“Es como si ellos corrompieran tu alma, destruyendo lo que uno tiene de bueno (…). Ellos quieren, a través de la masacre, de la inhumanidad, que uno traicione, que uno rompa todos los vínculos que tiene, como en el caso que vi de una niña, que entregó a su propio padre”.
El trecho de arriba es parte de una larga entrevista concedida por María do Carmo Serra Azul a Adital. Cacao, tal como es conocida por los amigos, es una ex-presa política, que fue torturada en los sótanos del DOI-CODI, uno de los órganos represores de la dictadura militar brasilera.
Presos políticos, como Cacao y tantos otros, son personas que fueron encarceladas por las autoridades de un país por expresar, en palabras o actos, su discordancia con el régimen político en vigencia. Cabe resaltar que la existencia de esos presos, está, usualmente, asociada con regímenes políticos dictatoriales, o sea, no hay presos políticos si no hay dictadura.
Las torturas a las que eran sometidos los presos políticos llevaron al surgimiento de otro término: desaparecidos políticos, personas que simplemente desaparecían después de ser detenidas por la policía.
El sitio web www.acervoditadura.rs.gov.br revela que existen más de 200 muertes oficiales en el período de la dictadura, sin embargo, ese número debe ser mucho mayor, teniendo en cuenta que muchos muertos fueron simplemente “desovados”, para utilizar un término que los propios opresores usaban.
Otro número oficial, que en la realidad también debe ser mucho mayor, es el de los desaparecidos. En el sitio web www.desaparecidospoliticos.org.br se publica un listado de 379 nombres de personas que desaparecieron después de ser detenidas durante el régimen militar. Ese número es bajo si tenemos en cuenta que muchas familias no relataron la desaparición de sus seres queridos por miedo a sufrir represalias por parte de los militares.
Métodos de tortura
“Ellos me hacían el ‘submarino’, introducían mi cabeza en el agua a la fuerza, me ahogaban y después me hacían respirar, como si me hubiese ahogado en la playa, eso me dejaba loca”, se desahoga Cacao al recordar los 15 días que pasó siendo torturada.
Antes de hablar de los órganos de represión, es necesario explicar los métodos de tortura utilizados, que muchas veces eran tan crueles, que llevaban a la muerte a los torturados o los dejaba locos.
Silla del Dragón – “Me ataron a la silla del dragón, desnuda, y me dieron choques eléctrico en el ano, en la vagina, en el ombligo, en los senos, en la boca, en el oído”. (María Amelia Teles, ex-militante del Partido Comunista de Brasil) Era una especie de silla eléctrica revestida de zinc y vinculada a terminales eléctricas, donde los presos se sentaban desnudos. Cuando se lo activaba, el aparato trasmitía choques eléctricos a todo el cuerpo del torturado. Además, muchas veces los torturadores colocaban un balde de metal en la cabeza de la víctima, donde también eran aplicados choques eléctricos.
Palo de arara – “Fui al palo de arara varias veces (uno es atado a un palo como si fuese un ave o un animal para transporte). De tanto porrazo, una vez mi cuerpo quedó en muy mal estado, me agitaba convulsivamente en el suelo”. (Maria do Socorro Diógenes, ex-militante del Partido Comunista Brasilero Revolucionario (PCBR) – El palo de arara es una de las formas más antiguas de tortura, utilizada en Brasil desde la época de la esclavitud. Los torturadores colocaban una barra de hierro atravesando los puños y las rodillas del preso, que quedaba desnudo. La víctima era colgada a cerca de 20 centímetros del suelo, en una posición que causaba dolores desgarradores y no terminaba allí. Después de estar colgando el torturado recibía choques eléctricos, golpizas y quemaduras con cigarrillos.
Ahogamientos – “Los torturadores me introducían con capucha en un tanque de agua sucia, hedionda, asquerosa. Cuando retiraban mi cabeza del agua, yo no podía respirar, porque aquel paño se pegaba a mi nariz.” (Maria do Socorro Diógenes, ex-militante PCBR) – Con este método, los torturadores tapaban las narinas del preso y colocaban una manguera dentro de la boca de la víctima, obligándolo a tragar agua. Otro método de ahogamiento era el de sumergir la cabeza del torturado en un tanque de agua, forzando su nuca hacia abajo hasta el límite del ahogamiento. Muchas veces el preso se desmayaba, lo que no significaba el fin de la tortura.
