toneladas adicionales bajo la Alianza del Pacífico.

¿Es decir, que la Alianza quebrará a más productores del campo?
Los que van a quedar más comprometidos básicamente son el aceite y sus derivados, el arroz, la leche y sus derivados, el azúcar, la carne de cerdo, el fríjol y el maíz. Es decir, productos que ingresarán desde esos países a competir con la producción nacional, la cual estará en desventaja.

¿Por qué se dice que esos tratados van en beneficio del consumidor?
Eso es mentira. Lo que hace es que se enriquezcan unos sectores de la industria.

¿Es cierto que muchos alimentos importados, entre ellos el azúcar y plátano, están ingresando bajo dudosas normas de calidad?
Tenemos conocimiento de que no es solo plátano, sino que está entrando azúcar con todo tipo de plagas e insectos en su interior. Es absurdo, pero cierto. La calidad del azúcar que viene de Bolivia es algo dramático. A eso se le añade el contrabando.

¿Cuál es la salida?
Estamos en una situación delicada. El país necesita para ejecutar una política agraria o de Estado tener en cuenta una tasa de cambio real, mayor rentabilidad para el campo, no solo ingresos, sino menores costos de producción. Además, seguridad jurídica, ya que el país carece de ella, pues usted no puede sacar un Conpes e invertir $9,5 billones en un sitio donde nadie sabe si lo que se compra de tierra es suya o no, y pretender subir de 70.000 hectáreas a 800.000 para ampliar la frontera agrícola, es utópico.

No le parece que una agricultura subsidiada por el Estado, puede transformarse en ineficiente…
Debe haber sectores que se deben proteger transitoriamente por los efectos adversos de los mercados. Por ejemplo, en este momento esos subsidios los necesita el café, ya que de lo contrario, el caos social hubiera sido fenomenal.

 

Por: Alfredo García Sierra
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