Heladera – Los presos eran obligados a quedarse desnudos dentro de una celda pequeña hacia lo alto, lo suficiente como para impedirles estar de pie, después de eso los torturadores accionaban un dispositivo que, controlado por ellos, alternaba la temperatura de la celda entre extremadamente baja y lo suficientemente alta que enloquecía a cualquiera. Sumado a eso, altoparlantes reproducían sonidos extremadamente irritantes. Los presos llegaban a pasar días en esas celdas, sin agua ni comida.
Suero de la verdad – Existen varios tipos de “sueros de la verdad”, el utilizado por el régimen militar era el pentotal sódico. Una droga que provoca en la víctima un estado de somnolencia y que reduce las barreras inhibitorias. Bajo su efecto, la persona puede hablar cosas que normalmente no diría (de ahí el nombre de suero de la verdad). El problema es que el efecto de ese suero es poco confiable, ya que la víctima puede tener alucinaciones y fantasear cosas que no son necesariamente verdaderas. Además, en algunos casos, la droga puede llevar a la muerte.
Palizas – “Ellos giraban a los presos dentro de las celdas y los empujaban contra la pared, dejando marcas de sangre por todos lados, mi marido tiene una cicatriz en la cabeza hasta hoy a causa de ello” (Cacao) – Como el propio nombre lo dice, era literalmente una paliza. El preso recibía agresiones físicas de todas las maneras posibles, entre las más violentas estaba el “teléfono”, donde el torturador golpeaba con las dos manos, en forma de concha, al mismo tiempo en los oídos del preso. Esta técnica dejaba al torturado zonzo y podía hasta estallarle los tímpanos, causando sordera permanente.
Abusos sexuales – “Ellos usaban y abusaban. Sólo nos interrogaban totalmente desnudas, juntando el dolor de la tortura física con la humillación de la tortura sexual”. (Gilse Cosenza, ex-militante de Acción Popular, AP). Una forma cruel de tortura, ya que afecta tanto lo físico como lo psicológico. Esos abusos se sumaban a las golpizas, insultos y mucha sumisión, muchas veces además del estupro, hombres y mujeres tenían objetos introducidos en sus cuerpos.
Tortura psicológica – “Con certeza la peor tortura fue ver mis hijos entrando en la sala cuando yo estaba en la silla del dragón. Estaba desnuda, toda orinada a causa de los choques eléctricos. Cuando me vio, Janaína preguntó: ‘Madre, ¿por qué estás azul y nuestro padre verde?’. Edson dijo: ‘Ah, madre, aquí la gente queda azul, ¿eh?’. Ellos también me decían que iban a matar a los niños. Llegaron a decir de que Janaína ya estaba muerta dentro de un cajón”. Considerada por muchos como la forma más cruel de tortura. Iban desde la humillación del preso hasta amenazas de violencia contra sus familiares. Mujeres embarazadas o que tenían hijos recién nacidos, muchas veces escuchaban decir a los torturadores que nunca más los verían. Hay también relatos de hombres que eran obligados a ver los abusos sexuales contra sus mujeres.
Los órganos de represión
“Usted, ahora, va a conocer la sucursal del infierno”. (Palabras proferidas por un oficial del ejército a Frei Tito, cuando éste era llevado hacia el interrogatorio y, consecuentemente, a las torturas)
“Decían que la tortura no era institucional, yo me entregué en la 10ª Legión militar y salí de allá encapuchada y sufriendo agresiones, entonces, todo es una gran mentira, todos sabían lo que ocurría con los presos políticos (…). En el propio cuartel, había una placa con la sigla DOI-CODI”, recuerda Cacao, sobre el día en que se entregó a la policía.
Los órganos de represión de la dictadura militar brasilera eran varios, pero vamos a atenernos a los más importantes y temidos, como el DOI-CODI. Fue en los sótanos de ese órgano donde la mayoría de los presos políticos fueron torturados, humillados y muchas veces asesinados.
El DOI-CODI, que era dirigido por el entonces Capitán Carlos Alberto Brilhante Ustra, estaba constituido por dos órganos diferentes, el Destacamento de Operaciones y de Informaciones (DOI), responsable de las acciones prácticas de búsqueda, detención e interrogatorio de sospechosos, y el Centro de Operaciones de Defensa Interna (CODI), cuyas funciones incluían el análisis de informaciones, la coordinación de los diversos órganos militares y el planeamiento estratégico del combate a los grupos de izquierda. Aunque fuesen dos órganos distintos, eran frecuentemente asociados en la sigla DOI-CODI, lo que reflejaba el carácter complementario de los dos órganos.
Ustra, en 2008, se convirtió en el primer militar en ser reconocido por la Justicia brasilera como torturador en el período de la dictadura. Durante una sesión de la Comisión de la Verdad, en 2013, el ex-sargento del Ejército Marival Fernandes declaró que el ex-comandante, era el “señor de la vida y de la muerte” del DOI-CODI y que “elegía quien iba a vivir y quien a morir”.
Otro brazo importante de la represión y que causaba escalofríos en los presos era el Escuadrón de la Muerte, liderado por el delegado Sergio Fleury. El Escuadrón, que surgió en la década de 1960 en San Pablo, era un grupo paramilitar cuyo objetivo era perseguir y matar a supuestos delincuentes tenidos como peligrosos para la sociedad.
Su comandante, Fleury, era uno de los más crueles interrogadores, frecuentemente los presos interrogados por él morían durante las torturas. “Él frecuentemente contaba victorias, afirmando haber sido la persona que mató a Marighella”, cuenta Cacao.
María do Carmo fue una de las personas que enfrentó el interrogatorio de Fleury y sobrevivió. Ella cuenta que todos los interrogatorios realizados por él alternaban torturas con conversaciones. “Él me preguntaba: ¿te está gustando? ¿Quieres que te lo repita? Entonces yo decía: ¡no! Y él retrucaba, pues entonces habla. Y yo respondía: pero es que no se”.
Censura
Además de la represión violenta, había también censura. Durante la dictadura, fue enorme la censura a las producciones culturales que contrariaban las doctrinas militares. El órgano responsable de la censura, durante el régimen, era la División de Censura de Diversiones Públicas (DCDP). Para aprobar la letra de una canción, por ejemplo, era necesario enviarla al DCDP y si no era liberada por el órgano, la grabadora podía abrir un recurso a ser juzgado por los censores, que estaban en Brasilia. Ellos analizaban cómo se trataban las buenas costumbres y la crítica política contra el régimen militar.
“Ellos se creían omnipotentes, inalcanzables, lo que no era tan verdad. Yo tenía aún el control sobre lo que yo haría. Lo que ellos querían, yo lo sabia, y sólo lo diría si yo lo quisiera”, resalta Cacao.
Curiosidades
Algunos hechos curiosos ocurrieron en la época de la censura, cosas que pocas personas saben. Veamos:
Gilberto Gil hizo la composición de la canción “Aquel abrazo”, después de haber sido detenido en un carro blindado de la policía. Él pensó que sería asesinado.
Chico Buarque, cuando escribió la canción ‘Apesar de você’, lo hizo por el disgusto que sentía por la falta de libertad durante la dictadura. El cantor expresó su decepción en la canción, donde la crítica se disfrazada como si fuese una pelea entre enamorados. Al enviar la canción al departamento de censura, él imaginó que la letra sería vetada, pero terminó siendo liberada;
Después de la grabación de “Apesar de você”, los censores se volvieron bastante rígidos con Chico Buarque, que entonces pasó a utilizar también el heterónimo Julinho de Adelaide, para huir de la censura. Después del descubrimiento de que Julinho de Adelaide y Chico eran la misma persona, los censores pasaron a exigir copias de RG y CPF a los artistas.
Mateus Ramos
http://site.adital.com.br/site/noticia.php?lang=ES&cod=79806
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